CAPÍTULO 8

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  Supuse que me esperaba un reclamo apenas Benja me viera, pero, para mi sorpresa, estaba bastante cariñoso así que simplemente me llenó de besos, hasta que me metí a bañar. Salí lo más rápido que pude y me vestí bastante simple. Él me esperaba con una sonrisa al lado de la puerta y salimos del departamento agarrados de la mano.

Subimos a su auto y condujo hasta un restaurante que quedaba a tan solo diez minutos, por suerte, porque sinceramente moría de hambre.

- No me gusta estar peleada con vos - dije agarrando su mano por encima de la mesa una vez que pedimos la comida
- Crees que a mi sí me gusta?
- Bueno entonces no peleemos más por boludeces - hice una pausa - ya se que cuando me pongo caprichosa soy bastante insoportable, y también un tanto impulsiva - agregué y él asintió con una sonrisa - pero te amo, y si hay algo que me pone mal es estar peleada con vos
- Yo también te amo Ori, y te amo hasta cuando te pones así, caprichosa, enojada...
- Bueno, ey, vos también tenés tus cosas
- Ya lo se - dijo riendo - por eso mismo, siento que últimamente pasamos tanto tiempo juntos que buscamos cualquier excusa para pelearnos
- Que querés decir? - pregunté algo confundida
- Que capaz está bueno darnos un poco de aire, extrañarnos, como pasó ayer
- Ah, si puede ser - se me había borrado la sonrisa automáticamente.

Tenía razón, a mi me encantaría pasar más tiempo sola, o con Jenny, y no estar todo el día pegados, pero me sorprendió que me lo dijera así, tan directo.

Nos trajeron los platos y comimos un poco en silencio y otro poco hablando de cosas totalmente superficiales. Hasta que a Benja le sonó el celular. Noté como enseguida se tensó y su casa pasó a demostrar incomodidad y nervios.

- Hablá, no pasa nada - dije rápidamente y él dudó hasta que por fin atendió.

- Hola - dijo bajito y con mala cara - Ahora tiene que ser? - intenté parecer distraída con mi celular pero no podía evitar escuchar - Bueno está bien, ahora paso por ahí. Un beso - cortó y levanté la mirada para verlo.

- Todo bien? - pregunté y él asintió - Quien era?
- Ehh, mi jefe, cosas de trabajo, ya sabes como es... Me tengo que ir gorda, tengo que pasar a buscar unos papeles
- Si no hay drama
- Vamos, te dejo en tu casa - dijo mientras llamaba al mozo para pagar la cuenta.

Me levanté de la silla y luego de ponerme el abrigo salimos del lugar para subirnos al auto. El camino de vuelta fue algo silencioso y su cara seguía igual de tensa desde que le sonó el celular. No podía pasar por alto su actitud pero tampoco me pareció el momento para preguntarle. Ya sabía cómo lo ponía tener que hacer cosas para el trabajo los fines de semana así que supuse que era solo eso.

- Perdón - dijo cuando estacionó en la puerta de mi edificio - por como tuvo que terminar el almuerzo
- No pasa nada Benja, está todo bien - contesté y él me sonrió
- Y sobre lo que hablamos antes... Ya sabes, es solo para que estemos mejor - dijo y asentí
- Si, ya se, y ojalá así sea - murmure acercándome un poco para luego dejar un suave beso en sus labios
- Te amo - susurró y sonreí
- Yo también - dije finalmente y abrí la puerta para salir del auto - Nos vemos - agregué asomando la cara por la ventanilla y él asintió.

Subí las escaleras pensando en todo lo que había pasado y la verdad que me sentí un poco rara. Quise creer que Benja hacía esto para que estuviéramos mejor y no porque se estaba hartando de mí, pero cuanto más lo pensaba más me convencía la segunda opción.

  Me preparé un café y la llamé a Jenny. Desde el viernes que no la veía y la necesitaba ahora más que nunca. A los diez minutos ya me estaba tocando timbre. Nos sentamos juntas con un helado de por medio y le conté absolutamente todo, desde la visita de Julian la noche anterior, hasta la pelea y reconciliación con Benja y su extraña "propuesta". Ella solo me miraba muy atenta y esperó a que terminara de largar todo para opinar.

- Me parece raro lo de Benja, como que él siempre fue el más enganchado de los dos, el que siempre viene acá, el que siempre está pegote. Es raro que de la nada quiera todo lo contrario. Ojo, capaz que se dio cuenta de que ya era un exceso y quiere cambiar, pero como te dije, me parece un poco raro
- Raro malo? Yo lo vi como una forma de irme dejando de a poco - dije con mala cara y ella se encogió de hombros
- No se, no creo que sea para tanto, sino te lo hubiera dicho de una. Ori, él te quiere, se nota, no creo que de un día para el otro quiera dejarte
- Si pero, no se - bufé y ella rió
- No será que vos querés que te deje?
- Que decís Jenny? No, nada que ver - dije elevando el tono de voz
- Bueno entonces relajate, vas a ver que todo va a volver a la normalidad - dijo muy tranquila mientras me acariciaba el pelo.

Pasamos la tarde comiendo y mirando tele, típico domingo, hasta que se me ocurrió la brillante idea de ir a tocarle timbre a Julian, con la excusa de invitarlo a tomar mate. Quería presentárselo a Jenny, para que por fin me entendiera. Salí por la puerta bastante entusiasmada y esperé un par de minutos luego de tocar timbre hasta que por fin la puerta se abrió. No era con lo que esperaba encontrarme, y mi cara seguro lo demostró.

- Sí? - preguntó amablemente una chica
- Disculpa, Julian está? - dije algo cohibida, la verdad que era muy linda y tenía un cuerpo envidiable
- Está un poco ocupado, pero te lo llamo - dijo sonriendo y tragué saliva - Juli, mi amor, te buscan - gritó y mi cara se transformó al instante... Mi amor?

A los pocos segundos apareció él por detrás de la rubia. En cuero, acomodándose el jean y con el pelo bastante alborotado. Mi corazón empezó a latir más acelerado que de costumbre y no pude disimular mi mala cara.

- Los dejo solos - dijo ella con la sonrisa aún dibujada en su rostro y a los pocos segundos ya había desaparecido.

Él me miró con una mezcla de sorpresa e incomodidad y no supe si quedarme ahí parada o salir corriendo a la cuenta de tres.

- Perdón - dije en un hilo de voz y él rió - no quise interrumpir, ya me voy
- Ey, para - gritó agarrándome por el brazo - a qué viniste?
- Eh... nada, estoy con una amiga tomando unos mates y pensé que capaz querías venir. Pero no sabía que estabas ocupado, perdón
- No pasa nada - dijo con una sonrisa - gracias por la invitación, puede quedar pendiente?
- Si obvio, lo dejamos para otro día - dije algo nerviosa - Bueno, mejor dejo de robarte tiempo, nos vemos
- Nos vemos Ori - gritó cuando empecé a caminar hacia mi apartamento.

Entré con mi peor cara y cerré la puerta de un golpe. Jenny me miró sorprendida y empezó a reír al ver mi cara.

- Que pasó amiga? No estaba el vecinito? - preguntó graciosa y la fulminé con la mirada
- Estaba sí, pero no puede venir - dije sentándome a su lado
- Por qué?
- No se, está ocupado, con una minita - dije de mala gana y ella largó la risa
- Ay me muero, estas re celosa
- Que decís tarada? Nada que ver!
- Bueno bueno, entonces cambia la cara, otro día lo conoceré...

No paró de hacerme jodas sobre Julian hasta después de comer, a eso de las 10, cuando se fue. Me recosté en el sillón a tomar un café con galletitas antes de acostarme, hasta que unos ruidos me sacaron de mis pensamientos. Eran una especie de chiflidos y provenían de afuera. Me acerqué al balcón y lo vi, asomado, llamándome.

- Estas loco Julian, vas a despertar a todo el edificio - dije entre risas mientras cerraba la puerta atrás de mí
- Perdón, dormías? - preguntó preocupado y negué con la cabeza
- Que querías?
- Hablar, no se, te quería pedir perdón por lo de hoy, fue un poco bizarro - dijo frunciendo el ceño y reí por lo bajo - vení pasá - agregó extendiendo su mano para ayudarme a saltar el murito que separaba su balcón del mío.

Agarré su mano y un escalofrío me recorrió el cuerpo. Salté algo nerviosa y él rodeó con su mano libre mi cintura para sostenerme cuando caí, quedando a poca distancia de mi rostro.  

Del Otro LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora