CAPÍTULO 32

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  - Feliz cumple amiga! - su grito me dejó prácticamente sorda, y casi nos caemos las dos al piso en su tan efusivo abrazo
- Gracias linda - dije entre risas, mientras me extendía una bolsa algo grande - No te hubieras molestado!
- Decime si te gustan - exclamó, ansiosa
- Ay, no pueden ser más lindos - grité, sacando rápidamente los zapatos de la caja para probármelos - Me encantan, hoy me los pongo, olvidate!
- Me alegro que te gusten, después cuando me vaya lees la carta porque sino me da vergüenza
- Que tonta, obvio que la voy a leer, muchas gracias amiga - dije volviendo a abrazarla.

- Tiziana - gritó en cuanto la vio atravesar la puerta del cuarto, y corrió a saludarla
- Ah listo, me encanta la bola que me das - dije ofendida y ambas rieron
- Que haces acá enana?
- Larga historia - interrumpí, para evitarle el cuestionario - después te cuento
- Que potra que estás nena - dijo mirándola de arriba a abajo
- Y vos no te quedas atrás eh
- Bueno, bueno - volví a interrumpir
- Ay se pone celosa ella - dijeron casi a la misma vez, ganándose un almohadonazo cada una.

Comimos lo que trajo Jenny mientras hablábamos de todo un poco, con música de fondo. La puse al tanto a mi hermana de temas de los que no había podido hablar antes, como Benjamín, y Julian. A Jenny le sirvió porque estaba medio perdida con ese tema.

- Pablo me dijo que Benja a la mina la conoció en el verano, y que venían hablando desde que volvieron a Buenos Aires, pero que se empezaron a ver más seguido en mayo o junio
- Ahí todavía estábamos re bien nosotros, sin ningún problema, después dice "ay estuve con ella cuando nosotros estábamos mal", lo odio - dije con bronca
- Es un idiota, no se merece ni que hablen más del tema, basta - dijo Titi y asentí, dándole la razón - Ay quiero conocerlo a este chico, Julian
- Na, ni me hables de él, Julian ya fue, no aproveché cuando tuve la oportunidad y ahora que yo quiero, él no
- Cómo que no? Por qué? - preguntó Jenny enseguida
- Por la novia, por qué no me dijiste que tenía novia? Quedé como una boluda, me re cortó el rostro
- Qué? - gritó - Julian con novia? - agregó muerta de risa
- Si, y no le veo ninguna gracia, me podrías haber evitado semejante escenita si me avisabas
- Pero no seas tarada Oriana, mira si va a tener novia? No sabes la cantidad de minitas que le tuve que espantar todo este tiempo
- O sea que no solo me mintió sino que sigue igual que antes?
- Igual o peor, después de que se peleó con vos el resentido andaba con varias por noche cuando salíamos, para ahogar sus penas - dijo riendo, pero a mi no me hizo ninguna gracia
- Ah, que lindo saberlo - dije con mala cara y ambas rieron - O sea que anda con cualquiera menos conmigo, a mi me inventa que tiene novia
- No se por qué te habrá dicho eso, pero yo que vos le sigo el jueguito, total ahora sabes que no tiene ningún tipo de compromiso con nadie - dijo haciéndome una guiñada, pero ni eso me motivó demasiado.

Nos cambiamos escuchando música movida para prepararnos para la noche, lo cual en mi caso no hacía falta, hace mucho tiempo que no salía y mis ganas de divertirme y olvidarme de todo eran incontrolables. A eso de las once ya estábamos listas. Entre las dos me eligieron la ropa, una calza color bordó, junto con una remera negra, suelta y estampada, simple. Lo combiné con los zapatos nuevos que me regaló Jenny y un maquillaje muy sencillo.

Al poco rato sonó el timbre, Agustín. Lo abracé con tanta fuerza que por un momento pensé que iba a quebrarlo, es que hacía mucho que no lo veía y lo extrañaba un montón. Me tiró de los cachetes como si fueran de goma, mientras me cantaba el feliz cumpleaños. Reí y le pegué fuerte cuando me soltó, siempre tan bruto él. Jenny también se encargó de abrazarlo y le presenté a mi hermana junto con un par de señas para darle a entender que con ella no, provocando que todos rieran de lo obvia que fui, pero no me importó.

Por suerte Agus había traído bebidas, porque mis ganas de bajar a comprar eran nulas. Ni cinco minutos habían pasado y nosotros ya estábamos con nuestros vasos en mano, arrancando a tomar.

"Pensás venir vos?" - le mandé, sin vueltas y muy sobria.

"Ansiosa? No quería molestar desde temprano, pero abrime que ya salgo"

"Dale salí tarado"

Estaba recostada sobre mi puerta, esperando, cuando lo vi salir. Lo lindo que le quedaba ese chupín negro, dios mío. Arriba tenía una camisa de jean clarito, abierta, con una remera blanca y estampada por debajo. Su pelo como siempre tan alborotado y el olor particular de su perfume, el cual siempre me volvió loca, se sintió enseguida en el ambiente. Me mordí el labio aprovechando que no me veía, mientras cerraba con llave la puerta de su departamento y admito que tuve que contar hasta mil para no hacer nada indebido. Malditas hormonas, y maldito él.

- Te tomaste muy a pecho lo de ponerte lindo eh - dije casi sin pensarlo, y me arrepentí apenas lo largué
- Bueno, gracias - contestó, algo cohibido ante mi mirada - vos también estás muy linda.

Le sonreí al instante y dejé un beso en su mejilla antes de hacerle señas de que pasara. Se saludó con los chicos apenas entró, y por último mi hermana.

- Titi, mi hermana, Julian - dije señalando a cada uno, en modo de presentación
- Al fin te conozco, un gusto - dijo ella con simpatía, mientras le daba un beso
- Lo mismo digo, tu hermana me habló mucho de vos
- Ah sí? Que raro - dijo y le volví a tirar un almohadón por la cabeza.

Por suerte Titi se había integrado muy bien, enseguida estaban hablando todos con todos, muy tranquilamente, como si se conocieran desde siempre. Me daba mucha ternura verla tan cómplice con Julian, le festejaba todos los "chistes" y digamos que cada tanto se complotaban para pelearme a mí.

No me animé a hablarle hasta el tercer o cuarto vaso, cuando con la excusa de rellenarlo, terminé sentada a su lado en el sillón.

- Ey, vos - dije dándole una palmada en la rodilla
- Ey, yo - respondió con una sonrisa algo contagiosa
- Todo bien?
- Todo bien, vos?
- Bien. Y tu novia? No se enoja porque salís?
- No, ella confía en mí
- Hace muy mal - dije, siguiéndole el juego
- Hace muy bien, si yo soy un santo - dijo intentando parecer convincente
- Ajam sí, claro - di otro trago y él rió
- Cómo estas pasando los últimos minutos de tu cumple? - preguntó para cambiar de tema rápidamente
- Genial, la verdad que ayer a esta hora no imaginaba que la iba a pasar tan bien, y en parte es gracias a vos, sino hubiera estado deprimida hasta hoy al mediodía
- Hice lo que pude, a veces estar solos nos deprime más de lo normal, y siempre esta bueno tener a alguien para que te escuche o simplemente esté ahí, haciéndote pensar en otras cosas
- Si, la verdad que no se que hubiera hecho estando sola. Gracias, en serio
- No empieces - dijo negando con la cabeza y reí
- Gracias - repetí, sabiendo que le molestaba
- Basta
- Gracias - dije entre risas y me fulminó con la mirada antes de pasar su brazo por detrás de mi cabeza hasta llegar a taparme la boca con su mano.

Me sacudió un poco sin soltarme y yo intentaba gritar, lo cual nunca llegó a escucharse.

- Te calmaste? - preguntó y asentí rápidamente, mientras intentaba con ambas manos apartar la suya de mi boca - Decís otra vez esa maldita palabra y no salís eh - amenazó y reí para adentro.

- Tarado - grité luego de recuperar el aliento
- Vos - dijo divertido y le pegué en el hombro, como tantas otras veces.  

Del Otro LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora