LA VIUDA

48. Hagamos una fiesta

Esa misma noche todos se quedaron en el rancho Alcázar por precaución, a pesar de las peticiones de Samuel y Flavio, Felipe se marcharía mañana a la ciudad nuevamente confiando en que sus hijos van a saber solucionar el momento intenso que estaban viviendo.

Andrea: sigo sin creer que ese maldito se haya escapado-salió del baño con el pijama puesto y se metió en cama junto a Samuel.

Samuel: a mí tampoco me entra en la cabeza, la policía debería darnos más seguridad, saben que Irina y tu son un claro objetivo de Lucas, deberían estar aquí vigilando, mañana pienso encargarme de ello.

Andrea: me preocupa la niña-él la miró-estará cerca de mí y de Irina, corre peligro... tal vez la idea de vivir juntos ahora mismo no sea buena

Samuel: claro que es buena-agarró su rostro-estando contigo que eres su madre estoy convencido de que no va a pasarle nada, necesito teneros juntas a las dos, ¿vale? Lucas no va conseguir sus propósitos.

Andrea: esperemos-él besó sus labios-¿Por qué no podemos ser completamente felices? Estábamos tan bien en la playa y ahora, justo pasa esto-suspiró.

Samuel: ven, anda-la agarró de la cintura y la abrazó junto a su pecho-todo va pasar ¿vale? Seguiremos aquí y conseguiremos esa ansiada tranquilidad en nuestras vidas, estando juntos todo irá bien.

Andrea: ahora que te tengo jamás me separaré de ti, pase lo que pase, te quiero Samuel.

Samuel: yo también a ti.

Besó sus labios con extrema delicadez mientras ella se dejaba envolver por sus brazos, los labios de Samuel ardían sobre los suyos mientras se movían con ternura, notando su húmeda lengua dentro de su boca explorando cada rincón con detenimiento.

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Flavio: no voy a permitir que te pase nada ¿vale?-Irina miraba la ventana con intensidad y él se acercó con el torso desnudo-eh, pequeña-ella lo miró con los ojos vidriosos.

Irina: no quiero que me haga nada, tengo tantas expectativas contigo... quiero vivir tantas cosas.

Flavio: y las llevaremos a cabo todas y cada una de ellas, confía en mi-beso su hombro delicadamente-estando a mi lado no te pasará nada

Irina: gracias por hacerme vivir de nuevo-sus lagunas azules se posaron en él con un brillo especial y él perdió el norte para besarla-hazme tuya Flavio-balbuceó en sus labios.

Sus labios empezaron cumpliendo la orden que ella le había dado, cogió su cara entre sus manos mientras la besaba y la apoyó contra la pared de la habitación, allí comenzó a descender sus manos sobre su cuerpo mientras ella comenzaba a tener un ligero rubor en las mejillas.

Las manos de Irina se posaron sobre su torso a la vez que se mordía el labio, no se resistía al cuerpo tan estructural que tenía su novio, él llegó al final de su camisón y lo levantó sacándolo por la cabeza de ella, posó las manos sobre su cintura y le dio la vuelta quedando de espaldas a Flavio y él apartó su pelo para inclinarse sobre la curvatura de su cuello y besarlo mientras ella comenzaba a evocar el placer que sentía.

Paso la mano por su espalda y en su trayecto soltó su sujetador liberando sus pechos, él se acercó a ella e Irina pudo notar su hombría impactando contra su trasero, estaba completamente erecta, ella presionó esa parte y el gimió levemente sobre su oído, acercó una de sus manos a uno de sus pechos y besó su cuello ascendiendo a la vez que buscaba los labios de ella.

Irina permanecía con los brazos apoyados contra la pared mientras notaba como lentamente Flavio descendía las manos sobre su vientre y los metía estratégicamente dentro de su ropa interior, abrió los ojos de pronto cuando noto sus dedos en la entrada de su sexo, la mirada de él estaba oscurecida de placer mientras el trasero de Irina seguía presionándose sobre su hombría.