67. ¡Tú no!

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Andrea puso un pie en la casa, el más absoluto de los silencios predominaba en ella, tragó saliva y continuó caminando por la estancia, se aproximó al despacho y cogió dos armas, se dirigió a la cocina y, como habían acordado, se las dejo a Fabio dentro del horno, después continuó, subió las escaleras y entró en su cuarto para servirse de una pistola volvió a bajar las escaleras, observando la tranquilidad que allí se hallaba y se sentó en el sofá para esperar a Beatriz.

Pasaron varios minutos hasta que comenzó a sentir de fondo el caer de un líquido, al igual que un fuerte olor proveniente del despacho, de pronto la presencia de su enemiga estaba sus espaldas, en sus manos portaba dos botes de gasolina completamente vacíos que echó a sus pies, ambas se observaron con el rostro altivo, aquello parecía un duelo de lo más reñido, automáticamente Andrea se levantó.

Andrea: ¿Dónde está?

Beatriz: ¿de verdad creíste que iba a traérmelo aquí?-negó con la cabeza-de eso nada monada... lo deje en una cama esperando a que regrese para que lo haga mío nuevamente.

Andrea: enferma del demonio-se acercó a ella a paso firme y le soltó la primera bofetada.

Desde que se quedaron solos en aquella casucha, Manuel había reincorporado a Samuel en su sitio, ambos se miraban detenidamente, analizándose el uno al otro, mientras en su cabeza, Samuel, pensaba su siguiente paso

Samuel: ha de ser frustrante que siendo un bastardo beneficien a otro antes que a ti ¿no?

Manuel: ¡Cállate!

Samuel: has tenido muy mala suerte, lo sé, pero si me sueltas, no dudaré en darte mi parte, yo no la necesito.

Manuel: ¿crees que puedes comprarme con eso? No sé que vio la loca de mi hermana en ti, por qué inteligencia lo dudo

Samuel: ¿de verdad crees que ella va a renunciar a toda esa riqueza?

Manuel: ¿perdón?

Samuel: es obvio que te está utilizando-tras la caída y varios forcejeos la cuerda comenzaba a ceder aflojándose-solo te quiso para escapar del manicomio, en el momento que se libre de Andrea y de Aurora, te utilizara para que metas a Fabio en él nuevamente-poco a poco iba logrando que la cuerda se aflojase cada vez más-y antes de fugarse conmigo ¿sabes qué es lo que hará?-Manuel escuchaba atentamente y de pronto negó-acércate-murmuró y el hombre obedeció mientras lograba soltarse del todo-va acusarte con la policía y se quedara ¡CON TODO!.

Gritó en su cara mientras se abalanzaba sobre él, cayendo los dos al suelo, ambos se enzarzaron en una pelea a pesar de que Samuel tenía los pies atados en la silla, Manuel trataba de devolver cada golpe que Samuel le propinaba, mientras ambos se repartían golpes el uno al otro, ágilmente cogió una figura de la mesa de la sala y con sus fuerzas golpeo la cabeza de Manuel dejándolo inconsciente sobre su cuerpo, lo empujó a un lado y comenzó a desatarse, se levantó y tomó un teléfono.

Irina: ¿diga?

Samuel: Irina soy Samuel...

Irina: ¡Oh dios Samuel!-todos en la sala se levantaron-¿Dónde estás?

Samuel: no hay tiempo, estoy escapando, Andrea está sola con Beatriz en el rancho Alcázar, manda a la policía hacia allí yo voy de camino, ¡YA!-colgó y abandonó la casucha.

Irina: ¡Mierda!-dejó el teléfono.

Flavio: ¿Qué pasó? ¿Dónde está?

Irina: Andrea no está descansando y Fabio no fue a ayudar a la policía-Aurora comenzó a respirar agitadamente.

LA VIUDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora