9. Yo te cuidaré

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Samuel: pero sabes una cosa... ella no era así-Flavio lo miró confuso.

Flavio: ¿Qué quieres decir? ¿La conoces?

Samuel: esa mujer es la viuda de mi medio hermano-Flavio abrió los ojos.

Flavio: ¡¡Estás de broma!! ¿La dulce Andrea que tanto describías?

Samuel: la misma... bueno-se rascó la cabeza-no tan misma

Flavio: ni tan misma eh, cambio su dulzura por el azufre del infierno.

Samuel: ¡FLAVIO!-soltó una risa-no tienes remedio.

Flavio: uf, el remedio no lo vas tener tú con esa mujer, cualquiera dialoga con ella y hace negocios con ella... ¿cómo le vas explicar lo de los estudios que hiciste sobre sus tierras?

Samuel: pues si no se lo explico por las buenas, tendré que utilizar otras formas.

Flavio: ¿y qué formas utilizarás?-guiñó el ojo.

Samuel: para, terco... sé por dónde vas-Flavio empezó a pellizcar su brazo.

Flavio: vamos, ¿acaso me vas a decir que no la viste bonita? Es muy hermosa esa mujer.

Samuel:-se quedó pensativo, realmente tenía razón... los años la habían desarrollado muy bien-está endemoniada, además, es la viuda de mi medio hermano, no sería correcto.

Flavio: ¿correcto? Samuel-soltó una risa-con esa mujer yo haría lo incorrecto toda mi vida, a ver, has dicho que en su día era dulce ¿no?-Samuel afirmó-pues esa dulzura tiene que seguir ahí, solo escarba un poco, tampoco será tan dura...

Samuel: hablas de que conquiste a otra mujer con fines empresariales sin darte de cuenta de que 1. Tengo novia 2. No está bien que conquiste a una mujer con esa finalidad y 3. Andrea me conoció... en el momento en que sepa que soy el hermanastro de su marido me mandará al infierno.

Flavio: ¡oh Samuel!-resopló-Patricia es la mujer más aburrida del planeta, no la quieres, a leguas se ve que solo os une la estabilidad de un par de años de relación, eres capaz de sobrevivir sin ella, sin embargo, recuerda a Andrea, ese porte, esa belleza, ese rudo carácter, es de esas mujeres que arrasa por donde pasa, esas que enganchan y vuelven loco, es lo que le hace falta a tu tranquila y cómoda vida, qué más da que seas hermano de su marido, él está muerto.

Samuel: para... estás consiguiendo desordenarme la cabeza y tengo que tenerla muy fría-abandonó la sala metiéndose en el despacho.

En la habitación de Samuel, Patricia ya tenía sus cosas instaladas y su ropa colocada en el armario, salió al balcón y admiró el paisaje con cara de asco.

Patricia: lo que una hace por un poco de caso y dinero-suspiró y sacó su teléfono, marcó un numero-hola mamá, si... ya estoy en este dichoso pueblo-escuchaba los reclamos de su madre-mamá no me va pedir que me case con él a la de ya, deberé hacer más cosas...-escuchó a su madre-si... me ganaré a esa estúpida niña... ¡CLARO! No me digas cosas que ya son obvias, me haré amiga de esa niñita y en cuanto me case con Samuel pienso mandarla a Europa a un internado, al más cochino y recóndito del mundo-colgó rápidamente al sentir ruidos en la puerta.

Samuel: ¿ya estás instalada?

Patricia: si-sonrió-hay mucho que hacer por aquí...

Samuel: tienes vía libre para colocar lo que sea-la agarró de la cintura-confío en tu buen gusto.

Patricia: lo sé, gracias, estoy pensando en una fiesta de... bueno, bienvenida.

Samuel: me parece bien, lo que necesites-hizo una pausa-sé paciente con Aurora, ¿vale? En cuanto vea que puede confiar en ti, seréis muy buenas amigas.

LA VIUDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora