10. ¿Quién te crees que eres?

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A la mañana siguiente Samuel y Flavio conversaban en la sala.

Flavio: deberías visitarla y comentarle lo del informe.

Samuel: ¿Por qué no vas tú?-el rostro de Flavio se desencajó y Samuel soltó una carcajada-¡Espera! ¿Le tienes miedo a la viuda?

Flavio: ¡NO!-se puso colorado.

Samuel: ¡Flavio por favor!-comenzó a reírse mientras Flavio lo empujó-no creo que te coma, ¿o sí?

Flavio: ¡Venga! Ríete más que no me ha parecido suficiente, claro que iré a verla, que le voy tener miedo yo a esa mujer, iré y le diré que hicimos un estudio en el que-tragó saliva mientras su rostro se desencajaba de nuevo-se ve que nos está robando territorio.

Samuel: ¡GRACIAS POR IR!-dijo marchándose por la puerta-Voy conocer los terrenos.

Flavio: ¡vuelve aquí!-corrió a la puerta-¡ESA MUJER ME VA MATAR! ¡NECESITO APOYO DE HERMANO!-ya era tarde y Samuel había abandonado la casa-en que líos te metes Flavio León...

Caminaba entre las rocas en busca de uno de los lugares más tranquilos de sus territorios, años después de la tragedia lo encontró por casualidad y no se perdonó no haberlo encontrado antes, llegó a la orilla del río tras cabalgar durante una buen rato y comenzó a desvestirse dejando sus pertenecías sobre el caballo, solo se quedó con la ropa interior y se adentró entre las aguas para relajarse.

Patricia miraba unos catálogos junto con Aurora, si quería estar bien con Samuel y permanecer al lado de él y de su dinero debía conquistar a su ahijada para que las cosas fuesen más fáciles para ella.

Patricia: mira para tu habitación el color rosa estaba perfecto, en la habitación del final del pasillo vi un montón de espacio para tocador, espejos, haremos un cuarto digno de una chica tan bonita como tú.

Aurora: ¿al final del pasillo?-soltó una risa-dormiré en la que está enfrente a la de mi padrino-la fría mirada de Patricia se clavó en ella

Patricia: ¿no quieres más intimidad un poco más lejos?

Aurora: no... en ese cuarto estoy muy bien, aparte se ven los campos de algodón, ¡ah! No quiero rosa para las paredes... se ve muy cursi, prefiero tonos azules o tal vez verdes para mi cuarto.

Patricia: está bien... como digas-puso los ojos en blanco.

Aurora: ah y tengo unas ideas para el despacho de mi padrino que le van encantar... seguro que a ti también.

Patricia: claro...-sonrió falsamente-haremos una gran labor.

En medio de su trance, Andrea, escuchó un crujido de las ramas, aquello anunciaba que alguien estaba merodeando por allí y por lo tanto entrando en sus terrenos, salió con naturalidad del agua y se puso la camisa despacio, tratando de disimular que no se daba cuenta de la invasión a sus predios, con delicadeza cogió su escopeta y apuntó a la arboleda que cubría el rio en el que se estaba bañando.

Samuel: apuntas al lado equivocado-del sobresaltó se escapó un tiro y Andrea se enfureció.

Andrea: ¡Qué demonios haces en mis terrenos!

Samuel: ¿tuyos? Creo que mi extensión llega hasta aquí.

Andrea: ¿perdona?-soltó una carcajada-mis escrituras marcan todo lo contrario, deja de jugar al ranchero experto por que no te pega, niño de ciudad-él trató de acercarse a ella, pero interpuso su escopeta entre ambos-vuelve por donde viniste.

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