46. ¡Se escapó!

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Después de cenar animadamente y ver una película en la sala Aurora se fue a la cama cayendo rendida en los brazos de Morfeo.

Andrea: está cansada pobrecita-la observó desde la puerta, Samuel rodeó su cintura-has hecho un gran trabajo con ella...

Samuel: gracias-se apoyó sobre su hombro-ven vamos-caminaron hasta la habitación y él sonrió.

Andrea: sé por dónde vas-soltó una pequeña risa-piensa en la niña.

Samuel: la niña ya está mayorcita, no se va enterar de nada, vengase para acá mujer-la agarró de la cintura y la estrelló contra su cuerpo, ella se estremeció al notar el bulto de sus pantalones.

Colapsó su boca con un intenso beso en el que sus labios se movían en perfecta sincronía, lentamente introdujo su lengua dentro de la boca de ella, explorándola en su profundidad mientras la acorralaba dulcemente contra la pared, colocó sus manos sobre la cintura y se perdió en ella mientras Andrea sacaba la camiseta de Samuel por encima de su cabeza.

Las manos de él se deshicieron de su vestido dejándola en ropa interior, admiró detenidamente como ambas prendas recogían a la perfección las partes claves de su cuerpo y avanzó con una sonrisa hacia sus labios a la vez que la cogía en brazos, ella rodeo su cuello con agilidad dejándose llevar hasta la cama, allí la dejó y descendió sobre sus pies comenzando a dar pequeños besos sobre sus piernas, conforme se iba acercando ella iba frunciendo más el ceño de forma placentera.

Llego a su sexo y se mordió el labio mientras dejaba besos humedecidos sobre él, ella gimió bajito y él sonrió sintiendo su calor sobre sus labios, cogió la braga con ambas manos y la descendió hasta quitársela por completo, ella se inclinó y desabrochó sus pantalones para liberarlo de toda la ropa que todavía tenía puesta, dejando al descubierto su perfecta hombría, ella se mordió el labio encontrándose con ella de frente.

Acorraló a Andrea contra el colchón situándose encima de ella y la penetró sin previo aviso, ella mordió su hombro evitando emitir cualquier ruido que la delatase, Samuel deslizo la mano sobre su espalda y desabrochó el sujetador dejando sus senos al aire libre, la penetró con fuerza nuevamente y ella se aferró a la colcha de la cama.

Su rostro estaba enrojecido, su pelo estaba alborotado y la respiración era agitada, era el cuadro perfecto para admirar durante horas, Andrea agarró el rostro de Samuel entre sus manos y él la penetró nuevamente, le encantaba verla disfrutar, su rostro era relajado y deseable, colocó las manos en su cintura y la empujó una vez más.

Andrea: me estas deshaciendo de placer-gimió suave en un suspiro.

Samuel: ¿te gusta?-la penetró nuevamente.

Andrea: muchísimo-posó la frente sobre la curvatura de su cuello mientras notaba como ya empezaba a embestirla continuamente-soy tuya Samuel...

Las embestidas de Samuel se volvieron frenéticas mientras ambos se esforzaban por no hacer ruido a la vez que disfrutaban plenamente de ser el uno del otro, descendieron sus embestidas haciéndolas lentas y fuertes, ella notaba que en cualquier momento se iba ir con él mientras él agarraba sus nalgas para darle con más fuerza.

De pronto notó la calidez de su cuerpo yéndose dentro de ella mientras absorbía su cuello con desesperación, ella comenzó a moverse debajo de él aumentando la fricción entre sus cuerpos y dejándose llevar por las pequeñas descargas que el orgasmo le estaba provocando, la respiración y los gemidos eran suaves pero continuados, notaba el calor de su miembro dentro de ella invadiéndola en su esplendor, dándole vida al corazón que creía que tenía muerto.

$: recuerda que debes de mantener discreción-se situó a su espalda y comenzó a enredar las manos en su camisa de fuerza

LA VIUDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora