41. Te iras a un internado

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Al día siguiente Samuel bajó a desayunar como cada mañana, allí se encontró a Irina y Flavio compartiendo el desayuno animadamente, él los admiró con felicidad, en realidad le daba gusto por su hermano.

Samuel: buenos días

Irina: ¡hola! ¿Café?-él afirmó.

Flavio: ¿y Aurora? No la vi en lo que llevamos levantados

Samuel: no creo que tenga ganas de verme después de ayer...-Flavio e Irina se miraron.

Flavio: ¿Qué pasó ayer?

Samuel: que tomé una decisión-suspiró-voy a casarme con Patricia y posteriormente me iré de nuevo a la ciudad para que Aurora también empiece el colegio, el verano ya se está terminando, sé que tu podrás quedarte aquí junto a Irina y encargarte de todo-ambos lo miraron boquiabiertos.

Irina: debes estar de broma...

Samuel: no, la niña lo sabe y tampoco lo tomo muy bien, por lo que os pido un poco de comprensión.

Flavio: comprensión dice, ¿pero tu estás bien de la cabeza? Entiendo que desistas con Andrea, pero la mejor opción no es la interesada de Patricia.

Samuel: procurare que no toque ni un solo billete de tu padre, tranquilo.

Flavio: eso es lo de menos Samuel, ¡abre los ojos joder!

Samuel: la decisión está tomada no hay más que hablar.

Irina: Samuel... por favor, trata de intentarlo, sé que ella terminará cediendo.

Samuel: sabes Irina, yo también me canse de que las cosas sean a su manera, con su tiempo, con su espacio y con sus formas y no, ya está, punto final de la situación.

En el hotel Patricia hacia las maletas muy contenta, a pesar de que no le había pedido nada, sabía que Samuel no tardaría en pedirle que regresase a la casa y debería tenerlo todo listo, sintió golpes en la puerta y abrió.

Patricia: ¡Vaya! Me esperaba a todo el mundo menos a ti.

Aurora: seré breve y rápida, mi padrino no te quiere así que casarte con él será un fracaso.

Patricia: vaya, sí que vas directa, se te están pegando las mañanas de la viuda-soltó una carcajada-me da igual lo que pienses o digas, me casaré con tu padrino y no hay más que hablar, acéptalo.

Aurora: el ama a Andrea, ¿de verdad quieres eso para ti? Un hombre que no te ama, que ni siquiera te desea.

Patricia: que vas a saber tú de deseos niña estúpida-soltó otra risa-no comprendes los instintos de los hombres, no le quedará de otra.

Aurora: y cuando lo haga pensará en Andrea, todas las noches cuando se acueste, se acordara de ella, se muere por ella y no va haber lugar para ti en su corazón.

Patricia: me da absolutamente igual, en cuanto nos casemos, nos iremos de aquí para la ciudad y en cuanto tenga la oportunidad te mandaré a un internado con la excusa de que es lo mejor para ti-sonrió.

Aurora: ¡él jamás permitirá eso!

Patricia: dame tiempo y veremos a ver si me lo permite.

Aurora: eres mala, no te soporto, espero que mi padrino no se case contigo, estaría cometiendo el peor error de su vida.

Patricia: espero que no seas tú la que le diga algo al respecto, ¡porque te interno a la de ya!

La firmeza de su mirada transmitió miedo y seguridad en lo que decía, Aurora se dio cuenta de que hablaba muy en serio y antes de continuar con aquella discusión decidió darla por concluida. Abandonó el hotel segura de que aquella boda no le iba traer nada bueno, debía poner las cartas sobre la mesa y odiaba hacer esas cosas, llegó a casa y entró en el despacho de Samuel.

LA VIUDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora