CAPÍTULO 1

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Todo mi rostro se transforma en una interrogante ante sus palabras . Entre tanto, trataba de buscar —inútilmente— alguna señal en su semblante de que yo hubiera escuchado mal, pero su rostro no cambió ni por un segundo desde el instante en que me vio salir por la puerta y yo, al notar todo, me quedé a medio camino de lanzarme a sus brazos cuando él sin piedad retrocedió y sin preámbulos escupió esa maldita frase que terminó con todo.

Con ambas manos en los bolsillos de su chaqueta y manteniendo una distancia que me parecía insultante, se mostraba por completo cerrado a mí o a cualquier intento de conversación. Como si cualquier cosa que yo dijera ahora no tendría valor alguno, pues él ya lo había decidido así. Y esto, por su puesto, solo logró estrujarme aún más el corazón.

Parpadeo para apartar las lágrimas que ya comenzaban a salir. Mi mente trataba de procesar pero no lo conseguía, solo venían a mí su sonrisa y sus brillantes ojos azules mirándome con amor.

Del cual ya no veía ni rastro.

—Lo siento —dijo, pero su voz carecía de cualquier emoción—. Ojalá fuera de otra manera.

Me abrazo a mi misma al sentir la brisa nocturna, un delgado suéter era lo único que me cubría y ya comenzaba a calarme en los huesos.

—¿Qué fue lo que cambió? —musito temiendo que mi voz se quebrara.

Él permanece en silencio.

Paso el dorso de mi mano por mi mejilla y al notar la humedad que de a poco comenzaba a entumecer mi cara, me sentí patética mendigando, pero era lo mínimo que yo merecía en esta situación. Aún así eso me matara.

—No estoy entendiendo nada —digo apenas en un susurro.

—No tienes que hacerlo. Es hora que continuemos por caminos separados.

Te equivocas. Creo que al menos me corresponde una explicación que me ayude a poder procesar todo. No estás siendo nada justo y esto es muy confuso.

Mira hacia otro lado con impaciencia, como si el hecho de estar un segundo más frente a mí le incomodara sobremanera. Me lastimaba darme cuenta y eso solo me hizo enfurecer.

—¿Podrías al menos mirarme a la cara y darme una respuesta?

Hace una mueca.

No te tortures, Camille. Se terminó, así que no importa.

Me da la espalda y comienza a caminar.

—¿No es importante para ti de un momento a otro o nunca lo fue? —acuso irónicamente, Logan se detiene —.  Ser sincero parece que no es lo tuyo, porque si fuera así nos hubiéramos ahorrado toda esta perdida de tiempo ya que no puedo imaginar en qué momento te diste cuenta que no tenía sentido seguir y aun así continuaste con este juego que ahora veo absurdo. Lograste engañarme, creí que te conocía.

Gira como si pudiera verme por encima de su hombro con desdén, esto no parecía de su interés en absoluto. Yo no lo era.

—¿En serio te basarás en lo poco que te permití ver de mi? No me conociste un carajo.

Malas Decisiones [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora