CAPÍTULO 43

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LOGAN

Exhalo con más pesadez que hace 5 minutos. Juego con un bolígrafo entre mis dedos, con la mirada perdida en un punto de la pantalla del ordenador. Con tres carpetas abiertas por la mitad sobre el escritorio mostrándome datos que debo analizar, para después descartar o aprovechar. Un sin fin de pensamientos, que en su mayoría solo me retan a lanzar todo por la ventana e irme directamente a descansar. Por más de 7 horas, no he visto nada interesante, solo papeles, papeles y más papeles. Ya hasta comienzo a creer que lo veo todo en blanco. Siento que esto no es más que una burla para mí y mis capacidades. Me aburro enormemente en este pequeño espacio que me asignaron para trabajar; una habitación donde mi escritorio es colindante con otros más y solo nos separa una pared de metro y medio donde puedo ver a mis compañeros con solo estirar el cuello.

Me muevo incómodo en la silla giratoria, con tanto tiempo sentado, ya era como estar sobre una roca.

Lanzo el bolígrafo contra la mesa y cierro las carpetas sin molestarme en ordenar el contenido. Me recargo en el respaldo cerrando los ojos un instante, utilizando mis pies para mecerme girando solo un poco hacia los lados una y otra vez.

–¿Eres Blair? –escucho una voz obviamente dirigirse a mí, asiento sin abrir los ojos, sé exactamente de quién se trata –. Harrison te busca.

–Estoy donde siempre, creo que no busca bien.

Carraspea su garganta en forma de advertencia, expulso todo el aire de mis pulmones, irritado. Tres en menos de 10 minutos, es un nuevo récord.

–Bien, bien. Ya voy –musito sin ganas, levantándome. Ya de píe, confirmo que el que se encarga de las fotocopias ha sido el que había venido a avisarme, ahora solo lo veo de espaldas volviendo a su puesto. Hemos tenido pocas oportunidades de cruzar unas cuantas palabras que inclusive se podían contar. Y desde la primera me fue suficiente para saber que es un ser disgustado con el hecho que otros respiren. Todos siempre evitan cruzarse con él y cada favor que se le pide, incluso para las copias -que repito, es su trabajo- se lo toma a mal. Es como un suplicio para él. Incluso apostaría a que este recado lo fue.

Cruzo el espacio de pequeños cubículos y después el área de descanso hasta llegar al largo pasillo que me dirige a la supuesta oficina del Jefe. Me detengo frente a la ya conocida puerta de cristal y antes de poder tocar, escucho un pase a través de esta.

Giro la manija y entro encontrándome con la mirada atenta de Carlos sobre mí, señalándome una de las sillas frente su escritorio. Esto pronostica que será una charla larga. Tomo asiento disimulando mi fastidio.

No es que tenga cosas más interesantes por hacer, pero ahora mismo preferiría no estar perdiendo el tiempo escuchando sus quejas, que es probablemente para lo que me llamó, siempre lo es. Sé que es mi jefe, al menos por mi estancia temporal, pero estoy más tranquilo cuando no tengo que verlo. En tanto muestra abiertamente que no soporta tenerme aquí y mis ánimos de seguir sus órdenes, no tenemos una muy buena relación. Aunque trato de hacer mis esfuerzos por actuar profesional, pero la mayoría de las veces no lo consigo. Tiene la facilidad para sacarme de mis casillas.

–Recibí tu reporte.

Alzo las cejas interesado, aquí vamos de nuevo. Estoy esperando escuchar lo que dirá. Hace una semana que entregué ese reporte. Por cada trabajo, se debe escribir un informe redactando todas las acciones que fueron realizadas en dicha tarea, por más insignificante que sea. Por supuesto ir a la casa de los Leone no se quedaría sin su papeleo correspondiente, pero a pesar de que escribí exactamente lo que encontramos, osease nada, me sorprende la importancia mal disfrazada que le ha puesto al tema como para llamarme a su despacho. Esto va más allá porque sé que lo leyó en el momento que cayó a sus manos, ya que era el más interesado y al corriente de todo, nunca se le pasa nada por alto. Que de pronto quiera hablarlo a exactamente la vuelta de un martes, no es más que una excusa.

Malas Decisiones [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora