CAPÍTULO 29

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—Logan... —le llamo, murmurando y muy cerca de su oreja.

Aunque para mí estaría más que perfecto seguir observándolo mientras dormía, Marco ya se encontraba en la puerta listo para llevarnos a nuestro destino.

—¿Sí? —pregunta confundido apenas abre uno de sus preciosos ojos azules.

—Es hora —digo bajo esperando que entienda.

Estira su mano hasta la mesita de café y toma su reloj

—Diablos —musita retirando las sábanas para levantase del sofá.

Anoche decidió que él dormiría ahí y yo en la cama ya que no tuvo tiempo para reservar otra habitación. Su plan era dejar el hotel antes del anochecer pero su vuelo se había retrasado y las reservaciones debían hacerse con un día de antelación.

Pensé en proponerle compartir la cama, es enorme y fácilmente cabrían cuatro personas pero me arriesgaba a ser rechazada, sabía que Logan preferiría no incomodarme.

Nos desvelamos hablando sobre las cosas que hice en estos días, no fue nada interesante pero igual Logan se interesó en saber. Entiendo que está apenado por la situación y de algún modo busca como recompensarme.

Hoy no hubo pesadillas y desperté sintiéndome de maravilla. Tal vez saber que no estaba sola pudo ayudarme a dormir.

Lo primero que haríamos al salir el sol, sería abandonar el hotel para dirigirnos a una propiedad que había comprado Logan en las afueras de la ciudad. No estaba segura de dejar este lugar, aquí me sentía bastante protegida pero me convenció diciendo que estaríamos más tranquilos lejos.

Una vez fuera del edificio, todo se hizo con precaución. Subimos al auto, que por cierto noté era diferente al de siempre, por precaución en caso que tuvieran identificado el otro. Según Logan, comenzó los preparativos cuando descubrió las fotos. Me intriga saber sobre ellas, saber que tanto descubrieron sobre mi vida ayudaría un poco para estar prevenidos.

Hacemos un largo camino antes de abandonar el pavimento y adentrarnos por un hermoso paisaje de bosque. Me encanta la tranquilidad que transmiten los viajes. Aunque terminas con el trasero aplanado, no hay cosa mejor que mirar por la ventana.

Paramos frente a un gran portón, esperamos en el auto mientras Marco baja a abrirlo manualmente y al estar dentro hace lo mismo para cerrarlo. Al avanzar por el camino de piedra, se va dejando ver una cabaña a lo lejos mientras subimos por una pequeña colina.

Bajamos y lo primero que hago es mirar al rededor emocionada. El aire es fresco y limpio, por kilómetros solo se ven árboles haciendo muy hermosa la vista. Siempre soñé visitar una cabaña real y ahora tengo una frente a mí.

—Logan, ¿que es este lugar? —siento como se coloca a mi lado mientras admiro la construcción de madera

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—Logan, ¿que es este lugar? —siento como se coloca a mi lado mientras admiro la construcción de madera.

–Es mi casa, ¿te gusta?

Malas Decisiones [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora