CAPÍTULO 13

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Al principio solo pensamos en ir a tomar aire fresco y en tal vez ir a cenar, los últimos días el clima nos había imposibilitado un poco salir. Al final, acordamos en que queremos ir a un bar. Hacía meses que no salíamos de fiesta y creía que ya nos hacía falta otro ambiente.

Bajamos del auto y caminamos al lugar. Este bar era el mejor de la zona, todos hablaban sobre él, pero había un detalle... era el mismo de donde Logan salió aquella vez. No había por qué asustarse, cualquiera conoce psicopatas en cualquier lugar. No había que temer a un lugar solo por un evento aleatorio. Además, lo peor había ocurrido a unas calles de aquí.

¿Soy tonta? Logan había sido una pesadilla esta última semana y existía una mínima posibilidad que me lo encontrara aquí y yo aquí estaba. Definitivamente me faltaban neuronas.

La gente no para de entrar y la música nos insiste en hacerlo también. La verdad es que quisiera comprobar su reputación y ya estábamos aquí así que le prometo a Sara quedarnos solo un rato. No quisiera toparme con problemas, claro que a medida que entra la noche, esa preocupación desaparece mientras más alcohol entra a mi sistema. Hasta me entran ganas de que Logan se atreviera a venir para golpearlo por fin. Aunque Sara me detendría, caería al suelo antes de llegar a él con estos tacones.

La música nos anima a bailar y sin pensarlo mucho nos unimos a la gente que se amontona en la pista de baile. Varios chicos intentan hacernos compañía pero terminan por ser rechazados. Esta noche es solo de chicas.

—Cam, ese de allá no te despega la vista de encima. Da miedo —dice intentando hacer señas con los ojos para no verse tan obvia.

Doy un giro con el ritmo de la música y despistadamente busco a la persona. No se trata de un chico resentido por ignorarlo, tengo copas encima pero recuerdo muy bien que nunca se acercó. Su mirada es fría y magnética, incluso aterradora. Tiene un aurora oscura que me da escalofríos.

Otros dos chicos se acercan y nos invitan bebidas, acepto antes de que mi amiga diga algo. Me mira confundida por unos instantes pero no rechaza y nos dirigimos a la barra. Quiero desaparecer de la vista de ese pervertido.

Platicamos, bromeamos y tiempo después  regresamos a  sentarnos en los bancos de la barra. Sara ya está apoyada en ella usándola de almohada. Los tragos se le fueron de las manos para ser alguien que no suele tomar.

—Cam... to˗odo me da vu˗vueltass —arrastra las palabras. La situación debería ser al revés. Yo sí tenía motivos para perder el conocimiento. Miro al techo resignada.

Dejo de beber y pido algo sin alcohol mientras espero a sentirme más dispuesta para conducir. Doy un vistazo a mi alrededor, podía sentir la mirada de alguien encima así que busqué al hombre sombrío de antes. Que por suerte o por tanta gente, ya no encuentro. Pero la sensación no se desvanecía. Quizá solo estaba imaginando cosas, había demasiada gente y ya me ponía paranoica.

—Creo que ya es hora de irnos —palmeo su hombro.

—N˗noo. Qui˗quiero quedarrm˗me un ra˗too, ¿sí? Uno chicuito —me muestra su dedo índice y gordo con un pequeño espacio entre ellos.

—Está bien. Pero no vas a tomar más, debes poder ponerte de pie. Hasta que te sientas mejor nos iremos —aparto el vaso de su alcance dejándole otro de agua y reviso mi celular, ya pasa de la medianoche.

—¿Camille? —me quedo paralizada ante esa voz a mi espalda —. ¿Qué haces aquí?

Suspiro. Era ridículo ver cuanto me había esforzado en evitarlo y alejarlo, cuando ahora aprecia que era yo quien había venido esperando encontrarlo. No podría convencerlo de lo contrario pues tampoco podía hacerlo conmigo misma.

Malas Decisiones [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora