Malas Decisiones [EN EDICIÓN]

CAPÍTULO 26

LOGAN

Al abrir los ojos, un fuerte dolor de cabeza me sorprende al no soportar la insistente luz blanca sobre mí.

—Oh, cielos, que susto me has dado —una chica con uniforme me mira sonriendo —. Traeré al Doctor, quédate tranquilo —sale de mi campo de visión y escucho una puerta cerrarse.

Al menos sé que estoy en un hospital.

Intento mirar mi alrededor pero solo consigo infringirme dolor. La parte baja de mi abdomen se siente presionada y varios medicamentos entran por mangueras hasta mis venas, eso es lo que debe tenerme anestesiado. Al menos estoy vivo y consciente de mi alrededor.

—¿Revisaste sus signos?

—Todo está estable, Doctor —escucho voces antes de mirar a la chica de antes con un hombre en bata blanca.

—Vamos a verte —se inclina hacia mí y me hace unos chequeos —. Es correcto, todo está bien. Bienvenido de vuelta, muchacho, deberías comprar un boleto de lotería —mira a la enfermera y ella asiente dándole la razón.

—¿Cuanto tiempo estuve dormido? —mi voz sale ronca, carraspeo un poco.

—Al menos dos días, te dimos medicamentos fuertes —me contesta escribiendo en una tabla. No parece mentirme. Debe ser así.

Unos golpes en la puerta los hacen mirar y él es quien va a abrir. Escucho voces pero no alcanzo a entender.

—FBI. Queremos ver a su paciente —cierro los ojos con fuerza al escuchar a Carlos alzar la voz.

—¿Está en problemas?

—Podría decirse que sí. Tenemos que llevarlo con nosotros.

—No, eso no será imposible. No me importa lo que haya hecho pero tiene que estar en reposo y yo soy responsable de eso. Tiene puntos de sutura tanto externos como internos, es necesaria la constante observación por al menos un mes.

El silencio inunda el lugar.

—Entonces así será, pero solo usted y su equipo tendrán acceso a esta habitación.

*****

—¿Tienes idea de cuanto se ha retrasado la investigación? —pasa la mano por su pelo, frustrado —. La policía está involucrada y están haciendo demasiadas preguntas —bufa.

—Lamento que el casi me maten sea un inconveniente para usted —intento sentarme pero sale un quejido de mi boca —. Se suponía que estarían cerca, ¿qué mierda fue lo que pasó? —digo sofocado, colocando la mano sobre mi abdomen mientras me retuerzo por el dolor.

Me lanza una advertencia con la mirada.

—Aún no sabemos, perdimos la comunicación. Debieron tener algún tipo de bloqueador de señal —dice irritado. Suspira intentando calmarse.

—Pues averigua cómo fue que lo supieron, y si hay un infiltrado hazte cargo.

—Cuidado, Blair. Que tu situación no te de exceso de confianza para hablarme así, aún soy tu superior. Todos mis agentes están limpios. Conocen las consecuencias así que piensa bien lo que dirás, no seas imprudente.

Me muerdo la lengua para no contestar. Él no es quien está en una cama por ese descuido.

—Viendo el lado bueno, se ha reducido nuestra búsqueda. Se confiaron en que te tenían bien tendida la trampa y tomaron la libertad en revelarte información —lo miro con ironía, pero no se inmuta y continúa –. Haremos lo que podamos con lo que conseguiste, pero te estaremos esperando en las oficinas cuando te recuperes. No creo que la mentira de tu supuesta muerte dure para siempre —me palmea el hombro antes de dirigirse a la puerta.