CAPÍTULO 36

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Tengo que hacer un esfuerzo enorme para no desconcentrarme. Relajo mi postura intentando ocultar así un poco la angustia que suponía tenerlo en mi cuarto.

—¿Todo bien? —inquirí impaciente.

—Iba a hacerte la misma pregunta —esboza una pequeña sonrisa.

Arrugo mi frente sin entender y antes de poder preguntar, continúa con su aclaración.

—¿Recuerdas cuando te mencioné que no era bueno encerrarte en tus pensamientos? —asiento en automático—. Es justo lo que estás haciendo. Lo noté. Esta tarde estuviste ausente y solo quiero comprobar que no estés imaginando algo innecesario.

Me observa con detenimiento esperando a que hable, pero no logro pensar en una respuesta. No sé si es porque me mira o porque me sorprenda el hecho que viniera solo para saber si me estoy torturando con algún vago pensamiento.

—No hay nada que contar —finalmente hablo —. Es cierto que hoy tuve otro golpe en la realidad, pero te aseguro que estoy bien dentro de lo razonable —sonrío a medias.

Alza una ceja sin creerme ni un poco y se mueve sobre el colchón girando sobre sí para verme mejor. Paso saliva, nerviosa.

—Podríamos tener esa misma conversación una y otra vez. Sé que a cualquier hora mucho pasa por tu cabeza y que no estás del todo bien. Puedes confiar en mí, estoy dispuesto a escuchar.

—De verdad. No es necesario, Logan —me muevo incómoda y desvío la vista.

Puede que tenga razón, pero no tengo los ánimos de hablar de eso en este momento. Y no porque sea delicado, lo es, pero el simple hecho de saber que lo intenta, mueve cosas dentro de mí. Sospecho que lo hace por ocupar el lugar de un amigo. Tal vez hablo tanto de Sara que cree que necesito a alguien con quien hablar y puede que así sea, desde que todo esto comenzó la extraño demasiado. Quizá siente el peso de recompensarme por no poder hacer más para ayudarme. Aunque también confío en que lo hace haciendo de corazón.

No olvido que antes de conocer a la rubia, lo tenía a él. El cambio de papeles fue antes.

—Siento haber venido solo así, y por insistir, solo quería recordártelo —toma aire y se levanta —. Estoy al lado por si cambias de opinión.

—Logan —le llamo antes de que comience a caminar. Gira hacía mí y espera —. Quisiera aprovechar lo de mañana para volver al departamento —intento parecer seria. Esto me duele muchísimo.

—¿Tan pronto? —está visiblemente sorprendido —. Te dije que podías quedarte unos días más.

—Podría considerarlo un poco más, pero la verdad es que ya quiero regresar —siento como se encoje mi estómago —. En unos días se acaba el plazo para pagar la renta y no quisiera que echaran mis cosas a la calle —acomodo unos mechones de cabello disimulando mi nerviosismo —. Aunque creo que después tendré que mudarme de nuevo. No pienso quedarme mucho aquí sabiendo lo que sucede.

—¿No te sientes segura ahí? —pregunta acercándose hasta colocarse frente a mí. Tiene las cejas fruncidas ligeramente, parece preocupado.

—Para serte sincera, no mucho. Tal vez podría irme lejos unos días, al menos hasta que se calmen un poco las cosas.

El miedo de que puedan dar conmigo, todavía persiste, aún con toda la seguridad que me ha propuesto hace solo unas horas, no me siento del todo segura.

—¿Y a dónde irías?

¿Es un interrogatorio?

—Tengo al menos dos semanas de vacaciones en el trabajo y el dinero suficiente, así que podría ir a México a visitar a mi madre —trato de sonar convencida. Mis manos sudan.

Malas Decisiones [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora