CAPÍTULO 21

439 20 1
                                    

A medida que está más cerca, me cuesta enfocarlo y mis ojos de a poco se cierran para disfrutar del momento. El contacto de nuestros labios no se hace esperar, apenas se rozan un par de veces y no tengo la necesidad de avanzar más para sentir como mi corazón se acelera. Su respiración se vuelve pesada, buscando un poco de autocontrol. Sin embargo no se aleja, indicándome que lo quería tanto como yo, pero ninguno tenía la valentía de avanzar. Me preparo mentalmente para ser yo quien de ese paso, y cuando por fin estoy lista para profundizar ese beso...

—¡Camille! —Sara toca la puerta —. ¡Abre!

Una suave risa escapa de Logan acariciando mis labios, provocando otra en ellos. Muerdo el interior de mi mejilla frustrada, alejándome lentamente. Al abrir mis ojos, la imagen de Logan es de lo más calmada e irresistible. En cambio yo sentía como el rubor se encendía por todo mi rostro recordándome lo que acababa de suceder.

—¡Es para hoy! —un golpeteo mayor e insistente resonó por mi pequeño piso.

—Será mejor que le abras o se vendrá la puerta abajo —me dice divertido, con sus hipnotizantes pupilas clavadas en las mías.

Intentando mantener la cabeza fría ante su atrayente presencia, otro combo de golpes por parte de mi mejor amiga me obliga a desviar la mirada para regresar al mundo real. Rápidamente me pongo en pie.

—Espero no haber interrumpido nada —dice con picardía en cuanto me mira abrir, carraspeo incómoda.

—¿Que pasa, Sara? ¿Por qué la urgencia? —exagero una sonrisa nerviosa.

—Ah, sí. Tú mamá está al teléfono —me muestra su celular.

—¿Qué? —apenas entiendo cuando en un rápido movimiento lo coloca sobre mi oreja —. Hola, mamá —pongo mi tono falsamente alegre.

—Camille, ¿porqué no contestabas? —suena molesta.

—Lo siento, no lo escuché —posiblemente así fue, pero seguro estaba completamente distraída con el hombre que estaba en mi sofá.

Le hago señas a Sara de querer cortarle el cuello. Ella se encoge de hombros con inocencia muy lejos de temerme en tanto me giro para tener una charla más privada.

—Bueno, llamaba para decirte que la próxima semana estaré por allá —cierro los ojos por un instante —. Si me guardas algunos días para estar conmigo, te lo agradeceré.

—Por supuesto. Veré que puedo hacer —le respondo del mejor modo posible.

—Hasta luego, te amo.

—También te amo —cuelga.

Miro el teléfono. No podía decirle que no. A pesar de cómo está todo, hará un viaje desde México hasta acá. Con suerte solo serán un par de días y de no aceptar su visita, me darían el premio a la peor hija. Ya tenía mis puntos acumulados.

Suspiro. Me giro con un gesto molesto dispuesta a descargar mi malestar reprendiendo a la rubia.

—Sara, como vuelvas a hacer esto... —pero no la veo. En cambio Logan, que está frente a mí, me observa con interés y todo en mí se transforma en vergüenza.

La risa incontrolable de Sara resuena desde la cocina, recargada sobre la encimera para ver la escena, completamente a salvo de mí.

—Bueno —Logan atrae nuestra atención y se levanta del sofá —, tengo algunas cosas que hacer, así que me retiro —camina hacia la salida, pero se detiene para inclinarse cerca de mi oreja —. Cuídate, trataré de ponerme en contacto los próximos días —murmura y asiento ya que es lo único que puedo hacer ante su cercanía —. ¡Adiós, Sara! —menciona en alto antes de cruzar por la puerta.

Malas Decisiones [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora