CAPÍTULO 48

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Logan se coloca delante de mí, sin cortar ni por un segundo el contacto visual con Robert. Amenazante y protector, con el arma alzada y una postura imperturbable ante el riesgo. Está claro que no será él quien retroceda.

Inconscientemente tomo en un puño la tela de su camisa y me aferro, angustiada por lo que estuviera a punto de pasar. Justo cuando comenzaba a convencerme que por fin había presenciado todo lo malo que se podría, se vuelve mucho peor. Robert nos ha dejado muy en claro que es de temer, y ahora mismo sentía que estaba ante el mayor peligro de mi vida.

Rápidos flashes vienen hacia mi. El miedo que sembró desde nuestro primer encuentro solo lo había vuelto un tormento grabado en mi mente, y después de eso, hasta en mis sueños.

Trabajar y ser cómplice de los crímenes del hombre con quién más precaución hemos tenido en nuestras vidas, es suficiente información para haber querido evitar cruzárnoslo de nuevo. Sus antecedentes lo representan mejor que nada, es solo un matón mandado para cumplir las órdenes de Arturo, y esta vez sabía que no se acercaba para darnos simples advertencias. Sabiendo que nunca pararía de buscarnos alguien así, fue demasiado el esperar que no daría con nosotros. Nos confiamos demasiado y ahora lo había conseguido, nos tenia.

—Ni un paso —advierte Logan al percibir que Robert da uno hacía adelante.

—No estás en condiciones, ¿no lo ves? —extiende sus brazos acaparando la evidente situación, su típico tono manchado de malicia y burla me hace un nudo el estómago. Detesto escucharlo.

—Retrocede —ordena, y esta vez no suena como una sugerencia.

Robert continúa con su cínica sonrisa, pero lo hace. La duda cruza por mi mente, los hombres a su lado nos apuntan, él no. Si se está confiando en ellos, ¿por qué obedecer? ¿A caso le teme a Logan?

—Es muy linda su casita de amor —comenta admirando la fachada trasera de la cabaña —. No te fue tan mal como creímos. Espero que aún así sigas consciente que perdiste mucho más de lo alguna vez pudiste tener.

No contesta, no piensa seguirle el juego. Robert suelta un largo y ruidoso suspiro, su fría mirada va desde la casa a Logan, y luego a la mitad de mi cabeza que sobresale tras su espalda.

—Lo perdiste todo por ella.

—No hables de lo que no sabes —responde con aspereza, lo que provoca una enorme sonrisa en Robert. Ha dado con el punto.

—Oh, no. Por supuesto que conozco la historia y todo sobre esa mierda de querer ser correcto, estuve ahí, ¿lo olvidaste? —revela —. Creo recordar una vez que acudiste a mi después de un episodio de confusión, fue justo cuando empezaste, pusiste en una balanza la moralidad, pero te ayudé a superarlo y te graduaste hasta con honores. Todo estuvo bien por unos años, hasta el día en que presenciamos tu traición. Admito que no fue inesperado, progresivamente noté que cada vez dudabas más, y creí que lo superarías como esa vez. De haber sabido que serías una pérdida de tiempo, te habría matado desde antes.

Robert hace una sonrisa amarga y me lanza una mirada acusadora. Esto parece muy personal, creo que ellos eran cercanos y me da mitad de la culpa por la elección de Logan.

—Lo tenías todo, hiciste que todos te siguieran ciegamente como el líder que Arturo creyó que lo reemplazaría, pero preferiste abandonarlo por la mujer de la que te aconsejé alejarte por tu bien, y sobre todo el suyo —siento a Logan tensarse bajo mi puño.

—Parece que estás sensible —responde con normalidad —, nunca imaginé que me extrañarías tanto. Creí que sería una buena noticia para ti que me fuera, no era un secreto que siempre quisiste mi puesto. Y lo siento pero el porqué de mis decisiones no te incumbe, son asunto mío, quédate con eso.

Malas Decisiones [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora