CAPÍTULO 54

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—¿Estás segura? —tiene preguntándome lo mismo desde que salimos del apartamento. Creo que teme ilusionarse con una falsa promesa. Adora a los bebés y al ser hija única, es comprensible que uno de su mejor amiga le llene de emoción.

—Anoche me hice una prueba de embarazo y dio positivo. Además de eso, bueno... digamos que los síntomas son un poco evidentes.

—Por Dios, y yo que creí que la primera en meter la pata sería yo —dice divertida y tan rápido como ha salido ese comentario por su boca, se gira para mirarme apenada. Sé que no lo ha dicho de mala manera así que le sonrío para quitarle importancia.

Mientras esperamos fuera del consultorio, continuamos hablando de lo consentido que estará el bebé por parte de mi amiga y él sin fin de regalos que tendría cada cumpleaños y navidad. Definitivamente le emociona ser la tía Sara y a pesar de mi pequeño temor a que ella y mi madre sean las responsables de que crezca con exceso de mimos, me alegra saber que tendrá una familia amorosa que siempre velará por su bienestar.

Y de un momento a otro, mientras reíamos por historias que aún no pasaban, recordé algo. Logan no estaría en la vida de nuestro hijo...

—Logan no lo sabe —le informo a Sara mirando el piso, dando un suspiro antes de seguir —. He preferido que así sea.

Pone su mano sobre mi hombro y al levantar la mirada, me topo con una sonrisa y unos ojos marrón que me transmiten todo el apoyo que necesitaba en ese instante. Le sonrío de vuelta. Mi bebé no estará solo, y yo tampoco. Tengo a las mejores personas a mi lado, siempre en los momentos difíciles.

—Camille Leone —la enfermera me llama y nos levantamos de la silla para entrar con la ginecóloga.

Hablamos sobre mi retraso y la sospecha de mi posible embarazo. Amanda, quién es una colega dentro del hospital, me atiende con mucha amabilidad. Al principio me incomodaba un poco el considerar venir aquí ya que temía ser vista por mis compañeros de trabajo, pero al quedarme relativamente cerca vi que no tenía otra opción. En los hospitales los chismes entre compañeros vuelan, y aunque Amanda y yo nunca fuimos cercanas, sé que no forma parte de esos que chismorrean por debajo de las escaleras. No creo que le preocupe el que nunca me conociera algún novio y ahora resulte que vengo embarazada. Así que he reconsiderado que no debería afectarme el que posiblemente hablen sobre mí. No es nada del otro mundo, ni de su incumbencia.

Pronto me indica que debo recostarme en la camilla y así lo hago. Sara espera a mi lado, la ha dejado entrar y eso me tranquiliza.

—¿De cuanto está? —la impaciencia de Sara es evidente. Amanda ríe y nos mira divertida —. Sí, soy culpable de querer saber de mi sobrino o sobrina. Ahora dígame todo sobre su estado, la espera me mata.

Levanta mi blusa y baja un poco mi pantalón por delante dejando mi vientre al descubierto. Acerca una pantalla y me coloca el gel. Está fresco. Me siento ansiosa por mirar hacia la pantalla. Tengo miedo y emoción, todas mezcladas.

Acerca el aparato y esparce el gel con él, moviéndolo por la superficie de mi piel, buscando. Respiro hondo y exhalo con lentitud. Cada segundo me tortura. De repente, una especie de suaves y cortos golpes se comienzan a escuchar en el silencio de las cuatro paredes haciendo que mi respiración se pause.

—¿Escuchan eso? —pregunta, girándose hacia nosotras con una sonrisa. Sé de que se trata y asiento enternecida sin apartar la mirada de la pantalla. Solo veo manchas en diferentes tonos de grises, pero hay una en especial, una más oscura que se contrae una y otra vez —. Ese es su corazón y parece muy fuerte. Felicidades Camille.

Miro a Sara, su rostro está tan iluminado o más que el mío. La emoción me gana y unas cuantas lágrimas salen. De pronto siento la sensación de estar lista. Lista para ser la mamá que él o ella necesita, quiero cuidar y amar a este bebé desde este instante.

Malas Decisiones [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora