CAPÍTULO 53

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Juré que no volvería a pasarme, pero al igual de muchas de las cosas que no planee, aquí estaba, completamente lastimada. Nuevamente con el corazón estrujado y forzándome por no llorar, había tenido suficiente de eso por la noche.

Ya he avisado a Sara y también he llamado un taxi. Cuanto antes me vaya, mejor será. Mi amiga no hizo preguntas, creo que bastó con solo escuchar el ánimo de mi voz para comprender que no debía hacerlas. Ya hablaríamos en persona, y vaya que bastante. Tendríamos lo que restaba del día de hoy ya que a primera hora mañana estaría en un avión rumbo a México.

Suspiro. Dado que no pude dormir bien, estuve de pie antes del amanecer recogiendo mis cosas por toda la habitación. Tenía poco por lo que no tardé. Ya con todo ordenado, cierro la maleta sobre la cama lista para colocarla junto a la puerta, ahora solo quedaba esperar el taxi. Tomo mi bolso de mano y me dirijo al baño por una última cosa. La prueba sobre el lavamanos. Una media sonrisa se muestra en mi rostro. Una melancólica.

—Es hora de despedirse —acaricio mi vientre y doy otro suspiro. Esta será una parte difícil. Tengo que pasar frente a él si quiero salir por la puerta principal, aunque no sabría que sería lo peor, que pusiera sus ojos sobre mí, o que no lo hiciera cuando rozara por su lado.

Unos leves golpes en la puerta desvían mi mirada perdida hacia el espejo, siendo testigo hasta ese momento de mi apariencia. Unas ojeras causadas por la terrible noche y de unos ojos tristes que me observaban con lastima. Era comprensible.

Guardo la prueba en el bolso y salgo a la habitación. Debe ser John que viene a decirme que el taxi ha llegado. Apenas abro, no es él a quién veo.

—Logan —su nombre sale de mis labios sorprendida, mirándolo de igual manera —¿qué haces aquí? ­—pero no contesta, en un parpadeo se infiltra de forma presuntuosa y cierra tras él. Doy un paso atrás confundida cuando está frente a mí y de inmediato me toma del brazo, siendo atraída al centro de la habitación. Apenas si puedo seguir sus pasos sin tropezar, parece molesto. Cuando se detiene, da un tirón de mi para que me coloque frente a él —. ¿Qué estás haciendo? —inquiero irritada y con el ceño fruncido, no ha conseguido causarme dolor alguno, pero sin duda me inquieta su actitud. Intento zafarme, aunque su intención no es soltarme y mis forcejeos resultan inútiles. Lo miro entre confundida y furiosa. Su cabello está revuelto y su camisa con arrugas, jamás había visto a Logan tan desaliñado. Tiene cara de alguien que no ha pasado una buena noche.

Acerca su rostro deteniéndose a milímetros del mío. Su respiración es entrecortada y contrae su mandíbula varias veces, sospecho que incluso él está conmocionado y sin saber qué es lo que está ocurriendo. No me mira a los ojos, los mantiene en mi boca, pero no intenta nada más. Percibo el aroma del tequila en su aliento, creo que se ha bebido toda la botella.

—Estás muy mal, suéltame —lo empujo con ambas manos y apenas consigo que se mueva un centímetro. Sube una mano tomándome por la nuca, esta vez, con un poco más de fuerza y me acerca a sus labios.

Una vez los he rozado, como de costumbre, quedo fascinada y una ola de emociones me abruma, no me resisto. Cuando estoy en su presencia mi corazón late a toda velocidad y no puedo hacer nada contra lo que provoca. Y está requiriendo de mucha resistencia en él, veo que está conteniéndose. Gira su rostro hacia los lados, haciéndome sufrir con los sensibles roces de nuestros labios. Está matándome.

Ocurrió demasiado rápido, ¿qué es lo que le pasa? ¿Pretende jugar nuevamente?

—Logan no... —siento como solo decir su nombre rasga mi garganta, estoy luchando en contra de la debilidad en mi interior, deseo que me bese, pero sé que lo peor será continuar —. No me lo hagas más difícil —suplico.

Malas Decisiones [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora