Biológicamente imposible [NejixOc]

06: Tregua.

-¡Oye oye, no te alejes tanto!- chillaba Tenten corriéndo a toda prisa por la calle casi vacía -¡Neji nos debes una explicación!

Este último volteó desde la parada de buses, donde esperaba tranquilamente junto a unas cuantas personas más:
-¿Pero de qué explicación estás hablándo?- se encogió de hombros frente a su amiga, tratándo de disimular la incomodidad que lo invadía -porfavor vé al grano que no quiero perder el autobús.

-¡Estabas acosándo a ese chico!- Lee apareció gritándo a un lado de ellos, llamándo la atención de todos los que estaban por ahí cerca -¡te ví con mis propios ojos y si no hubieramos llegado a tiempo seguro te lo comes vivo!

Las personas que esperaban junto a él comenzaron a cuchichear entre si, algunos lo miraban raro y otros intentaban disimular las ganas de reírse. Incluso un par de muchachas decidieron alejarse a otra parada en lugar de seguir ahí junto a ellos:
-Lee, yo no pensaba comerme a nadie. No soy ningún caníbal...

-¡Estaban demasiado cerca!- insistió en gritarle la chica de los moñitos -¡¿acaso le estabas haciéndo un cumplido o qué?!

Estaba en medio de una complicada encrucijada: sus amigos lo dejaron como un pervertido ante un puñado de desconocidos gracias a sus alaridos y creían que intentaba conquistar a ese chico desagradable que había aparecido de la nada en su vida:
-Técnicamente eso era lo que estaba haciéndo, pero ustedes pervertidos creen que quería besarlo- avergonzándo e ignorándo los posibles contraataques, alzó su brazo para detener de una sola vez el autobús que lo llevaría hasta su casa -si quieren continuamos hablándo mañana, pero porfavor dejen de espiarme. No es nada lindo metérse en la vida de otros.

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Después de la bochornosa discusión con sus dos amigos, lo que quedaba del día le sirvió para despejar un poco su mente y descansar del intenso día que había tenido. Como siempre hacía, cenó junto a su padre, compartió un momento junto a él y luego cada quien se retiró a su respectiva habitación.

Neji encendió la televisión y cerró la puerta con el seguro. Exhausto, se dejó caer sobre la cama mientras escuchaba todas las desgracias que relataba el hombre del noticiario. Los párpados se le hacían pesados y sentía como se le cerraban los ojos, pero de un momento a otro recordó que tenía que completar unos deberes pendientes para el día siguiente y automáticamente el sueño se hizo más pesado. A regañadientes, se puso en pie y fue por su mochila:
-¿Cómo fui a olvidarme de esto?- maldijo entredientes -todo esto es culpa de esa ridícula actividad. ¿Cómo fui a ofrecer mi ayuda para eso?

Gracias a un movimiento brusco todas sus cosas cayeron al suelo, entre ellas el sobre que le había dado Arata. Eso también lo había olvidado, así que lo tomó con mucho cuidado y apenas puso sus dedos sobre el papel una sensación extraña le recorrió el cuerpo entero. Observó aquel trozo de papel por un instante antes de llevárselo de golpe a la nariz con la única intención de apropiarse por completo del exquisito aroma que desprendía: olía como las tardes de verano, esas donde los niños se las pasaban hasta tarde jugándo en las plazas y el aroma de las flores llenaba por completo las zonas pastadas. Era el aroma de Arata, era el aroma de su reluciente cabello el cual esa tarde tuvo la suerte de sentir entre sus dedos.

Se quedó suspendido en sus pensamientos, debatiéndose si es que el aroma de ese muchacho se debía a su perfume o a algún bálsamo para el cabello:
-¿Pero por qué estoy pensándo en eso?- susurró para si mismo -¿qué me importa a mi lo que él use?

Sin más preámbulos, rasgó la orilla del sobre de papel y sacó lo que había dentro: eran exactamente siete dibujos hechos a mano. Algunos trazos parecían bruscos y otros eran delicados, como si Arata se hubiese tomado minutos para dibujar una sola línea con suma ternura y dedicación. Todas aquellas ilustraciones representaban a la perfección lo que intentó expresar en aquel escrito, pero más que eso, representaban perfectamente lo que pasó por su mente al momento de escribir aquella historia.