Había olvidado por completo que ese día tenían clases de álgebra. Pese a que estudiaba las materias tal como debía, Arata no entendió nada de nada durante las últimas tres semanas, era como si su voluntad de aprender se hubiese bloqueado y no quisiera grabar nada más en su mente.
Esa mañana despertó exhausto. Durante la noche tuvo insomnio y apenas durmió lo que le correspondía, era por esa justa razón que estaba cayéndo dormido poco a poco sobre su pupitre mientras las palabras del maestro hacían doloroso eco en su cabeza. Dormirse en medio de una clase tan importante como esa sería fatal, sobretodo para él que no sabía ni siquiera donde estaba en ese preciso instante, pero sus ojos estaban a punto de cerrárse cuando un molesto ruidito provocado sobre su mesa le hizo sobresaltárse:
-¿Qué ocurre con usted, joven? ¿Acaso pasó toda la noche jugándo sus videojuegos?-No, no es por...- se cubrió la boca para así bostezar por largos segundos -lo siento, no he estado bien los últimos días.
En lugar de contestárle, el maestro extendió un marcador negro hacia él en señal de desafío:
-Pase adelante y realice el ejercicio número cinco. Cuando acabe compruebe que esté correcto utilizándo el método que les enseñé la semana pasada y porfavor que el desarrollo sea legible.Solo pasaría al frente a hacer el ridículo si intentaba realizar ese horrendo problema, pero para no quedar mal frente al profesor y el resto de la clase Arata se levantó de su silla y avanzó hasta llegar al pizarrón donde se enfrentó al ejercicio número cinco. Destapó el marcador y lo mantuvo apretado entre sus dedos mientras pensaba en como improvisar: sentía el pecho anormalmente agitado, como si el corazón se le fuese a salir por la boca en cualquier momento. Su mandíbula inferior comenzó a temblar también, pero el clima no estaba tan frío como para que le afectara de esa manera, ni siquiera existía algún factor externo que le hiciera daño en los ojos para producirle lágrimas tan rápidamente.
Toda la clase comenzó a murmurar cosas a sus espaldas gracias a la tardanza. Arata no tenía idea si eran cosas buenas o cosas malas, pero fueran lo que fueran lograron sacárle un sollozo angustiado que por desgracia hizo eco en toda la sala de clases:
-Lo siento, lo siento- susurró secándo sus lágrimas lo más pronto que pudo con la manga de su camisa a cuadros. Porfin puso el marcador sobre el pizarrón para desarrollar el problema tal y como saliera sin importar si estaba bien o mal.Las lágrimas continuaban cayéndo por sus mejillas al tiempo que le nublaban la vista y le impedían ver bien lo que hacía. A causa de eso dejó caer el marcador al piso sin querer, haciéndo que sus ganas de llorar desconsolado incrementaran en un mil por ciento:
-Muchacho, no sigas. No sigas porfavor- el maestro rápidamente llegó a su lado muy preocupado por la situación -¿qué es lo que ocurre? ¿No entiendes algo? El desarrollo iba perfecto hasta que dejaste caer el marcador.Estaba bien, todo lo que había pensádo y escrito sobre la pizarra estaba bien. Todos sus pesares se mezclaron dando como resultado un incierto sentimiento que no hallaba como definir, y como no supo definirlo prefirió dejarlo salir de una sola vez:
-Yo...yo no lo sé- contestó en medio de sus sollozos desesperados -de verdad no sé que me está pasándo. Lo siento mucho, lo siento mucho en verdad.Acabó por ponérse a llorar definitivamente mientras sus compañeros continuaban susurrándo cosas a sus espaldas. Al menos el maestro fue un poco más gentil y le dio un poco de apoyo al ofrecérle un pañuelo para que se limpiara el rostro:
-Si quieres puedes ir al baño y quedárte ahí hasta que te sientas mejor. Si lo prefieres también puedo llamar a alguno de tus padres para que venga a buscárte.-No hace falta, se lo agradezco de todas formas- el jovencito intentó secar sus lágrimas con sus propias manos -solo iré un momento al baño como usted me dijo y regresaré de inmediato.
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Biológicamente imposible [NejixOc]
FanfictionY va de lo mejor a cumplir con sus labores cuando encuentra algo que pertenecía a un niño. A un niño idéntico a él. Y ahí fue donde recordó aquel desliz del pasado que de seguro sacudiría sin piedad el tranquilo presente en el que vivía. ¿Qué iba a...