04: Objetos perdidos.

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Ya había transcurrido una semana desde el comienzo de los preparativos para la dichosa obra y parecía que él nunca acabaría con aquel vestido. Era una hermosa prenda dorada con pequeños detalles que tenía que dibujar a mano. Arata no le veía problemas a eso, al contrario, le pareció un gran desafío que tomaría gustoso aunque terminara usándo anteojos. El problema era otro: además de los altercados familiares que se estaban volviéndo pan de cada día para él, tuvo que aprender a soportar a Neji Hyūga, un desagradable tipo con delirios de escritor que creía que podía tratárlo con la punta de su zapato tal como si él fuese una escoria. Por lo menos lo saludaba al momento en que se encontraban a primera hora de la mañana y se despedía cuando ya se marchaban a casa, ya que el resto del día se lo pasaban distanciados creándo un ambiente tenso para todos o gritándose de un lado a otro por cualquier cosa.

Ambos tenían carácteres muy fuertes y estaban seguros que no podrían llevárse bien aunque así lo quisieran. Al menos solo faltaba una semana para no volverse a ver nunca más, a menos que tuvieran la malísima suerte de ser vecinos en un futuro.

Arata continuaba pintándo cada pequeño detalle sobre aquel trozo de tela, desconctado de todo gracias a la música que escuchaba a través de sus auriculares. Untó el pincel en un poco más de tinta y continuó con los detalles cuidadosamente hasta que sintió como una mano se apoyaba suavemente sobre su hombro:
-No puedo creerlo- una mujer desconocida estaba a su lado. No entendió lo que dijo, así que se quitó los audífonos para oírla -ese...¿ese es el que usaré yo?

Arata alzó la vista hacía ella, a quien sonrió asintiéndo con la cabeza:
-Si, este es. ¿Le gusta?

Con la punta de los dedos, la actriz intentó tocar el hermoso vestido, pero se detuvo de pronto, como si se hubiese electrificado:
-No me gusta, me encanta. Es lo más bello que he visto en mi vida. Realmente eres muy talentoso jovencito. Estoy muy agradecida por esto, y eso que ni siquiera lo he usado.

-No...no diga eso- hizo la vista un tanto avergonzado. Jamás se había sentido tan halagado como en ese momento -le confieso que en realidad yo no quería venir aquí, pero un amigo me dijo que aquí podríamos conseguir algo así como el estrellato y bueno, soñar no cuesta nada.

La mujer quitó su mirada hipnotizada del vestido y la dirigió hacia él, le sonrió con ternura y con cuidado le acarició el cabello:
-Existe la posibilidad de que el año próximo se haga otra obra como esta. Si es así, nuevamente pediremos ayuda de algunos estudiantes, pero yo haré lo posible para que tú regreses a trabajar con el vestuario, y si es posible, que vayas con nosotros a colaborar en otras funciones.

-Señora, no bromee conmigo porfavor.

-¿Y quién te dijo que estoy bromeándo? Tú mismo lo dijiste, soñar no cuesta nada.

Apenas llevaba unos segundos hablándo con ella y ya se sentía completamente impactado. Naruto tenía toda la razón en eso de que alguien podía darse cuenta de lo talentosos que eran. Por lo menos a él ya lo habían notado y jamás se sintió tan realizado como en ese momento:
-Entonces...muchísimas gracias- balbuceó, mirándo nerviosos hacia otro lado -si me disculpa, debo continuar con esto.

-Claro. Un gusto compartir contigo, jovencito- la actriz se despidió de él haciéndo una pequeña reverencia para después retirárse por donde mismo había llegado.

En silencio y en completa soledad se quedó contemplándo el vestido que había hecho casi solo, después observó los pinceles y finalmente sus manos. Todo parecía dispuesto para que continuara trabajándo, pero dentro de él algo se lo impedía. Sonrió, observándo sus manos manchadas de pintura: se sentía lleno y feliz. Era un largo plazo, pero si en un año las palabras de esa mujer se cumplían, podría probarle a su padre que si había escogido el camino correcto.

Biológicamente imposible [NejixOc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora