35: Cercanía.

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Como siempre hacía, despertó antes que la alarma sonara para apagárla y así seguir durmiéndo unos minutos más. Se restregó los ojos, se acomodó un poco el cabello y volvió a envolvérse en las cálidas mantas cuando sintió algo de movimiento a las afueras de su habitación. Gracias a lo somnoliento que seguía y al libro que intentó leer la noche anterior, la idea de que habían llegado espíritus a su casa se instaló en su cabeza y para su gusto ya tenía suficientes presiones encima como para ahora tener que soportar a un par de almas en pena.

Arata se levantó, se calzó sus pantuflas y se dispuso a espantar a esos supuestos muertos a como diera lugar. Nada ni nadie lo sacarían de ahí ya que, en ningún otro sitio encontraría una renta tan conveniente como esa:
-¿Cómo pueden pasárme tantas cosas malas de una sola vez?- se preguntó a si mismo, saliéndo de su cuarto -esto debe ser una maldición. Estoy seguro que alguien está haciéndo magia vudú con Neji y atrajo todo eso con... ¿y tú qué haces despierto a esta hora? Hajime, son las seis de la mañana.

El niño alzó la vista y le observó con un ojo abierto y el otro a medio cerrar. Llevaba puesta la parte superior del uniforme pero aún conservaba los pantalones del pijama:
-Tú también estás despierto.

-Pero te levantáste una hora antes.

-Pero... pero tú también estás despierto.

Tal vez no habían espíritus ni fantasmas rondándo por ahí, pero si su hijo se desarrollaba como un potencial sonámbulo, realmente tendría más presiones encima:
-Ven aquí, ven aquí- dijo, tomándolo entre sus brazos -¿por qué estás en pie a estas horas de la mañana?

-Escuché a papá levantárse antes que nosotros, así que quise despertárme junto a él para desayunar juntos... y desayunar los tres y también... - Hajime se recostó contra el pecho de su papi, y gracias a la calidez del pijama de este no pudo evitar quedárse dormido otra vez. Al menos ya sabía que no sería un futuro sonámbulo que intentaría lanzárse por el balcón sin razón alguna y en parte, eso lo dejaba tranquilo.

De repente la puerta del baño se abrió y de entre todo el vapor que se dispersó por el pasillo apareció Neji, perfectamente vestido mientras el cabello húmedo le caía por sobre los hombros. No podía creer que Hyūga ya estaba casi listo para comenzar el día y que a comparación suya, él ni siquiera se había lavado la cara:
-¿Por qué te levantáste tan temprano?

-Siempre me levanto a esta hora- respondió con la mayor tranquilidad del mundo -desde que trabajé en la escuela debo estar en pie a las seis en punto, y ahora que trabajo para tu padre debo ser más riguroso con el horario.

-Ah, entiendo- dijo, cuando en realidad no entendía nada: sabía que el despacho de su padre empezaba a atender desde las nueve de la mañana, la misma hora en que él comenzaba su jornada en la librería -oye, hay tazas limpias para que puedas preparárte el desayuno. Toma lo que quieras de la alacena o el refrigerador, ¿si? Yo volveré a dormir, aunque sean solo unos minutos. Lo último que quiero es empezar el día con migraña.

Neji vio como Arata regresaba a su habitación, arrastrándo los pies y cargándo a Hajime entre sus brazos. Supuso que no estaba acostumbrado a ese horario porque hasta se olvidó de cerrar la puerta:
-Oye, todavía no te vuelvas a dormir- dijo, acercándose con lentitud a la entrada del cuarto -¿cómo es eso de las migrañas?- y apenas puso un pie dentro de ese pequeño espacio, se encontró con que los dos ya estaban completamente dormidos encima de la cama mientras se abrazaban el uno al otro.

En silencio se acercó un poco más hasta ellos, con tal de poder observárlos con más detalle. Tuvo la leve sensación de que ambos tenían frío y necesitaban algo de calor, así que tomó las mantas y los cubrió un poquito más de lo que ya estaban. Por un momento creyó que echárse a dormir junto a ellos no estaría nada de mal, pero la buena relación amistosa que había entablado con Arata seguramente se iría al demonio y hasta podía sacárlo de ahí de la misma forma humillante en que Sasuke lo había hecho, así que para ahorrárse problemas solo los observó descansar, analizándolos en silencio tratándo de ver en que eran similares y en que no lo eran. Con cuidado, pasó su mano primero por el rostro de Hajime. Este último ni siquiera se inmutó al contácto, pero al menos parecía estar durmiéndo bien y pese a que arriesgaba mucho con lo que hizo a continuación, lo hizo de todas formas: al igual como hizo con su hijo, acarició con cariño la mejilla de Arata, quien a diferencia del pequeño si correspondió al gesto con un ligero movimiento mientras una tierna sonrisa aparecía en su rostro.

Biológicamente imposible [NejixOc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora