61: Enfrentar la realidad.

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Creyó que la visita a la consulta no sería tan extensa y como no había llevado el teléfono móvil consigo, comenzó a leer unas revistas que estaban dispuestas sobre las mesas en la sala de espera. Hideo concluyó para si mismo que las modelos que aparecían en las portadas eran muy bonitas, pero al percatárse de que las publicaciones eran de hace unos veinte años, prefirió dejárlas a un lado. Esas mujeres tendrían la edad de su madre y por alguna razón, eso le hacía sentir muy mal.

Su hermano salió de la oficina donde fue atendido, cargándo con un par de papeles en la mano. Lo vio despedirse del profesional y luego dirigirse a él:
-¿Y qué tal?- el muchacho le invitó a sentárse a su lado -¿tienes las costillas rotas o no?

-No, no están rotas, solo me ha recomendado descansar. Dijo que si hago movimientos bruscos o fuerza de más, puedo comprometer algún músculo y que todo resultaría mucho peor- Arata le extendió un papel donde estaba escrito el nombre del medicamento, nombre que no podía descifrar -me recetó eso y dos semanas de descanso.

-¿Dos semanas? No es por intentar ser aguafiestas o algo por el estilo, pero que...

-¿Qué pasará con mi trabajo?- el mayor se puso en pie, adivinándo al mismo tiempo lo que su hermano quería preguntar -tranquilo, encontraré uno nuevo después. La vida no se acaba al perder un puesto importante.

-Pero, ¿y tu departamento?- insistió Hideo -¿cómo vas a pagárlo si es que regresas allí?

Como respuesta, solo obtuvo una breve sonrisilla por parte de su pariente:
-Si es que regreso.

-¿Qué has dicho?

-Nada, nada. Mejor ven aquí- pasó su brazo por sobre los hombros de su hermano y lo acercó a su persona con tal de apoyárse -será mejor que me acompañes a la farmacia, voy a necesitar ese medicamento cuanto antes. Este dolor me está matándo.

~~~

Podía ver a sus padres conversándo muy alegremente con Hajime en la sala de estar. En un sofá muy cercano a ellos estaba Arata, mirándoles con cierta melancolía en los ojos a la vez que sostenía un libro cerrado sobre su regazo. Hideo dijo que iría a preparárse una taza de café, cuando en realidad lo que quería hacer era otra cosa: hace unos días había recibido un mensaje importante y debía entregárselo a su hermano a como diera lugar.

Con nerviosismo, se acercó a la sala de estar y esperó a que a Arata cruzara miradas con él. Cuando eso ocurrió, el más joven alzó su mano y con un ademán, le pidió que se acercara a la cocina. Estaba temblándo, nunca en su vida había sentido algo similar:
-¿Qué ocurre, Hideo? ¿Acaso te quemáste con el agua hirviéndo?

-No no, nada de eso- se llevó las manos a los bolsillos de su pantalón de pijama, con las palabras picándo en la punta de su lengua -uhm, hermano...

-¿Si?- el mayor intentaba hacérlo hablar de una vez. Que divagara le empezaba a molestar un poco -¿qué está pasándo contigo? ¿Son problemas en la escuela? ¿Te gusta una chica y no sabes como acercárte a ella?

-¡No! No no, no es eso.

-¿Y entonces qué es? Si no me hablas, tendré que ir por nuestro padre.

-Mi maestro- las palabras salieron de repente de su boca. Sentía mucho miedo, pero al menos ya había dado el primer paso dentro de aquella conversación -mi maestro ha estado preguntándo por ti. Sé que estos asuntos no me incumben, pero me contó que ustedes discutieron hace tiempo...

-Ese desgraciado no debería estar contándote de esos asuntos- escupió Arata, con notorio desprecio -al contrario, debería estar dándote gracias por el hecho de que nuestros padres sigan pagándole.

Biológicamente imposible [NejixOc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora