Biológicamente imposible [NejixOc]

46: Estreméceme, cariño.

El viaje de regreso a casa fue más aletargador de lo que creyeron que sería: hubo un enorme atochamiento del tráfico y por alguna razón, empezó a hacer más calor del debido. Para suerte de todos, Hinata conocía un atajo y pudo dejárlos en el edificio antes de que anocheciera, pero como si no fuera suficiente desgracia, al entrar al recinto el portero les anunció que el suministro de luz estaba cortado y que no lo regresarían hasta el día siguiente:
-¿Sabes? Al menos ya estamos de regreso- Arata le dio un empujón a la puerta y la sostuvo para que Neji pudiera entrar con Hajime aún dormido entre sus brazos -déjame encender unas cuantas velas para no estrellárnos con los muebles y lo llevas a su habitación- fue hasta la cocina, de donde regresó con algunas velas de colores que acomodó sobre unos pequeños platos que también llevó consigo, improvisándo así unos candelabros -¿quién diría que el día terminaría así?

-No es tan malo. Podremos descansar más si nos dormimos temprano.

-¿Y no vas a querer pastel?

Recordó que antes de marchárse, el festejado insistió en compartir con ellos parte de su pastel de cumpleaños. Neji se había negado rotundamente, pero el chico les molestó tanto que al final les entregó casi la mitad de la torta:
-No tengo hambre. Supongo que podremos comer un poco mañana a la hora del desayuno.

-Como digas. Yo también estoy exhausto y lo último que quiero es caer dormido sobre la comida- Arata tomó dos de aquellas lamparillas en cada una de sus manos -vamos, llevémoslo a su cuarto.

Con mucho cuidado, los dos avanzaron a pasos lentos por el pasillo hasta llegar a la habitación de Hajime, donde lo primero que hicieron fue dejárlo sobre su cama:
-¿Cómo harás para ponerle la pijama?

-Tendría que despertárlo, o nada más vestirlo así, tal y como si fuera un juguete- ya había dejado una de las velas encendidas sobre una de las estanterías más seguras de toda la habitación, así que solo se acercó hasta la cama, dispuesto a despertar al pequeño -oye, despierta. Es hora de ir a la escuela.

-¿A la escuela? Pero... ¿pero no es sábado?

-Bien, así está bien. Solo quédate ahí, muy quietecito- rápida y habilosamente, Arata cambió la ropa usada por su hijo por la pijama a rayas que correspondía en solo unos minutos -ahora estás listo. Perfecto para ir a la cama.

-¿Y la escuela?

-No hay escuela, Hajime. Ahora acuéstate y descansa lo más que puedas.

Mientras se dejaba caer sobre su cama acolchada y llena de peluches, el más pequeño de los tres vio la luz de la vela que aclaraba un punto de su cuarto oscuro:
-Por... ¿por qué hay velas?

-Porque no hay suministro eléctrico hasta mañana- respondió Neji -por eso debemos hacer lumbre con velas.

-¿Y qué es un suministro?

-Hijo, estás muy cansado como para entenderlo.

-Pero yo quiero saberlo.

-Hajime, oye- Arata le habló apoyado sobre la orilla de la cama -tu papá tiene razón. Debes descansar.

Como respuesta no obtuvo más que un quejido de clara molestia. La criatura se abrazó a uno de sus enormes peluches e intentó ignorárlos en su totalidad:
-Debes descansar.

-Hajime, no te burles de Arata.

-Hajime... Hajime no te... no te burles de... - y después de eso no dijo más. En lugar de que su burla diera resultados, cayó dormido envolviéndo a ese animal de felpa sin remedio alguno.

En completo silencio ante aquella acogedora escena, los dos adultos se retiraron, no sin antes apagar la llama de la vela para después cerrar la puerta con suavidad:
-Quiero suponer que está así de eufórico porque vio a casi todos sus parientes, y no porque está copiándo malos hábitos de alguien que no conocemos.