-Le temo a los insectos desde que era apenas un niño. Creí que lo superaría con el paso del tiempo, pero al parecer estoy hecho para que me persigan y se metan a mis oídos- un cosquilleo extraño le recorrió todo el cuerpo al recordar sus terribles experiencias pasadas -los aborrezco, los aborrezco con toda mi alma. A veces me siento muy avergonzado cuando las polillas entran a mi casa durante las noches calurosas: Hajime las toma por las alas y sin problemas las saca por la ventana porque yo ni siquiera puedo darles con la escoba.
-¿Entonces como haces para cuidar flores si le temes tanto a los insectos? Eso es realmente extraño.
El padre de Neji le hacía silenciosa compañía mientras él lavaba voluntariamente los platos. Él mismo se había ofrecido a ayudárle a secar los ya limpios, pero se lo impidió bajo la excusa de que él lo haría todo:
-Discúlpeme- Arata dejó caer la esponja con la que estaba fregándo, salpicándose con un poco de agua mezclada con detergente -¿pero cómo sabe eso usted?-Neji me lo ha contado. Suele hablar mucho del pequeño jardín que cuidas junto a Hajime. Es más- el mayor hizo una pausa para sonreírle -siempre me está hablándo de ti.
-Pero... ¿pero qué está diciéndo?
-Lo que oíste muchacho, que mi hijo siempre habla de ti- aquel hombre se cruzó de brazos mientras continuaba sonriéndole cálidamente -de hecho, ese es el tema sobre el cual quería hablar contigo.
¿Qué era eso de que Neji siempre estaba hablándo de él? Cerró el grifo del agua y se sacudió las manos con tal de poder concentrárse mejor en aquella repentina conversación:
-Entonces hable señor, le escucho muy atento e intrigado.El mayor respiró profundo mientras le observaba con una extraña expresión de cariño:
-Mi hijo siempre fue un chico serio y arrogante. A medida que crecía miraba al resto por sobre su hombro, menospreciándolos. Aún siéndo un adulto continúa con esas conductas intimidantes...-Discúlpeme por decir esto, pero yo ya sé que Neji es un maldito arrogante orgulloso que se cree el dueño del mundo- interrumpió Arata, llevándose las manos a los bolsillos de sus pantalones de vestir -cuando nos conocimos me trató de la peor manera que pudo existir y casi siempre estaba diciéndo que yo era un estorbo.
-De todas maneras se acostó contigo esa noche, no creo que te considerara un estorbo después de todo- frente a él, el varón de cabellos claros hizo la vista a un lado mientras sus mejillas poco a poco se pintaban de rojo. Al menos después de eso no volvería a interrumpirle -regresándo al tema, Neji continuó comportándose de esa manera hasta que conoció a este chico con quien está comprometido. Admito que el individuo no era ni es de mi total agrado, pero si hacía feliz a mi hijo entonces lo aceptaría, o al menos me esforzaría para apreciarlo.
¿Por qué le estaba contándo esa clase de cosas? No lo comprendía en lo absoluto. La vida privada de Neji no le importaba en lo absoluto:
-Lo siento mucho, pero yo no tengo por qué estar escuchándo esto- Arata sonrió modestamente, como si suplicara no oír más de aquella historia -si Neji no se mete en mi vida, yo no tengo razones para meterme en la suya.-Tienes que escuchárme, muchacho. Esto no es algo que me voy a tomar a la ligera, mucho menos si se trata de mi hijo.
-¿Entonces que es lo que pretende con todo esto?- su sonrisa se desvaneció para dar paso a un gesto más duro, más severo -si está advirtiéndome para que no intervenga en la maravillosa y saludable relación que su hijo mantiene con ese hombre al que aprecia tanto, le advierto que solo está perdiéndo su tiempo- Arata alzó la vista, amenazánte. Sus ojos azules parecían haber perdido su brillo, dando así la sensación de que se desataría una tormenta dentro de sus iris -no tengo ningún interés amoroso hacia Neji. Si nos estamos llevándo tan bien es simplemente porque ahora somos adultos y sabemos como llevar la fiesta en paz entre nosotros.
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Biológicamente imposible [NejixOc]
FanficY va de lo mejor a cumplir con sus labores cuando encuentra algo que pertenecía a un niño. A un niño idéntico a él. Y ahí fue donde recordó aquel desliz del pasado que de seguro sacudiría sin piedad el tranquilo presente en el que vivía. ¿Qué iba a...