Ese día lunes, Hajime no asistió a clases. Si, Arata lo despertó temprano como casi siempre hacía, pero en lugar de vestir el uniforme le pidió usar ropa común y corriente, además de llevárlo consigo a su trabajo.
El pequeño estaba junto a Ino, estrujándo entre sus manos una cajita de jugo que ella misma le regaló mientras le comentaba de lo fabulosa que era su tortuga mascota:
-Todo lo que me has contado es muy extraño- opinó Shino, observándo al pequeño por debajo de sus gafas oscuras -yo tuve paperas cuando era un niño, y te puedo asegurar que los síntomas no me permitían reírme tan bien como él hace ahora.Arata volvió a sentir como si su corazón fuera estrujado con crueldad. Shino era el primero que le entregaba un testimonio verídico y comparado al testimonio de su hijo, ni siquiera la cuarta parte calzaba:
-No quiero pensar en que fue Hinata quien hizo esto- dijo, sujetándose el tabique de la nariz -es una mujer tan dulce y buena con él. Ella no fue, estoy seguro que ella no fue.-¿Qué ha dicho Neji respecto a esto?
-Se lo hemos ocultado todo. Anoche descubrí que Hajime tenía esas marcas y los dos acordamos no contárle hasta saber la verdad- cerró los ojos y respiró profundo -Sakura es la única que puede ayudárme a aclarar esta confusión.
Ambos pusieron su vista sobre la criatura, quien ahora ayudaba a la chica rubia a acomodar unas cuantas libretas nuevas en una de las muchas estanterías:
-Iré con ustedes.-Shino, no debes hacer esto. Los dos sabemos movérnos por la ciudad sin problema alguno.
-Aprovecharé de ir a ver a Chikara. Tal vez le lleve el almuerzo o hasta ella pueda salir a comer algo conmigo. Además- Aburame observó hacia las afueras del pequeño local -tengo el presentimiento de que no van a estar completamente a salvo si van los dos solos.
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A un lado de aquella librería, había un local donde ofrecían comida rápida y mesas al aire libre. Los platillos que servían no eran ni buenos ni malos, pero la ubicación era exactamente lo que una persona como él buscaba. Sasuke estaba pasándo desapercibido: se había quitado el flequillo del rostro mientras que el resto de su cabello lo sujetó en una coleta. Buscó en su armario sus prendas más sencillas, dándo así con una sudadera azul y un pantalón tipo deportivo. Creyó que con un par de pantuflas su atuendo estaría más que perfecto, pero prefirió ponérse un par de zapatillas gastadas para su mayor comodidad.
Bebía a regañadientes una malteada de vainilla, cuando vio al maldito de Arata saliéndo de su trabajo con el microbio bastardo entre sus brazos. Pensó en ir y hacérle frente, pero un sujeto de aspecto misterioso les estaba haciéndo compañía. Se cruzó de piernas, dejándo despectivamente la malteada a un lado antes de llamar a la muchacha que lo estaba atendiéndo:
-Dígame, señor.-Antes de irme de aquí quiero pedirte un vaso con agua, y también hacérte una pregunta.
-Por supuesto- la chica le evadió la vista, nerviosa mientras levantaba la malteada despreciada de la mesa -¿qué necesita saber?
-En esa librería que está justo allí, ¿todos se marchan a la hora de almuerzo, o alguien se queda dentro montándo guardia?
-La mayoría sale y no regresa hasta una hora con treinta. A veces unos van y vuelven, otros se quedan o ninguno se marcha del local. El horario de almuerzo es muy extraño, pero suelen ser muy puntuales a la hora de reabrir por las tardes. Si me pregunta por qué lo sé, es porque hay un chico muy guapo que trabaja ahí dentro- comentó ella sin que Sasuke le consultara -es notablemente mayor que yo y también tiene un hijo. Es obvio que ya está ocupado.
La mesera se dio la vuelta y fue por el vaso de agua que Uchiha pidió. Cuando regresó, observó paciente como el cliente bebía de una sola vez el líquido que acababa de servirle:
-Tú quédate tranquila- él se puso en pie, buscó en el bolsillo de su sudadera y le extendió a la jovencita una buena propina -pronto va a estar libre para ti.
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Biológicamente imposible [NejixOc]
Fiksi PenggemarY va de lo mejor a cumplir con sus labores cuando encuentra algo que pertenecía a un niño. A un niño idéntico a él. Y ahí fue donde recordó aquel desliz del pasado que de seguro sacudiría sin piedad el tranquilo presente en el que vivía. ¿Qué iba a...