1.¿Conocido?

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2 años después

Escucho el rugir de los motores de mi alrededor son las motos que están a punto de empezar la carrera.

Yo no me quedo atrás, yo también compito en este lugar que le llamamos Pentágono. Es necesario ganarte autoridad sino no te respetaban y no te tomaban en serio.

Ya tengo tiempo aquí, cuanto no importa; motivo tampoco; me concentro en la carrera que está a punto de empezar.

Ya estamos en la línea de meta, hoy tengo a tres contrincantes, el que está de mi lado izquierdo es un hombre pasado de los treinta tiene barba, lo sé porque no lleva casco, su vestimenta es típica de los motociclistas rudos, unos jeans negros, botas negras, chaqueta de cuero negra y una camisa gris que tiene calaveras.

De mi lado derecho esta una chica, su vestimenta no es muy llamativa ya que aquí así se visten la mayoría de las chicas. Ella lleva unos jeans simples con una playera de cuadros de botones y una camiseta blanca debajo y ella si lleva puesto casco pero pude notar que tiene su cabello castaño. Y de su lado derecho esta otro hombre pero no lo alcanzo a verlo bien.

Igual llevo mi casco puesto, lo ocupo para estar en anonimato otros lo ocupaban por protección u otros simplemente no lo ocupaban.

El macho pecho peludo se me queda viendo con superioridad, yo en cambio le lanzo un beso, al momento que mi mano se aleja del cristal del casco—que está a la altura de mis labios— le enseño el dedo corazón.

La línea de meta está enfrente de un túnel obscuro que no parece tan amplio, arriba hay un puente donde las personas están cómo espectadores que gritan emocionados por la batalla— así es como llaman a las carreras— apostando por su mejor peleador. Estamos en un terreno abandonado donde se ven las columnas del puente a medio construir, a olor a cemento y metal oxidado, con tierra húmeda por todas partes con pasto tratando a sobrevivir, algo que he aprendido de aquí es que no te dejes engañar por las apariencias puede ser muy diferente a lo que vemos a simple vista.

Aquí son tan considerados que preparan el banquete para los invitados, lo que quiero decir es modifican completamente el terreno tal vez se vea así por fuera pero dentro del túnel no sabemos que es lo que nos espera a algo muy sencillo y común de una carrera a lo más difícil e imposible que te puedas imaginar.

Aunque aquí no debo preocuparme tanto es la fase 3 y en esas sus obstáculos casi siempre son las mismas, solo cambian algunas cosas o cambian el orden.

Enfrente del túnel se trasmite una luz blanca que proviene de alguna parte que va formando un número que es el cinco, como si fueran a rodar una película comienza la cuenta regresiva y la gente eufórica y ansiosa comienza acotar.

—¡CINCO... —gritan al unisono.

— Las instrucciones son simples— habla una mujer con la voz mecanizada por el intercomunicador que tengo en el oído izquierdo.

¡No escucho nada!

—Avanza despacio y encontraras tu camino, no lo pierdas hasta llegar el final.

¿Qué? ¿Cómo que...? Vaya instrucciones.

—¡UNO!... ¡A GANAR!

Avanzo despacio adentrándome a la obscuridad, las luces de la moto por alguna razón no funcionan así que vamos a ciegas, el color de las motos brillan en la noche eso nos ayuda en no chocar entre nosotros. En mi camino de la nada brilla una luz formando una fecha flecha de un color rosa, igual les sucede a los demás pero con diferentes colores, la fecha se va extendiendo hasta casi perderse.

No dudo en acelerar y comienzo a seguirla, en el túnel cada vez se va haciendo más y más grande pero no cambia de color sigue siendo negro, llegamos a un lugar que está lleno de flechas de colores pasando de un lugar a otro.

No Confies En NadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora