2. Adiós "amigos nuevos".

694 49 4
                                    

Me alarmó y me levanto lo más rápido que puedo.

―Disculpe, fue mi culpa.

―No te preocupes, siempre teniendo prisa―dijo el Sr. Wadsworth. Es un amigo de mi papá trabaja con él. Se encarga de administrar la empresa. -Cuanto tiempo sin verte, cada vez más bella- me alga el Sr. Wadsworth.

Es un hombre pasado de los cincuenta tiene su cabello canoso, sus ojos son de color verde esmeralda, su cara es algo ovalada y tiene la tez morena.

- Benjamín, que gusto verte―habla mi padre detrás de mí.

Mi nervios aumentan a mil, si el Sr. Wadsworth le dice a mi padre lo que pasado, estoy muerta.

― Y tú cada vez más viejo- bromea el Sr. Wadsworth, ellos tienen una amistad de varios años pero yo casi no lo conozco. Decido mejor ya irme.

―Bueno, un gusto volverlo a ver, me tengo que retirar, con permiso.

―Es cierto― Sr. Wadsworth se dirige a la oficina de mi padre y mientras mi padre señala las escaleras.

¡¿Qué?!

―Pero...―replico pero me callo al ver su expresión de mi padre. ―Claro, me retiro―dije forzando una sonrisa. Me doy media vuelta y subo las escaleras rápido no al llegar a mi habitación me contengo en azotar la puerta. Espero no puedo ya que las puertas se deslizan y que son automáticas.

Me siento tan impotente que prefiero salir.

Ya decía yo que había sido muy fácil. De una u otra manera no me iba a dejar ir.

Entro al invernadero y me siento sobre el suelo y comenzó a dibujar para tranquilizarme, siento un nudo en la garganta, pestañeo para no dejar salir las lágrimas, no le daré el gusto a mi padre.

Tiene tanto tiempo que no las veo, desde aquella vez que sucedió todo...

....

- ¡Santo cielo, Libby! ¿Sabes lo que es buscarte en esta casa? Y con eso que la casa es tan pequeña- ironiza lo último Claudia entrando al invernadero

-Por eso tú eres mi mejor amiga porque eres la única que me puede encontrar- respondo sin quitar mi vista en la pintura que estoy haciendo.

Escucho como entra y pone algo en la pequeña mesa que está a un lado de mí. Sumerjo el pincel en la pintura gris.

― te traje algo de comer, debes tener hambre.

―Sí, gracias―digo sin prestarle demasiada atención lo que tiene en la bandeja.

Escucho como sus zapatos resuena con el frio piso hasta ya no escucharlos. Me concentro en el cuadro que estoy pintando.

Me alejo un poco al terminar para corregir algunas cosas. Había pintado un atardecer nublado, donde las nubes son de un color gris con un toque de morado por la poca luz que refleja el sol que se asoma solo un poco en el poniente. Dejo que seque la pintura.

Tomo entre mis manos una caja de herramientas de jardinería. La coloco en el piso y mis rodillas tocan igual el piso para estar a la altura de las plantas. Comienzo a quitarles una hojas que se están marchitando, remover la tierra y algunas las cambio de maceta para que tengan más movilidad de crecer a gusto.

Este es uno de mis pasatiempos favoritos donde puedo estar sola sin que nadie me interrumpa o moleste y nadie sabe acepción de Claudia pero ella es aliada así no hay problema, también es mi lugar favorito donde puedo despejarme sin salir de casa.

Pongo todo en su lugar tanto las herramientas de jardinería como las pinturas. Tengo una vista excelente del jardín trasero que es inmenso todo alrededor del jardín hay flores de diferentes tipos y en el centro se encuentra un laberinto de arbustos (con una altura de 3 metros), también hay un árbol con un columpio.

No Confies En NadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora