65. Debajo del agua.

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Doy una rápida mirada a mí alrededor viendo a mi padre y el holograma de Rick a través del cuarto de vidrio que me rodea.

La alarma suena y el tiempo comienza a correr en el reloj.

Mis pies patinan un poco sobre el suelo. Corro hacia el otro lado del cuarto donde esta la única salida.

A unos pocos metros de casi llegar a la puerta, una enorme cosa de metal me taclea y me derriba en segundos.

Ruedo sobre el suelo y me levanto de un salto, ignorando todo el dolor que me recorre de lado izquierdo de mi cuerpo.

El androide me mira, moviendo su cabeza de un lado a otro, evaluándome, analizándome para prever mi siguiente movimiento. Doy un salto hacia al frente dando una pirueta, en el acto agarro una daga de mi bota al momento que mi rodilla toca el suelo y la otra queda flexionada hacia arriba, lanzo la daga en dirección al androide. No pierdo tiempo en ver si le he dado, pero lo he distraído unos segundos y esos segundos son valiosos para mí. Corro hacia la puerta que me queda un poco más lejos de lo que pensaba.

Algo se enreda en mi pie y tira de mí haciéndome caer al suelo dándome un golpe fuerte en la boca.

La sangre no tarda en salir, aunque poca atención le presto al tener el Androide encima. Alza su puño en dirección a mi cabeza, me muevo rápido y me lo quitó de encima. Agarro la cadena que ha utilizado conmigo y la ocupo en su contra. La lanzo con rapidez sobre su muñeca donde se enreda sin problemas, paso arriba de su espalda y jalo la cadena con fuerza.

En seguida se escucha un crack fuerte y la cadena cae al suelo con el sonido de un metal pesado detrás.

Mi victoria me ha distraído y el robot en segundos se levanta, lanzándome golpes seguidas veces, apenas alcanzo a esquivar algunos pero para otros no tengo tanta suerte.

Mis puños me arden al contratacar pero los golpes son en vano, solo el sonido hueco y el metal resuena sin hacerle el menor daño.

El androide que me saca una cabeza de ventaja, lo ocupa en su favor. Me alza sin problemas hacia una mesa

Resbalo por la mesa cayendo hasta el otro extremo. El golpe me ha dejado sin aire y con dificultad siento como el aire regresa a mí. Cubro mi rostro al sentir que alguna cosas que estaban sobre la mesa caen en mi dirección.

Siento como tiran de mi pie y me arrastran lejos de la salida.

Pateo su mano de metal pero nada le impide seguir con su objetivo. Me arrastra a través de las cosas que se han caído de la mesa y mi vista cae en cuenta de un tubo de metal. Me estiro y me resisto para atraparlo en mis manos. Su agarre en mi tobillo se hace más fuerte y tira de mí con violencia aunque justo a tiempo el frio metal es rodeado por mano.

Con mucha fuerza golpeo su brazo, que se zafa al instante de su hombro y queda colgando de un cable. Me levanto de un salto justo a tiempo cuando el robot voltea a verme, le doy un golpe en la cabeza dejándolo aturdido. Chispas comienzan a salir por todos lados y se tambalea para atrás, llevándose sus manos a su cabeza.

Entierro el tubo en su estómago, donde toda esa parte hasta el pecho es transparente dejándome ver como los cables se cortan sacando más chispas y humo.

El robot cae de rodillas y se queda paralizado cayendo al suelo en un sonido sordo.

No me entretengo más ni para tomar aire y atravieso el cuarto para salir de ahí agarrando la pequeña pieza de metal que está pegada a ella. Bajo unos cuantos escalones para luego saltar sobre el barandal y llegar al segundo piso en cuestión de segundos.

Miro el techo con reclamo al toparme una única puerta en una única pared.

Abro la puerta para toparme con el laberinto del segundo piso.

No Confies En NadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora