—¿estás seguro? —pregunto con cierta duda.
—Sí, es una casa del árbol—se encoge de hombros también mostrándose confundido con la respuesta.
Me levanto del suelo para recorrer la habitación de un lado a otro pensando y una idea loca se me viene a la mente.
—Es hipotéticamente imposible pero es la única respuesta que se me viene a la mente—volteo a verlo. —hay una casa del árbol que teníamos cuando éramos pequeños por donde vivía antes, la llamábamos de una forma rara...amm...algo de escondite...guarida...
—Refugio—sonríe con nostalgia, —lo recuerdas
—Últimamente empiezo a recordar algunas cosas de mi niñez, sé que es raro pero estoy recobrando algunas memorias—Me encojo de hombros devolviéndole la sonrisa, niego con la cabeza para no desviarme del tema primordial— Podemos ir mañana, entre clases...
—Mañana no puedo
—Entonces vamos el viernes...—se muestra apenado. —¿y el sábado? —suspiro con pesadez al ver su mirada. —necesitamos la cinta, el hecho que recuerde la casa dudo mucho que recuerde el camino.
—Lo siento además no sería muy útil, no recuerdo el camino—de nuevo se encoge de hombros. Acaricio mis sienes para pensar, me acerco a bebedero y en un vaso vierto un poco de jugo. Le señalo el vaso indicando si quiere un poco pero él niega.
—Bueno entonces estamos perdidos—me siento en la cama y sigo pensando. El teléfono de Will suena, lo revisa y hace una mueca de fastidio que oculta con rapidez pero logro verla.
—Pensaremos en algo pero no vayas sin mí—me advierte para luego contestar la llamada y salir.
Pero antes le respondo —No prometo nada— me alcanza a escuchar y se voltea para poner dos de sus dedos cerca de sus ojos y dirigirlos a mí.
Pongo el vaso sobre la mesa y reacciono en el momento que siento liquido salpicarme mis piernas y me doy cuenta que no estaba cerca de siquiera ponerlo en la mesa. Decido mejor salir de la habitación para tomar un poco de aire y al sentir que si sigo ahí dentro estas cuatro paredes en verdad perderé la cordura, si es que aún tengo.
Mis pensamientos se dirigen hacia una sola persona con cuatro letras.
Jack.
Había dejado de pensar en él hace tiempo pero eso no significa esa sensación rara se vaya de mí. Solía ponerme a pensar muy a menudo en cómo es que todo se nos salió de las manos, todo lo que paso para que ahora estuviera 5 metros bajo tierra. Lo que empezó como un juego termino en una tragedia. Ay Jack... ¿Por qué no dejaste el juego? ¿Por qué empeñarte en ganar cuando lo único que hacías era perderlo todo? ¿En qué momento te perdimos? ¿Acaso no era suficiente todo lo que tenías? ¿Qué te hizo falta para recurrir al Pentágono? ¿Es que acaso no viste el peligro, te segó tu ego, tu vanidad? Preguntas que jamás tendrán respuestas y que retumbaran en mi cabeza por siempre. Lo comenzó como una marea termino en tsunami que nos arraastro a todos. Lo único que hice fue cubrirte tus llegadas y salidas, no le veía nada de malo pero si tan solo hubiera sabido a donde ibas, no lo hubiera hecho. Puede a ver hablado para pedirte ayuda pero en cambio calle y ahora esas palabras que nunca salieron de mi boca me queman como queman las esperanzas que algún día las cosas se arreglen.
Aunque ahora que lo pienso, no fue su muerte quien causo todo esto solo fue el golpe que término por derribar todo, termino por derribar los pocos cimientos que aun sostenían a la familia.
Sin saber muy bien de como llegue aquí, empujo la puerta del pequeño cuarto de madera que está detrás de la casa. El cubículo está lleno de polvo con herramientas que ya nadie ocupa. Esta al fondo está un bulto grande cubierto con una lona empolvada y con una inhalación y exhalación fuerte sin importarme el olor a rancio y a polvo destapo la moto. Una moto color rojo brillante con líneas negras que forman llamas al final. Rick me presto la de él al negarme en rotundo en ocupar la de Jack ya que sentía que no tenía ningún derecho. Con un trapo que encuentro guardado en uno de los cajones del estante de metal, voy limpiando cada parte de la moto. Pensando que es hora de esta belleza vuelva en acción.
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No Confies En Nadie
Mystery / ThrillerElizabeth Mayer es una chica con una vida ¿normal? ese no es su caso ni siquiera ella es normal, hay algo que la hace diferente, algo que ni siquiera ella sabe. Ella fue adoptada a los 6 años pero sus recuerdos mas atrás de eso son borrosos y confus...