No Confies En Nadie

72. Se busca.

Detengo el auto en el lugar que no ha dicho Rick que lo esperemos.

Miro alrededor de las calles con desconfianza. El pavimento está desecho, los escombros se encuentran por todas partes. Las grandes fábricas nos rodean y el lugar apesta a químicos. El olor es tan insoportable y nauseabundo que se te revolvía el estómago.

Mientras espero que Rick aparezca, saco las cosas para limpiar la herida de su hombro de Chase

—Vaya no me imaginaba que Rick fuera amigo tuyo, quien lo diría.

—Pues créelo —sujeto la gasa mientras intento vendar su hombro.

—Aunque ahora que lo veo, lo entiendo. Siempre fuiste su favorita, le hacías ganar mucho dinero. Aunque Jack no tenía nada que envidiarte, en sus tiempos de gloria fue una gran mercancía para el Pentágono—opina. Me tenso en mi lugar al mencionar a Jack y el Pentágono en una misma oración. —Lo siento, no quise incomodarte, sé que no te gusta hablar de tu hermano.

—No importa—me encojo de hombros.

—¿Eran unidos?

—No.

—¿crees que Rick tarde?

—No lo sé.

—¿Podrías dejar de ser tan borde?—resopla irritado.

—¿Y tú podrías dejar de hacer tantas pregunta? —contrataco.

—En serio a veces no te entiendo. Nunca te he podido comprender—masculla poniéndose la chamarra al terminar de vendar su brazo.

—Eso es porque jamás me conociste.

—No ha sido mi...—por el parabrisas logro ver a Rick y salgo interrumpiendo cualquier cosa que esta por decir.

Bajo del auto.

Rick al verme, se mete por una calle perdiéndolo de vista.

Comienzo a caminar en su dirección y en seguida escucho la puerta del auto abrirse y cerrarse.

—Sera mejor que lo sigamos antes de que lo perdamos—indico.

La nieve ha comenzado de nuevo a caer y el viento se hace un poco brusco. Ajusto mi chamarra con más calor y cubro mi cabeza con la capucha.

Caminamos la mitad de la calle para llegar a un tipo de lote abandonado. Todos el alrededor esta construido por pequeños locales que alguna vez estuvieron abiertos, ahora lo único que llaman la atención de ellos son los enormes grafitis que lo decoran y lo oxidada que están la cortina de los locales.

Rick se detiene y yo le digo a Chase que aguarde.

—Dame una razón para no encadenarte de lo que resta de tu vida—se cruza de brazos con molestia.

—he encontrado a Chase—señalo hacia atrás. —Tiene información valiosa del Pentágono.

Camina hacia adentro del local y le hago una seña a Chase que nos siga.

—Pues veamos tan fiable es...—lo escucho decir cuando cruzo la puerta del local.

Antes de poder ver detalladamente el lugar escucho unos ruidos bruscos sobresaltándome.

Rick tiene agarrado a Chase de la camisa mientras lo empuja hacia la pared. Saca un arma de su chaqueta y lo apunta.

Abro mis ojos y mi boca con sorpresa y un poco de terror.

—Enséñame tu marca—ordena.

—Vale, vale, tío. No es necesario ponernos agresivos—alza sus brazos en defensa aunque hace una mueca de dolor. Se quita la chamarra y la deja en el piso, vuelve alzar sus manos, pasando su vista de él a mí y acusándome con ella.