28.Adiós

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—Con esto, el ardor se amortiguara—dice la enfermera levantando mi blusa de tela muy fina que me han dado en el hospital y poniendo en mi abdomen una gasa.

—en dos o tres días dejara de dolor por completo— me informa. —Te recomiendo recostarte mientras vienen por ti.

—¿ya avisaron a alguien? —pregunto nerviosa.

—Si, al señor Owen—contesta antes de retirarse. Lo que me temía...

Me recuesto y levanto mi blusa para ver la herida pero solo logro ver la gasa que lo cubre. Habían dicho que había tenido suerte, la herida no había sido profunda, apenas había cortado la capa externa de la piel pero aun así me sometieron a Cicatrización. Donde me expondría a una máquina que cose tu herida con láser y solo queda la cicatriz pero aun así hay peligros de que la herida abra dependiendo de la gravedad de ella.

He tenido demasiada suerte en este día, primero con el atraco después con la herida y por ultimo con mi casi atropello. Me salve por poco...pero como en la vida debe de tener equilibrio también vinieron cosas malas. El centro comercial tenían inauguración—de no sé qué cosa— y la prensa estaba ahí y las noticias vuelan y fueron a informarse sobre la situación y la llama de curiosidad se prendo al saber de qué se trataba de mí. Elizabeth Mayer hija del famoso inventor Owen Mayer dueño de las empresas más importantes del país, fue ataca esta tarde. Si ya me imagine el título que llevara la noticia en primera plana en cada sitio web. Bueno tal vez este exagerando...

—¡Libby! —mi vista viaja hasta la puerta de la habitación. Jay se acerca a pasos apresurados con Bela en la mano y se detiene a un lado de mí sin decirme nada, ayuda a Bela a subir a la camilla conmigo.

—Li-by, ¿poque estas aquí? ¿Te sientes mal? —me pregunta Bela poniendo una mano en mi frente.

—No, estoy bien. Ahora lo estoy —digo abrazándola. Le digo que se pase al otro lado de la cama y doy dos palmaditas al lugar donde esta Bela para invitar a Will a sentarse, él lo hace sin decir ninguna palabra. Me mira, observa mi rostro después mi cuello y su ceño se frunce—no he visto que le pasado mi cuello y me clavícula pero palpita con dolor—Sus ojos viajan ahora mi blusa que no la acomode bien y se ve la gasa. El cierra con fuerza y empuña su mano.

—Me das un abrazo—le pido al ver que no tiene intención de acercarse y me sorprendo de mis palabras, no imagine decir eso.

Así lo hace y me estrecha muy fuerte, acepto su abrazo con la misma intensidad. El me pide disculpas, diciendo que él tuvo que ir por la lista.

—No, Will, no tuviste la culpa. Así tuvieron que suceder las cosas—digo y se acerca y me da un beso la frente y de nuevo vuelve abrazarme. Bela se hace hueco entre nosotros y me abraza. Nos reímos y nos separamos.

—No la hagas llorar—lo regaña Bela al verme limpiar las lágrimas que se me han escapado y es que ahora me doy cuenta de lo cerca que estuve de que algo malo en serio me pasara. Aquella persona tenia las claras intenciones de herirme y puedo asegurar que quería secuestrarme, no solo me dormiría y me iba a dejar ahí.

—Él no me hizo llorar—digo mientras la abrazo de nuevo y ahora la lleno de besos, ella finge no gustarle eso pero termina carcajeándose. —Por cierto, ¿Cómo entraron? —pregunto recostándome en el pecho de Will cuando termina de acomodarse.

—No fue difícil—ríe nervioso.

—¿Cómo qué no? No dejan pasar a nadie, escuche que afuera hay un relajo con los reporteros—digo alejándome de él para verlo en la cara. Hago una mueca de dolor y Will se alarma pero antes de poder decir algo, alguien más habla.

No Confies En NadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora