71. El secreto de Jay

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Marco su número, rogando que me conteste. No hay tiempo que descifre mi dibujo, debemos de hablar ya. No sé cuándo otra vez pueda salir y esto se necesita decirse en persona.

El teléfono suena pero no contesta. Pruebo con el otro número.

Tarda un poco en contestar pero al fin se descuelga el teléfono.

—¿Will?

—¿libby? ¿Paso algo? creí que no podíamos hablar. ¿Estás bien?

—Sí, estoy bien. Necesitamos hablar con urgencia es sobre la foto. Necesito contarte...

—¿Libby? No...escucho...dices—lo escucho entre cortado.

—¿Podemos vernos en tu departamento? —hablo con deprisa, pero ya no logro escuchar a Will y la llamada se corta. Intento de nuevo.

—¿Hola? Ya me escuchas

—Si a la perfección, ¿Qué decías?

—¿Podemos vernos en tu departamento? —hablo deprisa.

—Sí, ahí nos vemos.

—Voy para allá—cuelgo.

Mi teléfono suena y veo el número de Rick en la pantalla. Rechazo su llamada y en seguida le envió rápido un mensaje diciéndole que no tardare.

"¡TE VOY A MATAR, ANGELBLACK!"

Dejo su mensaje en visto y guardo el teléfono en mi pequeña mochila.

Me dirijo hacia el departamento de Will con los nervios de punta. Trato de no pensar demasiado, y recordarme que estoy haciendo bien en contarle, no podría guardar este secreto sin hundirme en el.

Tardo alrededor de una hora en llegar.

La nieve comienza a comenzado a caer de nuevo. Abrigo aún mejor mi chamarra y bajo en la parada que me toca.

Visualizo el edificio donde vive Will y me acerco con la capucha puesta en la cabeza y la mirada abajo para que nadie me reconozca. Solo por precaución.

Subo por las escaleras y recorro el pasillo para llegar ante la puerta. Toco el timbre y al instante la puerta se abre. Me quedo parada ahí esperando ver a Will pero no lo veo ni lo escucho por ninguna parte. Me parece algo raro que la puerta se haya abierto y en realidad no me da buena espina esto. Estoy tentada en peguntar por Will pero me mantengo callada.

Agudizo mi oído para escuchar algo pero no escucho nada. No hay nadie en el departamento.

Un pequeño ruido resalta entre el silencio brumoso.

—¿Will? —al fin hablo al no escuchar nada de nada aparte de ese pequeño sonido que se vuelve molesto conforme lo escucho. Dejo escapar un fuerte resoplido y dejo mi bolso en mueble que hay en el pequeño pasillo, que está entrando al departamento.

No hay muchos lugares donde pueda esconderse. El departamento es pequeño y todo está en un espacio.

Me dejo guiar por el sonido y camino por el pasillo donde hay dos puertas. La del fondo es el baño y la de la mitad del pasillo se escucha el sonido.

—¿Quieres dejar de jugar? Tenemos que hablar de algo serio—me detengo enfrente de la puerta esperando escuchar algo a parte del sonido pero no.

Presiono el botón para abrir y esta se abre sin problema. Entro lo que debe ser su oficina. Un modesto escritorio está en una esquina, con la computadora encendida. Hay algunos pizarrones táctiles y un estante de discos y cuadros adornan las paredes.

No Confies En NadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora