No Confies En Nadie

44. Shh, guarda el secreto

Me pienso si dejo la puerta abierta  cerrada y opto por cerrarla ya que sería sospechoso que alguien encontrara una casa abierta. Camino por el pequeño jardín lleno de pasto que amortigua el sonido de mis pies. La puerta de la casa está cerrada, estoy por subir los peldaños cuando del otro lado, en el patio trasero escucho como se abre una puerta que rechina para luego cerrarse. Dejo mi atención en la puerta de tela que sirve como protección a la puerta de entrada y sigo el ruido.

El jardín es tenebroso y asombroso a la vez. El pasto del jardín está bastante crecida que me llegaba a por arriba de la pantorrilla.  Una enredadera de plantas con flores recorre el jardín rodeándolo, haciendo parecer que lo protege del exterior asegurándose que nadie entre en sus aposentos. Mas flores y otros tipos de plantas se hacen notar en el crecido pasto pero lo que más me asombra era que a pesar del exagerado crecimiento para un jardín no se mostraban descuidadas sino al contrario parecía que las acomodaban de esta manera.

En el jardín trasero tiene mucho más cuidados que el de enfrente empezando por el pasto que a pesar de estar bástate crecido a comparación de otros jardines, el panorama era menos tenebroso que el primero, este parecía un jardín común incluyendo en el paquete un juego de columpios, resbaladillas y un triciclo que lo han agarrado para poner macetas sobre el.

Diviso en una esquina la puerta de metal que me hace salir de esta casa extraña. Salgo hacia una pequeña y angosta calle que me da a dar con los jardines de otras casas. Mientras voy caminando un perro rabioso salta hacia mi ladrándome con furia y choco con la pared del susto y relajo un poco mis hombros al ver que no me puede hacerme daño aunque me alarma en la forma que se mueve la malla de metal por la fuerza que empuja el perro, ya que es lo único que se interpone en su objetivo de morderme. Sigo caminando por la desolada calle hasta dar con la avenida, del otro lado está la silueta esperándome recargada en la pared. Volteo hacia los lados para cruzar pero los autos vienen y van sin cesar haciéndome perder mi oportunidad de tener cara a cara con aquella persona que ha sido protagonista de mis pesadillas. 

Cuando los carros me dan chance pasar, la silueta ya ha avanzado un gran tramo de la angosta calle. Corro detrás de ella aunque la pierdo de vista al estar perdida entre el laberinto de callejones.

Resoplo con frustración y con unas inmensas ganas de gritarle a la nada—aunque muy segura de que aquella persona me escuchara—que se fuera a la mierda con sus estúpidos juegos de las escondidillas y pistas jugando al detective. Antes de siquiera poder reunir aire para gritar aquellas palabras, mis pensamientos son interrumpidos por el sonido de mala señal que me hace pegar un brinco en mi lugar, haciendo tensar mis músculos y quedarme después rígida sin poder moverme para luego con manos torpes sacar el wolkie-tolkie del bolso.

—¿libby, donde estás? —pregunta Will por la radio haciéndose escuchar muy cortado por la mala comunicación de la línea.

—Cambiaron los planes—respondo mientras de nuevo llego al "exterior", alejándome de las serpenteantes calles. Llegando ahora a la autopista y del otro lado bosque.

Un vez del otro lado, me quedo observando el espeso bosque que se hace más denso entre más lo miro y pareciera no tener fin. Los árboles se levantaban ante mí, tan altos con sus enormes ramas cubriendo gran parte de su terreno de su alrededor haciéndome sentir pequeñita. Haciéndome sentir otra vez de 6 años.

Mi respiración se torna pesada y el latido de mi corazón suena  con más insistencia en mi pecho amenazándome de salirse de ahí. Mis manos cosquillaron y comenzaron a sudar. Me quede quita sin atreverme a dar otro paso más, porque a pesar de no a verlo visto entrar al bosque sabía que estaba esperándome ahí adentro, haciéndome recordar cómo noche tras noche la oscuridad del bosque acompañaban mis pesadillas y como aquella silueta también estaba en mis sueños, todo aquello lo estaba reviviendo de nuevo.