22. Un escondite en el olvido

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¡No puedo creerlo! ¡No puede dejarme aquí! ¡Él está a cargo de mí! ¡Su trabajo es cuidarme, no dejarme en medio de la nada!

El auto se detiene y me apresuro a acercarme. Abro la puerta y entro al auto. Enseguida se pone en marcha.

Él no me mira y ni hace ningún comentario por lo menos una hora. Mantiene su vista al frente, como si no estuviera ahí. Ok, creo que ahora si se enojó.

—Vale, lo siento. No fue mi intención dejar tu auto en medio de la nada—rompo el silencio pero me ignora olímpicamente. —En serio lo lamento—vuelvo a disculparme.

Al fin se digna a mirarme, suelta un resoplido y me mira ceñudo, con los labios apretados formando una línea fina.

—en serio, ahora no lo hice con intención—trato de ocultar mi risa. Rueda los ojos.

—te estas riendo— mira por el retrovisor.

—pero no es por eso.

—Te sigues riendo— me dice serio.

—Es que...—cubro mi boca para reprimir una risa pero fracaso en el intento— Lo serio no te va— me carcajeo. —Te ves muy gracioso.

Arruga su frente y su nariz pero el gesto no le dura mucho cuando evita sonreír pero igual que yo fracasa en el intento.

Bufa. —Al menos dime que lo escondiste o no lo dejaste a la vista.

Muevo la cabeza de arriba abajo.

—Mañana vendremos los DOS— hace énfasis en dos.

—Como quieras—me encojo de hombros.

—Entendiste, amorcito— se burla como me llamo Chase en casa, —así que está cerca—apretujado mi mejilla izquierda como lo hacen las tías cuando eres pequeño y tienes unos cachetes regordetes. Le doy un manotazo.

Nos detenemos en un semáforo.

—No lo arruines, Jay—digo revisando mi celular.

—Es que son tan raros ustedes—sigue hablando. —Parecieran que se odian pero...

—¿y qué esperas para decírselo a mi padre? —respondo a la defensiva.

—¿porque siempre metes a tu padre?

—a no lo sé, ¿tal vez porque trabajas con él?

—¿Pero eso que tiene que ver? — pregunta cansado.

Volteo a verlo. —que es ese tu trabajo, ¿no? —le aviso que el semáforo se puso en verde.

—por un momento olvida que trabajo con tu padre, piensa soy un chico común y corriente que solo quiere ayudar.

No digo nada, como quiere que olvide que trabaja con mi padre si en cual quier momento mi padre sabrá todo y adiós Sptringwith.

—Mi trabajo es solo cuidarte y ver que no te metas en problemas— explica.

—Pues no lo haces muy bien que digamos— me cruzo de brazos

—pues digamos que no me lo pones fácil

—Debieron advertirte que no iba ser fácil

-Si...debieron...-se queda pensativo, después carraspea incómodo.

—Entonces, ¿qué dices?

—¿Que digo de qué?

—Puedes tratarme como una persona normal. Yo no le he dicho nada a tu padre. Todo se ha mantenido y se mantendrá en secreto como tú quieres que sea.

No Confies En NadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora