27. Sospechas

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No se salten el capítulo 26 :D, subí dos capítulos hoy.

Había pasado solo un día en Bantress y ya estaba harto de esa ciudad. La gente era muy descortés, las calles eran sucias y un hervidero de ratas, además los guardias no tomaban su trabajo en serio. Ni bien se habían enterado que un emisario del rey Valdro estaba en la ciudad, el Guardia en Jefe había acudido casi en completo pánico a él diciendo cosas locas como que un ghoul andaba suelto en la ciudad.

— Mi señor Rovener, se lo juro, los campesinos y mercaderes junto con tres guardias aseguran que vieron una mujer devorar el cuerpo de uno de los ejecutados en plena plaza central. ¿Qué más podía ser aparte de un ghoul?

— Los ghouls nunca se aproximan a las ciudades, usted debería saberlo.

— Pero mi señor...

— ¿Cuándo se dió este supuesto hecho?

— Ha-hace dos días mi señor.

— ¿Han vuelto a robar cadáveres o algo similar?

— N-no.

— Entonces anuncie a la población que ya se ha atrapado y ejecutado al ghoul.

— Pero...

— Si lo que usted dice realmente paso, el supuesto ghoul ya debe haberse marchado de la ciudad, tienen un apetito voraz, y como no se comieron a más muertos: no era un ghoul, eso o era una loca y punto. — El supuesto nefilim ya había tenido suficiente de escuchar bobas historias. Estaba seguro que no era un ghoul... pero también lo estaba acerca de que la mujer no era una simple loca. Tenía un mal presentimiento al respecto, pero no era su asunto, solo debía cumplir con el encargo de su rey.

Sin decir nada más, salió de la sala de los guardias para encaminarse al mercado donde compraría provisiones y reanudaría su viaje para encontrar al grifo Regul. Usaba una larga capa gris, su espada estaba colgada de su cintura y llevaba una armadura de soldados comunes. El rey le había dicho que no llamase mucho la atención durante su búsqueda.

Luego de haber adquirido todo lo que necesitaba, volvió al establo donde cuidaban a su caballo, atravesando rápidamente el enorme patio de los establos. Un grupo de mozalbetes hablaba entre ellos en voz baja.

— ¿Viste al forastero? Dicen que el rey Valdro lo envió.

— Eso oí, pero más parece un cazarrecompensas.

— Es cierto, aunque nunca antes lo había visto por aquí. ¿Qué clase de cazarrecompensas nunca ha estado en Bantress?

— Por cierto, dicen que hubo una riña entre Leonor y otro cazarrecompensas la otra noche.

— ¡Leonor es genial! Incluso con un parche es la mejor arquera del reino. Sería realmente hermosa si no le gustara vestir la ropa de varón.

— Pero al parecer el sujeto logró huir.

— ¡Imposible, Leonor nunca falla!

— Esquivo la flecha.

— ¡¿Qué?! ¿Logro evadir a todas las Leonors?

— Luego de esquivarla Leonor se fue.

— Leonor nunca perdona a nadie... ¿qué diablos pasó?

— Tal vez era un viejo compañero.

— Tal vez era algo más que un compañero.

— Puede ser, incluso ella es humana y no debo recordarles que seguramente debe tener su lado femenino en alguna parte.

Rovener los ignoro. El sueño de todo joven era ser un buen guerrero, soldado, y si no querían servir con honor, no había mejor lugar que ser mercenarios o cazarrecompensas. Había enfrentado muchas de esas alimañas hace mucho, todos habían fallecido ante él. Solo uno escapó. Eso había pasado hace muchos años, tantos que los mozalbetes delante de él ni siquiera existían aun, es más, ni sus padres debían de haber existido.

Al recordar a ese hombre apretó los puños. Su único fracaso había acabado con la única persona que había amado. Odiaba a los cazarrecompensas, eran unas ratas escurridizas sin honor. Lo único que perseguían era dinero, sin importarles que más pudieran ocasionar... lo más probable era que se sujeto ya no siguiera con vida, pero si llegaba a encontrarselo un día se aseguraría de hacerlo pagar.

Llevo su mano a la empuñadura de su espada. No fallaría, definitivamente cumpliría con el encargo del rey Valdro y le seríafiel siempre. Había prometido seguirlo por el resto de sus días cuando loliberó de la torre, y el siempre cumplía sus promesa.

Montó y partió a galope, ajeno a la penetrante mirada que la cazarrecompensas Leonor le daba, oculta en un callejón obscuro. Su unico ojo lo siguió hasta que se perdió al final de la calle. Ella sabía que él no era un emisario cualquiera, seguramente buscaba algo de gran valor. Sonrió con gusto y se adentró en el mismo callejón.

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Nota de la autora

Lamento no haber podído subir el capítulo ayer, así que hoy les traje dos, espero los disfruten :D




Diez estrellas y un deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora