Nafisa observaba con desconfianza al pequeño niño mientras Lawrence lo tenía sobre sus hombros y jugueteaba con él. Finalmente, decidió hablar.
—Entonces... por quinta vez: tú eres... ¿el chaman?
—Sí —respondió despreocupadamente el infante.
— ¿El chaman? ¿Ese chaman? ¿El de los Diez Antiguos Magos?
—Sí, ese mismo.
—...
—...
—Eres más joven de lo que esperaba
—¿Tú y tu... cortejo llevan viajando mucho tiempo?
—Él no es mi cortejo, sea lo que sea que eso signifique, solo es una molestia que me sigue a todas partes.
—Entonces es tu acosador —dijo divertido el niño.
Lawrence los ignoraba mientras continuaban su recorrido por la rivera. Sabía que el chamán era el mago más engañoso de los Diez Antiguos Magos y preferia no tener mucho contacto con él además de actuar amablemente; después de todo, todos los Antiguos Magos sabían como lidiar con demonios y claro que este niño no podría ser la excepción.
—Imagino que están aquí por la Caza de Estrellas ¿no?
—Sí, algo así —respondió Nafisa mientras parpadeaba aburrida.
—No tengo nada que dar... ni una sola posesión.
Tanto ella como Lawrence quedaron tensos. Es cierto que solo era un niño, o al menos lo parecía, pero si realmente era el chaman tendrían que figurar alguna forma de poder obtener algo de él. Era menester hacerlo.
—Pruébalo —pronuncio finalmente Lawrence —. Prueba que eres el chamán.
El niño bajo de un salto de sus hombros y lo miró directamente a los ojos. La diversión y despreocupación habían desaparecido de su mirada infantil.
—¿Por qué habría de probarles algo, íncubo?
—Sé que quieres algo de nosotros... quizá comprobar tu identidad nos de un incentivo para hacerte el favor.
Nafisa los miraba perpleja. ¿Acaso ese odioso demonio había captado intensiones ocultas del hechicero? ¡¿Cómo era eso posible?! Ella se jactaba de leer fácilmente a las personas y de desenmascarar a algunos de los estafadores más famosos del Continente de Arena y aún así no sabía a que se referían ambos.
Los dos empezaron a hablarse en un lenguaje desconocido para ella, de vez en cuando podía ver los ojos de Lawrence tornarse ligeramente rojos y adoptar un gesto de enojo, además de observar que el "niño" dejaba ver expresiones que no creía capaz que un infante pudiera hacer.
Lo que el chamán pedía no era la gran cosa, pero se podía decir que era algo difícil de lograr... al menos en uno de los Diez Magos. Sin duda sería algo complicado para una humana, pero las criaturas obscuras tienen su modo de hacerlas cosas como esas, así que Lawrence era él que tenía ventaja en esto, pero no por eso se iba a interesar en la Caza de Estrellas.
— Nunca se me ocurrió que uno de los magos pediría semejante favor —. Lawrence miraba con expresión confundida al niño.
— ¿Qué? ¿De qué hablas? ¿Qué pidió? ¿Qué dice el mocoso? — Nafisa lo tomó del hombro e hizo que la mirara de frente.
— Sé que es algo difícil de realizar — el chamán dijo — pero piénsalo, demonio, es la única forma de obtener algo de mí.
— ¡Ya déjense de tonterías! — Nafisa se interpuso entre ambos. — ¿Qué ocurre?
— Escucha humana, puede que ahora te encuentres en una relativa invulnerabilidad, pero el poseedor de tu corazón puede hacer que eso cambie en cualquier momento. — El niño la vio despectivamente. — No necesito de un simple humano, esto es entre el demonio y yo.
Nafisa volteó el rostro en dirección de Lawrence y, señalando al chamán con el pulgar, puso gesto de confusión mientras fruncía el ceño. Él la miró y se encogió de hombros.
— Bueno, linda, ya lo oíste. Esto solo puedo hacerlo yo, pero no estoy interesado.
— Es una lastima, tendré que tomar otras medidas entonces. Humana, no tengo nada que darles para la Caza de Estrellas, pero si es una posesión de lo que estamos hablando... eres afortunada, me queda solo una cosa.
— Te escucho.
— Convence al demonio de asesinarme: te daré mi vida.
La joven parpadeo confundida. Así que habían estado conversando de algo así. Claro que asesinar y demás no le causaba remordimiento, pero otra cosa era matar a un niño, sin mencionar que seguramente no sería nada fácil matar a uno de los magos incluso si no ofrecía resistencia.
— ¿Qué dices humana? Si encuentran una forma de que tenga descanso eterno te daré esa posesión mía.
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Diez estrellas y un deseo
Adventure¿Qué tienen en común una campesina, un cazarrecompensas, una muerta viviente, un híbrido, una reina caída, un íncubo y un rey? Todos tienen un deseo que quieren cumplir. Se dice que aquel que obtenga una posesión de cada uno de los diez antiguos mag...