— Dijiste "eran" ¿Qué les pasó?
— Bueno, solo tenían dos debilidades: la primera, eran seres creados artificialmente por los nigromantes, así que sin ellos, los consumidores no existían; la segunda: solo podían morir de inanición. Luego de constantes guerras, caza, persecuciones, los nigromantes se extinguieron y con ellos sus mascotas.
El grifo les dio la espalda y acicalo sus plumas con su pico. Él sabía que tener a la chica frente suyo era algo muy malo, no solo por lo que ella era y significaba, sino porque sabía que los consumidores casi nunca, o nunca, eran creados individualmente. Ella debía tener una manada en algún lugar.
— Eres la primera consumidora que veo en centurias... se podría decir que tu creador es el último de su clase.
— ¿El ult...?
Regul lanzo un ensordecedor graznido y se elevó hacia lo alto de la caverna.
— Fascinante, simplemente fascinante. Una consumidora y su maestro anónimo, la antigua reina caída, el prisionero de la torre... todo justo frente a mí al mismo tiempo.
— ¿De qué estás hablando? — Leran lo miraba hastiado.
— Todos están aquí por lo mismo, lo sé, y ya que tú y la campesina también están aquí se los diré de paso. Las coincidencias en este mundo no existen.
— ¿Están aquí? ¿Quiénes? — Leran estaba más confundido.
A pesar de que Leran no podía verlos, en la caverna se hallaban una chica de cabello blanco y un híbrido que había estado encerrado en una torre. Estos últimos dos habían escuchado toda la conversación de principio a fin.
— La Caza de Estrellas... — El grifo continuaba elevado en los aires. — Las diez estrellas que quedan vivas se han alineado y su luz se prepara para iluminar al afortunado que logre tomar una pizca de ellas.
— ¿De qué está hablando, Leran? — Diot volteo a ver a Leran con una pisca de curiosidad en sus ojos. Apenas lo vio esa curiosidad se convirtió en temor. Él tenía una mirada asesina dirigida hacia el suelo, sus ojos estaban inyectados en sangre y su pecho se movía frenéticamente, podía ver como se mordía el labio inferior hasta hacérselo sangrar. Sus manos cerradas en puños temblaban. — ¿Ler...?
— ¡¿Dices que la Caza de Estrellas empezará?! — Le grito Leran al grifo con su voz desgarrada.
— Quiero decir que ya empezó. — Le contestó suavemente.
Nunca creyó seguir vivo para cuando otra caza de estrellas empezara. Regul tenía razón en estar emocionado. Pronto todo dejaría de importar, ni las guerras, ni el oro, ni los nobles, ni las criaturas obscuras o de la luz importarían. Ni la misma muerte lo haría.
— D-disculpe, señor grifo — Diot parecía haber vuelto a la normalidad y ahora lo miraba volar en las alturas mientras tenía cuidado de no ofenderlo — ¿Qué quiere decir con la "Caza de Estrellas"?
— Olvídalo campesina — Leran la miró altanero. — No te dirá nada a menos que le pagues or...
— Quiere decir que los diez magos antiguos que aún viven han despertado — gritó el grifo.
— ¡Oye! ¡Estafador! — Leran agito su puño hacia el grifo.
— Aquel que logre obtener al menos una cosa de valor de cada uno de los diez magos, podrá lograr lo que sea, es decir: se le concederá un deseo.
Sin decir nada más el grifo cayó en picada hacia el charco y desapareció en él, como si fuera un enorme lago más que un simple charco. Todos quedaron en silencio. La chica de cabello blanco salió por el techo de la caverna sin hacer el mínimo sonido, mientras el híbrido se dirigió a la entrada y montó en su caballo, partiendo a galope.
Los tres quedaron reunidos alrededor del charco, mirando como las ondas del agua se expandían hasta quedarse quietas nuevamente.
Diot miro confundida el charco, luego se dio cuenta que su brazo estaba completamente curado. Ni dolor ni mordida, y había recuperado el movimiento. Sonrió alegremente mientras daba saltitos alrededor del charco.
Ihara estaba callada. Había sido confirmada como monstruo, pero ¿por qué borrarle la memoria? ¿Quién lo haría? Ya le había quitado todo por lo que valía la pena vivir, entonces ¿por qué?
Leran había recuperadola compostura. Respiró profundamente. Debía ganar aquella competencia. Al finobtendría lo que siempre quiso y más. Miro su reflejo en el charco. Sabía queera egoísta, y lo seguiría siendo hasta el fin del mundo. Miró a las chicas quetenía alrededor, Diot bailando torpemente e Ihara quieta y seria. Ganaría y esasdos chicas serían su As bajo la manga.
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Diez estrellas y un deseo
Adventure¿Qué tienen en común una campesina, un cazarrecompensas, una muerta viviente, un híbrido, una reina caída, un íncubo y un rey? Todos tienen un deseo que quieren cumplir. Se dice que aquel que obtenga una posesión de cada uno de los diez antiguos mag...