Un trueno se escuchó y todo quedo en completa obscuridad. Una música misteriosa se empezó a oír. Súbitamente una columna de luz iluminó a Diot y Rovener. Ella llevaba puesto un vestido color azul marino pegado hasta la cintura, su falda era pomposa y con dobleces que llegaban hasta el suelo. Él vestía un chaleco color negro, mientras el pantalón combinaba con el chaleco, sus cabellos estaban peinados en una cola de caballo.
Conos de luz que bajaban de techo iluminaron a distintas parejas fantasmales que habían dispersas por todo el gran salón, usaban máscaras pero por las orejas se podía ver que eran elfos. Ellos dos se hallaban justo en medio. Un coro invisible cantaba haciendo compañía a la música.
Rovener soltó un bufido, claramente fastidiado por toda la situación, Diot solo miraba asustada hacia todas partes, no sabía que estaba pasando. Las parejas de su alrededor empezaron a moverse dando vueltas sincronizadas por los bordes del salón. Nadie parecía reparar en ellos, pero ambos tenían un mal presentimiento. Él la asió de la cintura suavemente, empezando a danzar al ritmo de la música y uniéndose a las demás parejas, que eran seguidas por todo el salón por sus respectivas luces.
— ¿Qué estás haciendo?
— Siguiéndoles la corriente, no sé que trame el Mago del Cielo.
Diot solo apoyó una de sus manos en el hombro de Rovener, mientras la otra era sujetada por él. Se dejó guiar y, pese a estar asustada y nunca antes haber bailado algo tan fino, empezó a dar pasos elegantes; por su parte Rovener no era nada malo, después de todo había tenido una educación de buena calidad y bastantes tutores. Sin darse cuenta, ambos complementaban el baile del otro, su elegancia destacaba y los pasos de ambos empezaron a ser los únicos que se daban en todo el salón. Las otras parejas fueron siendo tragadas por la obscuridad a medida que los conos de la extraña luz dejaban de iluminarlas.
Antes de poder notarlo, Rovener estaba perdido en los ojos de Diot. Desde el día en que notó sus hermosos ojos verdes, desde aquel día había ansiado estar a su lado y protegerla. ¿Enamorado? No, jamás volvería a amar aunque no estaba seguro de ello, entonces ¿por qué? Quizá por lo frágil y sencilla que le parecía, por lo femenina que se veía con ese vestido color azul marino, resaltando lo rojo de sus cabellos y mostrando los suaves contornos de sus pechos. Sin duda ella era hermosa, lo había notado incluso cuando llevaba puesto su viejo y desgastado vestido, su cabello mal cortado y la piel sucia.
Diot empezó a tomar confianza y fue igualándose a los pasos de su acompañante y sus labios a dibujar una leve sonrisa tímida. Al inicio miraba sus pies, pero ahora levantó el rostro y le dirigió una mirada de confianza y agradecimiento a Rovener.
El ritmo de la música iba disminuyendo, a medida que las luces iban apagándose. Ella observó con detenimiento los ojos verdes de él. Verde con verde se encontraron. Rovener le dio una pequeña sonrisa para animarla, mientras que ella solo se sonrojaba como una niña pequeña. Diot sabía que él era parte de la competencia por la Caza de Estrellas, además de que era un heraldo del rey, pero eso no evitó que sintiera gran simpatía hacia él...
De súbito la música dejó de sonar por completo y todo el salón se ilumino. Solo estaban ellos dos y el mago elfo, que los observaba complacido.
— Sin duda demostraron ser dignos de estar en mi presencia.
— ¿Entonces nos dará lo que demandamos de usted?
— Claro, pero solo les daré una sola cosa, nada más.
— Pero nosotros...
— Solo una y ya, luego ustedes tendrán que arreglárselas — sonrió altaneramente y con malicia. — Creí que eras un simple soldado Rovener, pero veo que has tratado con la realeza antes. Su baile ha sido magnifico, han pasado la prueba.
Delante de la pareja, se materializó un collar de oro con un dije en forma de venado, incrustado en su borde superior de joyas verdes.
— Para que convine con los ojos de quien se lo quede — rio mientras agitaba su cabello castaño. — Le daré un consejo a cada uno de ustedes. Demonio, no es bueno enamorarse de humanas, ya sabes cómo terminó la última que amaste. En cuanto a ti, humana, no es bueno enamorarse de los híbridos, solo son humanos en apariencia, en nada más.
Ambos hicieron una reverencia en su dirección, un tanto confundidos.
— Casi me duele tener que castigarlos.
— Pero usted dijo... — Diot fue interrumpida por él.
— El Hilo Rojo de cada uno... será su mismo castigo. — Pronunció mientras entrecerraba sus ojos de forma maliciosa y esbozaba una media sonrisa tétrica.
— ... — Ninguno dijo nada, pues Diot no sabía a qué se refería con Hilo Rojo y Rovener no alcanzaba a comprender sus palabras.
— En fin, tu padre te manda saludos híbrido. La visita ha terminado, no regresen jamás o no saldrán vivos. — Les dió la espalda.
—N... — pero Diot no pudo responder, pues se hallaron abruptamente en medio de una gran pradera con lodo y césped vistiendo aún la elegante ropa del baile.
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¿Qué les pareció el capítulo? Me esforcé por redactarlo de la mejor forma posible para que reflejara de forma fiel mi imaginación :D
¿Qué creen que ocurra de ahora en adelante? Espero que no piensen que la historia avanza de forma aburrida.
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Diez estrellas y un deseo
Adventure¿Qué tienen en común una campesina, un cazarrecompensas, una muerta viviente, un híbrido, una reina caída, un íncubo y un rey? Todos tienen un deseo que quieren cumplir. Se dice que aquel que obtenga una posesión de cada uno de los diez antiguos mag...