69. Cuando vivías

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El joven de los ojos verdes estaba loco. Con el pasar de los días Ihara se iba convenciendo de ello más y más: actuaba con un padre con todos los Consumidores, de vez en cuándo les llamaba la atención por la glotonería que tenían naturalmente, casi siempre lo veía de buen humor y se la pasaba comentando lo beneficioso y hermoso que sería cuando los humanos estuvieran al borde de la extinción misma.

Pese a todo ello, la sensación de familiaridad que él le inspiraba desde el primer momento en que lo vio no desaparecía. Ihara intentaba convencerse de que era debido a que él era su creador, pero muy en el fondo sabía que había algo que era mejor nunca saber respecto a él.

Ya llevaba cerca de dos semanas viajando con el hechicero y el resto de sus "hermanos", pero nunca había conversado sobre él respecto a su vida humana. Quería saberlo, quería saber quien había sido, si aún tenía familia, el por qué de haberla elegido entre todos esos cadáveres del cementerio... pero nunca podía iniciar la conversación sobre el tema: o era interrumpida por sus las constantes riñas por las entrañas de algun viajero, o el joven simplemente desaparecía de su vista.

— Quizá debería dejar de lado esos estúpidos pensamientos. — Se dijo Ihara mientras estaba sentada en la rama más alta de un árbol gigantesco y a sus pies el resto de los Consumidores devoraba algo o alguien que prefería no ver.

— ¿Pensamientos? — La voz juvenil de su amo captó su atención. A estas alturas era imposible decir que la sorprendió, pues sus sentimientos y emociones estaban completamente dormidos.

— Es... complicado de explicar, Hechicero.

— Tus hermanos y hermanas son felices sin conocer sobre sus antiguas vidas humanas, además no parecen estar interesados en conocer más sobre ellas. — Le dijo él mientras se balanceaba tranquilamente en la rama más cercana a ella. — ¿O es que tu sí quisieras saber más sobre ello?

Ihara volteó la cabeza hacia el horizonte, el sol aún no empezaba a ocultarse. Observó de reojo al joven y descubrió que él tenía la mirada puesta en ella. Sus ojos se encontraron y se sostuvieron la mirada por un breve tiempo. Fue ahí donde notó que, pese a actuar cómo un padre dedicado con el resto de Consumidores tanto adultos como niños, a ella la trataba diferente... era cómo si fueran viejos amigos.

— Puedo decirte sobre tu vida humana si gustas.

Ella volteó su cabeza en su dirección y bajo la mirada, pues él se encontraba en una rama más baja que la de ella. El Hechicero se veía serio y muy decidido, no obstante había adoptado la mirada de aquellos que están haciendo algo que no les place en lo mínimo. Ihara lo vio por un breve momento y luego asintió firmemente.

— No te conocí mucho mientras vivías así que sólo diré lo que recuerdo y sé de tí. Eras una chica consentida y superficial de una ciudad fortaleza cuyos padres eran comerciantes, tenías una vida despreocupada y vana, justo como la mayoría de los humanos. — El Hechicero hablada despacio e indiferente, pero Ihara sabía que había algo más allá de su apariencia fría. — Un día te enamoraste de un simple soldado y juntos huyeron de tus padres, fue ahí donde te topaste conmigo y te convertí en Consumidora.

El joven empezó su descenso saltando de rama en rama del árbol mientras Ihara tenía una sensacion extraña dentro de sí, la primera en muchos días aparte del hambre habitual y la competitividad por conseguir alimento antes que sus hermanos.

— ¡Espera un momento! — Gritó desde su rama. El hechicero la obedeció y se detuvo mientras aún le daba la espalda. — Eso no puede ser todo, ¿cómo nos conocimos? ¿Dónde está ese soldado? ¿Por qué me convertiste en esto?

La voz de Ihara era fuerte y había ido subiendo su tono mientras hablaba sin notarlo y seguramente habría empezado a gritar a todo pulmon con la ira floreciendo a traves de cada poro de su piel... si aún tuviera emociones tan humanas.

— El crear un Consumidor es mucho más complicado de lo que la mayoría de los magos piensa, querida. — El Hechicero le habló sin darle la cara. — El humano a transformar no debe pasar más de 3 minutos muerto, además de que la luna debe aparecer al mismo tiempo que el sol se oculta de manera paralela a este en el horizonte y claro que el mismo mago debe tener un poder mínimo equiparable al que se logra en 325 años humanos, además de otros detalles e ingredientes.

— Quieres decir que...

— Eres una Consumidora tan peculiar debido a que tu transformación no cumplió todos los requisitos necesarios. Todos los Consumidores nacen como nuevos seres: es cómo nacer en una especie completamente diferente; un perro no se pregunta si antes fue un gato, sólo sabe que es un can y dedica su vida a hacer lo que sea que haga un can. ¿Por qué tu te preguntas sobre tu humanidad perdida? — La voz del joven se había tornado fría y con un dejo amenazante. — Tengo una idea de porque pueda ser así, más alla de haber alterado tu transformación, pero debo decir que detesto a las personas curiosas... Te devolví la vida y ¿así me agradeces? ¿Desconfiando de mí y acusandome con la mirada?

En la mente de Ihara resonaban las palabras de aquel ser que Leran les había presentado a ella y Diot: Cani, "tu muerte no fue en vano, pero el que estés viva nuevamente si lo es", le había dicho... y ahora, gracias a lo que el Hechicero Sin Nombre le acababa de relatar, así lo creía ella misma.

— Ya te diré más sobre tus origenes si tanta intriga sientes, pero por el momento es todo cuánto deseo expresarte. Piensa en ello y medita en lo que deseas saber de mí, pues una vez que te decidas no habrá marcha atras, cargarás con ello para siempre... y siempre es un tiempo muy largo.

Ihara se enderezó en la rama. Con una mirada seria y con calma dijo:

— Lo siento, padre. — Añadió la última palabra a regañadientes.Luego saltó hasta el suelo cayendo gracilmente, tan silenciosa como el vuelo nocturno de las lechuzas y se alejó.

— Tu no debes llamarme así, querida. — La voz del joven se había vuelto a suavizar y su actitud se había tornado alegre y tranquila como siempre. — Llámame Pestrik.

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¿Qué tal les pareció el cap? Está noche subiré uno o dos más para hacer la maraton que les había prometido :D

¿¿Recuerdan quién era Pestrik?? ;) Soy una sadomasoquista sin remedio. Ok no.


Diez estrellas y un deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora