Capitulo Nueve

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Que tu lengua no sepa lo que piensas.

SHAKESPEARE


El barón St. Foix, cuya ansiedad por su amigo le había mantenido despierto, se levantó temprano para preguntar lo sucedido durante la noche, cuando, al cruzar por las habitaciones del conde y oír unos pasos en el interior, llamó a la puerta, que fue abierta por su propio amigo. Feliz al verle y curioso por conocer lo ocurrido durante la noche, no advirtió inmediatamente la gravedad inusual que cubría el rostro del conde, cuyas respuestas reservadas fueron las que ocasionaron que lo descubriera. El conde, sonriendo entonces, trató de comentar el tema de su curiosidad con ligereza, pero el barón se puso serio e insistió en sus preguntas de tal modo que el conde recuperó su solemnidad anterior y dijo:

—Bien, amigo mío, no insistáis, os lo ruego, y también permitidme que os pida que de ahora en adelante mantendréis silencio sobre todo lo que penséis que es extraordinario en mi conducta futura; no tengo escrúpulo en deciros que soy muy desgraciado y que la vigilancia de la pasada noche no me ha ayudado a encontrar a Ludovico; por lo que se refiere a lo sucedido anoche debéis excusar mi reserva.

—Pero, ¿dónde está Henri? —dijo el barón, sorprendido y desilusionado por su negativa.

—Está bien, en su habitación —replicó el conde—, no le preguntaréis nada, amigo mío, puesto que conocéis mis deseos.

—Por supuesto —dijo el barón contrariado—, ya que os desagrada; pero pensadlo, amigo mío, podéis confiar en mi discreción y abandonar esa reserva nada frecuente en vos. Sin embargo, me permitiréis que sospeche que habéis visto razones para convertiros a mi creencia y que ya no sois el caballero incrédulo que aparentabais ser.

—No hablemos más del tema —dijo el conde—, podéis estar seguro de que ninguna circunstancia ordinaria ha impuesto este silencio sobre mí ante un amigo que he considerado íntimo desde hace casi treinta años, y mi presente reserva no puede hacer que pongáis en duda ni mi estima ni la sinceridad de mi amistad.

—No dudo de ninguna —dijo el barón—, aunque permitiréis que exprese mi sorpresa por este silencio.

—Os permito que lo hagáis conmigo —replicó el conde—, pero os ruego ardientemente que no lo manifestéis ante mi familia, así como cualquier cosa notable en mi conducta que podáis observar en relación con ello.

El barón lo prometió, hablaron un rato sobre temas generales y bajaron al salón a desayunar, donde el conde se encontró con su familia con rostro animado y evadió sus preguntas empleando comentarios ridículos y asumiendo un aire de alegría poco común, mientras les aseguraba que no tenían nada que temer de las habitaciones del lado norte, puesto que Henri y él mismo habían podido regresar sin daño alguno.

Por su parte, Henri no tuvo tanto éxito al disimular sus sentimientos. De su rostro no había desaparecido del todo una expresión de terror. Se mantuvo silencioso y pensativo, y cuando trató de reír ante las insistentes preguntas de mademoiselle Beam, se puso de manifiesto que era sólo un intento.

Por la tarde, el conde, como había prometido, acudió al convento, y Emily se sorprendió al percibir una mezcla de comentarios ridículos y de reserva cuando se refirió a las habitaciones del lado norte. De lo ocurrido allí, no obstante, no dijo nada, y, cuando ella se aventuró a recordarle su promesa de contarle el resultado de su investigación y a preguntarle si había recibido alguna prueba de que aquellas cámaras estuvieran embrujadas, su mirada adoptó un aire solemne durante un momento y después, tras un esfuerzo por reponerse, sonrió y dijo:

—Mi querida Emily, no hagas que padezca la madre abadesa por interesarte en estas fantasías que harán que esperes que aparezca un fantasma en cada rincón oscuro de una habitación. Pero créeme —añadió, con un profundo suspiro—, las apariciones de la muerte no se producen en la luz, o en los campos, para aterrorizar o para sorprender a los tímidos. —Se detuvo y cayó en una abstracción momentánea y después añadió—: No hablaremos más del asunto.

Los Misterios de Udolfo - Ann RadcliffeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora