Capitulo 9 I ¿Día libre?

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Era tarde. Se había quedado dormida y ahora estaba corriendo por los pasillos del Palacio. Atándose el cabello mientras corría y rezando porque los Reyes no estuvieran despiertos.

Entonces oyó una risita.

Vio a su Capitán sentado cómodamente en el comedor con una taza de café en la mano.

— ¿Qué le ocurre, Rin? —ella se acercó a paso lento hasta él, incrédula.

— ¿Yo... Por qué...? —se quedó sin palabras, al verlo con tanta calma.

— Está mañana llegaron las Majestades de las 5 grandes Naciones, estarán en reunión todo el día por lo que usted y yo tenemos el día libre. —musitó con calma.

¿Día libre? ¿Era en serio? Una enorme sonrisa se esbozó en su rostro, casi podía lanzarse sobre él y abrazarlo.

— Antes de que celebré. —prosiguió— Aún tenemos deberes.

— ¿Cómo cuáles? —susurró, sentándose a su lado. Kakashi le tendió un plato con fruta y una taza de café.

— Primero coma, luego veremos.

Ella obedeció, devorando lo que tenía enfrente mientras él leía el periódico con toda tranquilidad, se preguntó si algo así tendrían los Reyes.

— ¿Sus padres están cerca? —preguntó él de repente.

— ¿Disculpe? —respondió.

— ¿Viven cerca de aquí? —volteó a verla y el sólo ver sus ojos la hizo desviar la mirada, ¿le habrían dicho que tan lindos son?

— Después de la Plaza Principal a unas cuántas calles. —agachó la cabeza escondiendo su rubor— ¿Por qué?

— Acudiré a la ciudad por asuntos del Rey, podría dejarla ahí.

— ¿En serio? —musito con emoción, mientras el platino se levantaba y asentía.

— En cuanto termine espero verla en el jardín, provecho.

Y sin más, desapareció. Ella se quedó sola en el enorme comedor, ¿a qué venía eso? ¿Podría ser? ¿Vería a su familia? La esperanza la inundó, como un faro en medio de las tiniebla, sólo eran palabras pero significaban más que un costal de oro.
Cuando terminó, se encaminó hasta la cocina y dejó todo limpio antes de salir.

Al fin podría volver.

[...]

Kakashi había sido criado para ser un soldado perfecto, desde un principio. Con fuerza bruta e intelecto superior nadie en la Academia militar podía pararlo y todo se lo debía a su padre.

Coronel Sakumo Hatake.

Y quien lideró las tropas reales antes de que Fugaku Uchiha llegase al puesto, había llegado a considerarse la mano derecha del Rey Jiraiya y un eslabón primordial en su mandato.

Hoy se cumplían 14 años desde su muerte.

Y cómo todos los años, Kakashi miraba la fotografía junto a la caja con las cenizas de su progenitor en su recámara. 14 años desde que los soldados se presentaron en su puerta con una medalla y un pésame que le supo amargo. Caído en combate, Sakumo había dejado a su único hijo a la deriva.

Sin embargo, Kakashi conocía bien las circunstancias y obligaciones que tenía su padre, y todo lo que había podido hacer era tomar coraje de su pérdida y seguir adelante.

— Creo que después de todo tu deseo se cumplió, padre. —susurró levantándose.

Llevaba tiempo siendo Capitán, desde los 14 años, había trabajo toda su vida para ese momento y su padre no estuvo para verlo.

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