Capítulo 13 I Cuartel 7.

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Cuartel 7 de la Guardia Real.

13:00 hrs.

Los vehículos de la Guardia arribaron en el Campo, a pesar de ser el más cercano a las Montañas del Norte les había costado una eternidad llegar.
Al entrar, los soldados se formaron en fila frente a Minato con una reverencia mientras el buscaba a su consejero quien también era, el encargado de aquel cuartel.

— Es un honor volver a verlo, su Alteza. —saludó Shikaku Nara a sus espaldas.

— Veo que la disciplina no es algo que falte aquí. —respondió Minato— Me complace ver que te has desenvuelto tan bien.

Mientras la guerra avanzaba, Minato sabía que debía dejar ir a algunos soldados del Palacio. A pesar de que su hijo estaba recién nacido, Shikaku fue el primero en enlistarse y partir, hasta ese momento ambos había llegado a tomar grandes decisiones para el bien de su Reino, sin embargo, los consejos de Shikaku también le habían llegado a través del teléfono pero verlo tan bien le hizo prometer que lo llevaría de vuelta con Shikamaru.

— Supongo que estas al tanto de la situación. —interrumpió Fugaku.

— Por supuesto, les mostraré. —siguieron al hombre hasta su oficina, reducida a un minúsculo espacio en el que apenas cabían los tres— En cuanto me enteré, envíe a un pelotón a investigar la ubicación.

— ¿Y bien? —urgió Fugaku. Minato tosió con fuerza— ¿Se encuentra bien?

El rubio se sentó e hizo un gesto para restarle importancia, el Nara siguió:

— Están ahí. —musitó— El Ejército enteró, como 500 hombres, más los que están dentro de la cabaña.

— ¿Cabaña? —el hombre asintió— Ahí debe estar el líder. El maldito bastardo de...

— Madara. —terminó el Rey— ¿No te parece demasiado bueno?

— Eso creí, ¿por qué dejar de atacar así? ¿Por qué ahora?

— No han conseguido nada. —blasmo el Uchiha— Han pasado años, quizás se resignaron.

— Madara no es de los que se resignan —Minato se levantó y observó el mapa frente a ellos— Algo desea.

La habitación quedó en silencio, los tres miraban con determinación el mapa, entonces Shikaku lo vio con claridad, levantó la vista:

— ¿Qué ocurre? —preguntó el Rey.

— Te quiere a ti.

Y entonces, cayó la primera bomba.

[...]

Madara era un buen hombre. Estaba seguro que Konoha sería indestructible, quería verlo florecer y ver como se alzaba imponente y fuerte.
Sin embargo, el Rey Hashirama difería con sus métodos. No sometería a nadie por la supremacía de su Reino, él creía en la libertad y su único error fue desterrar a Madara.

Envuelto en ira, y creyendo en que revolucionaria el mundo, el azabache juntó a un Ejército planeó cada movimiento para destruir el legado de Hashirama. El primero en caer fue él mismo, seguido por su hijo Jiraiya, y ahora solo debía acabar con Minato. Él no tenía un heredero con edad para tomar el trono y por fin terminaría con esto, por fin demostraría que el ser humano no es competente para tener su propia voz, que debe ser dominado para ser eficiente y que sólo un verdadero líder podría acabar con ideas irrelevantes como la paz.

— Señor, tenemos todo listo para la misión.

— Bien, quiero que me traigan a Minato Namikaze vivo hasta aquí. —blasmo.

— Al Rey, señor. —musitó el soldado.

Madara se levantó, tomó la pistola a su lado y disparó al joven frente a él.

— No lo será por mucho tiempo.

[...]

Cuartel 7.

13:30 hrs.

— Capitán Hatake.

A su lado, Itachi lo miraba mientras el mantenía su vista en los soldados que entrenaban en combate cuerpo a cuerpo.

— ¿Qué ocurre, Itachi? —respondió.

— ¿Pelearía conmigo? —la propuesta lo tomó por sorpresa, no era algo que le dijeran todos los días— Me gustaría evaluar mi desempeño.

— De acuerdo, pero no me contendré. —Kakashi se puso en posición.

— Eso es lo que esperaba oír.

Itachi lanzó el primer golpe que fue fácilmente esquivando por el platino, luego otro, golpes que eran esquivados con elegancia por el Hatake.

— ¿Eso es todo? —Itachi gruño— Esfuérzate un poco.

— ¡Lo estoy haciendo!

— Será mejor que des algo mejor que esto. —el Uchiha lanzó una patada que Kakashi detuvo como si nada— Puedes hacer algo mejor que eso.

El platino lo golpeó en el estómago y lo derribó, ya en el suelo se puso sobre él para evitar que se levantará.

— C-Capitán...

La explosión los hizo volar por los aires, estaban más cerca de lo que creían. En un ágil movimiento y saliendo del aturdimiento, Kakashi corrió hasta donde estaba el armamento. Sólo debía sacar a Minato de ahí.

Un soldado enemigo apareció frente a él, lo noqueo de dos golpes antes de hacerse de un rifle y abriese paso hasta el despacho de Shikaku Nara.

— Alteza. —blasmo, pero Minato ya había abierto fuego.

— ¡Kakashi, salgamos de aquí! —asintió.

— ¡Detrás de mí! —gritó.

Fugaku y Minato iban detrás, cuidando las espaldas mientras Shikaku y Kakashi al frente. El vehículo de la Guardián debía estar afuera con Itachi en él. Pero los enemigos seguían saliendo, sabiendo el objetivo y lo que definiría el futuro:

— ¡Cuida al Rey Minato, nosotros nos encargamos! —gritó Shikaku.

"Juro solemnemente que daré mi vida por mi Rey y mi país, sin importar las circunstancias y la adversidad, si mi Rey está a salvo, abre cumplido mi palabra."

— Kakashi... —los ojos azules de Minato repararon en él, fue la primera vez que su juramento tuvo tanto peso— ¡Kakashi!

Se abrieron paso entre los enemigos, Kakashi con escudo protegiendo la cabeza de su Rey, sintió en ardor en su pierna: un disparo. Pudo ver el vehículo frente a ellos, Itachi dentro resguardándolos.

— ¡Corra, mi Rey! —gruño, disparando.

El platino dejó que el Namikaze se lanzará dentro del vehículo, detrás suyo, Shikaku y Fugaku que salieron de alguna parte. Aún había soldados allá, sus hombres:

— ¡Kakashi! ¡¿Qué esperas?! —gritó el Rey.

El tiempo se detuvo, por instante, sólo podía recordar esa mirada en el pasado llena de preocupación, esperando que hiciera algo, lo que fuera.

— ¡Entra, ya!

— Lo veré pronto.

Kakashi cerró la puerta del vehículo y le hizo una señal a Itachi para que arrancará, antes de volver al Cuartel y al fuego cruzado en su interior.

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