Capítulo 44 I Deseo que seas feliz.

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Desde la distancia, Naruto observaba a Kakashi mientras este desayunaba con Shikaku a su lado pasándole documentos, ¿debía volver más tarde? Si, era una buena idea.

Decidido, se dio media vuelta cuando chocó de frente con su madre.

—¿Vas a alguna parte? —preguntó con voz amenazadora. Naruto entró en pánico.

—N-no. —el rubio soltó un suspiro antes de volver al comedor.

En cuanto entró, Shikaku le dirigió una mirada severa y el infante solo pudo sonreír con nerviosismo.

—Tashi, —el platino lo miró por primera vez— ¿podría, hablar contigo?

—Shikaku dejanos solos por favor. —el Nara hizo una reverencia antes de salir de la habitación— ¿qué se te ofrece, Naruto?

El rubio se rasco la nuca y desvío la mirada hacia la puerta, ¿era tarde para huir?

—Yo... quería disculparme por mi comportamiento en la Academia, —comenzó— se que fue inapropiado, al igual que como actúe después de ello y te aseguro que no volverá a pasar.

Kakashi se levantó de su asiento y le acarició el cabello con cariño.

—Acepto tus disculpas y me alegro que hayas reflexionado sobre ello. —el platino se dispuso a volver a su asiento cuando Naruto lo tomó del brazo.

—¿Podría volver a la Academia?

—Fui muy claro en mis condiciones y las rompiste, —dijo el rey— sin embargo, te voy a dar una segunda oportunidad pero tendrás un acompañante.

—¿Acompañante? ¿A Yamato? —murmuró el niño confundido.

—Además de él. Será una persona que se asegurará de que no te metas en problemas y no es negociable. —Naruto hizo una mueca antes de asentir.

—Esta bien, ¿cuándo vuelvo?

[...]

Las palabras en la hoja sonaban huecas y sin sentido, un montón de frases parafraseadas que deban hincapié a que había perdido la cabeza. Frustrada, dejó el bolígrafo sobre la mesa y arrugo la hoja entre sus manos.

Su salida era cobarde y lo sabía, pero no podía enfrentarse a él de frente, si lo hacia, no sería capaz de pronunciar las palabras atoradas en su garganta ¿ambos merecían esto? No.
Y aún así, ninguno de los dos era capaz de dar el paso al frente. El simple hecho de verlo sufrir le destrozaba el corazón y eso solo haría estragos en el futuro.

Tomó una hoja en blanco y se preparó de nuevo para redactar, al momento que la puerta de su habitación se abrió.

—Lamento no haber llegado al ensayo pero Gai me pidió que fuera el quien hablara con Rin sobre las reconstrucciones y... —ella se puso de pie y le sonreía gentilmente— ¿Ocurre algo?

Kakashi tenía el ceño fruncido mientras ella negaba rápidamente con la cabeza, después dirigió su vista a la hoja entre sus manos.

—Hanare, ¿qué es esto? —se la arrebató con delicadeza y la desdobló para leerla.

La princesa solo se quedó estática. Ambos conocían tanto el uno del otro, que era imposible creer que algo así pasará. Sabía que a Kakashi le gustaba el café, pasar las tardes en casa y se terminaba los libros con rapidez, que siempre deseo ser soldado y le encantaba pelear cuerpo a cuerpo como ejercicio, que prefería el silencio y su comida favorita era el arroz con pollo agridulce; que amaba a los niños y pasear por las montañas.
Como también él sabia de Hanare que también le encantaban los niños, que le gustaba probar comida nueva y pasear por la ciudad, que le gustaba bailar y el pastel de limón, que solía cantar cuando estaba sola y nadar como ejercicio, que tejía cuando estaba enojada y evitaba la violencia a toda costa.

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