Caminaba con la cabeza gacha por los pasillos del hospital, tratando de no llamar la atención y moviéndose lo más rápido que podía. Visualizó a su objetivo a la lejanía, la muchacha llevaba una maleta en mano y papeles, así que Rin se acercó a ella, deseando que estuviera yéndose y no llegando:
— Shizune. —susurró, la azabache la miró sorprendida.
— Rin, me asustó. —respondió— ¿Qué la trae por aquí?
— Necesito tu ayuda. —suspiró— El palacio fue atacado y el príncipe Kakashi está preso.
Shizune abrió los ojos con asombro.
— Es terrible, pero no entiendo como entró en la ecuación.
— Gai está herido. —la azabache se paralizó— Esta en mi casa, necesito que vayas y lo cuides.
— ¿Qué hay de usted? —de pronto, su amiga se mostró desconfiada— Usted es médico también, estoy segura que puede hacerse cargo.
Rin hizo una mueca.
— Entraré al palacio. —anunció— Pero no puedo dejar a Gai sólo, por favor, ayudanos.
— ¿Esta loca? Si mantienen al príncipe preso, ¿qué puede esperar que le hagan a usted? La matarán a penas ponga un pie dentro.
Rin lo tenía claro. Danzo estaba tan deseoso de poder que era capaz de cometer cualquier idiotez por él. Pero ella estaba dispuesta a correr ese riesgo, si significaba salvar a Kakashi, entregaría el corazón, el alma, su vida sin titubear.
— Lo sé, pero debo ir. —Shizune la inspeccionó muy lentamente, tratando de adivinar si estaba bromeando, pero no era así.
— De acuerdo. —suspiró— Los ayudaré.
Rin sonrió agradecida.
— Gracias.
— La herida de Gai. —reiteró— ¿es de bala?
— Sí, ya esta suturada pero temo que vuelva a abrirse.
Shizune asintió.
— Tomaré algunos suministros, la veré en la salida. —entonces se separaron.
El camino de vuelta fue silencioso, tras la partida de Asuma, ambas mujeres se habían distanciado y Shizune se dio por vencida al ver al Sarutobi tan feliz con Kurenai y como consiguiente, su única actividad era servir en el hospital.
Y a diferencia de Rin, la milicia era un recuerdo amargo.— Llegamos. —tomó las llaves para abrir la cerradura— Hay muchos invitados, así que tendremos que adaptarnos.
Al cruzar el umbral se encontraron a Obito vigilando a Gai, mientras que ambos hijos de la corona dormían en los sillones y no había rastro de Yamato.
— ¿Qué hace él aquí? —blasmo Shizune con molestia, refiriéndose a Obito.
— Tranquila cerdita, vengo en son de paz. —dijo con simpleza en Uchiha lo que la hizo enfurecer aún más.
— ¡¿A quién le dices cerdita, renacuajo?!
— Bajen la voz, ellos están durmiendo. —ordenó la castaña.
Ambos de detuvieron, si bien, nunca fueron grandes amigos ahora no se toleraban mucho y las circunstancias no ayudaban a que mejoraran su relación.
— ¿Dónde esta Yamato?
— Aquí. —el castaño emergió de entre las sombras— Ahora que ya estamos completos, ¿cuál es el plan?
Todos voltearon a verla, pero ella no tenia un plan. Sólo deseaba correr hasta el palacio y tirar la puerta para rectificar que Kakashi estuviera bien.
— Obito, tú estas al mando. —él se mostró sorprendido— Fuiste el último en el palacio y quien conoce mejor lo que esta pasando.
El Uchiha cambio su semblante a uno más serio, era cierto, después de todo ese era su objetivo original y la motivación para engañar a Danzo. Y ahora que se restructuraba el pelotón estrella, el pelotón que Minato había salvado, que fue entrenado por Gai y que Kakashi se encargó de darles un hogar a todos, era tiempo de devolver el favor.
— Bien, ¿están listos mi pelotón?
[...]
El palacio estaba en una profunda tranquilidad y entre los arbustos, los su soldados se movían con sigilo y rapidez, aún cuando el amanecer se asomaba por el horizonte.
— A mi señal. —susurró el azabache.
En cuanto dio la orden, se aventuraron entre el jardín hasta chocar con los muros del castillo, cada uno en distintas posiciones para tener una cobertura más amplia y conocer a la perfección la posición de Danzo.
Rin se dirigió hasta la ventana que daba al salón, en cuanto a los demás, Obito iba al salón del trono y Yamato a las habitaciones adjuntas. Era un milagro que el vehículo de ER que el azabache utilizó para escapar contuviera armamento suficiente para los tres.
En cuanto llegó, la Nohara revisó el perímetro para asegurarse de que no haya presencia de posibles enemigos. Una vez a salvo, preparó el arma y se asomó por la ventana: Frente a ella estaban Danzo y Kakashi, este último de pie, con heridas mal curadas por todo el cuerpo, mientras que su captor se paseaba frente al trono con espada en mano.Pero aún en las circunstancias en las que se encontraba, el príncipe lucía tan imponente y fuerte como la primera vez que lo vio, miraba a Danzo como si fuera un lobo y este fuera su presa; no estaba dispuesto a derrumbarse, aún con todo en contra.
Rin volvió a su posición inicial y prendió la radio, una vez en línea, susurró:— Los encontré.
— Bien, te veremos ahí. —respondió Yamato.
— Rin, no hagas nada estúpido. —le advirtió el azabache.
Esta colgó, y de nueva cuenta se asomó por la ventana. Pero esta vez, la mirada del príncipe y la de ella chocaron, Kakashi la miraba tratando de darle instrucciones de un plan bastante bueno y práctico. Entonces lo supo, él sabía que vendría y de alguna forma, eso la hizo sentir cien veces mejor, el hecho de que él le confiará algo tan importante la hizo sentir especial.
Y ahora no podía fallar.
— ¿Qué tanto miras por la ventana? —graznó Danzo.
— ¿A caso importa? —vociferó Kakashi.
Ella se escondió de nueva cuenta y empezó a moverse, debía darse prisa. A pocos pasos se encontró a sus compañeros:
— ¿Qué ocurre? —cuestionó Obito.
— Tengo un plan.
— ¿Y de qué se trata? —Yamato llegó tras el azabache.
— Hay un acceso al palacio desde la residencia Uchiha, entráremos por ahí. La reina Kushina esta encerrada en el lugar donde se reúne el Consejo, primero hay que ponerla a ella a salvo, sin rehenes, Danzo no tiene poder.
— Espera un minuto, —interrumpió el Uchiha— ¿cómo sabes todo eso?
— Kakashi me lo dijo.
— ¿Cuándo?
— Hace un momento, mientras observaba por el cristal. —por alguna razón, sentía que le faltaba dar una explicación más larga— Me lo dijo con la mirada.
— ¿Te dijo todo eso con la mirada? —ella asintió— Wow, al parecer se complementan muy bien.
Ella se sonrojó.
— ¿Cuál es el estado del príncipe? —susurró Yamato.
— Tiene algunas heridas pero ninguna parece de gravedad, esta de pie, parece estar perfectamente.
— Bien, debemos movernos con rapidez. —movilizó el Uchiha— Que la operación "príncipe de porcelana" comience.
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Rey de Plata.
Fanfikce"Juro solemnemente que daré mi vida por mi Rey y mi país, sin importar las circunstancias y la adversidad, si mi Rey esta a salvo, abre cumplido mi palabra." Después de un secuestro que la ha destruido por completo, la Comandante Rin Nohara es lleva...