Capítulo 30 I Motín.

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Se sentó frente a él y le tendió un panecillo, lo aceptó dudoso. Aún así, Rin lo miraba desde el otro lado, expectante.

— Gracias. —respondió Kakashi.

— Bueno, no ha comido nada en todo el día, no debería pasar tanto tiempo en ayuno. —el platino rió ante su preocupación, estaba acostumbrado a ello.

— Deberíamos concentrarnos en nuestro trabajo. —dijo— Aprovecharemos el tiempo que los reyes están con el Rey del Reino de la Arena.

Rin asintió y se puso manos a la obra, debían de coordinar sus horarios para que alguno de los dos estuviera siempre junto a la pareja real mientras el rey vecino estuviera en Konoha. La seguridad de los monarcas era lo primordial.
Sin embargo, llevaban ahí ya un par de horas y ambos sentían el entumecimiento de sus músculos, cuando Naruto apareció.

— ¡Ey, Tashi! ¿Adivina qué paso? —el rubio venia acompañado de Gaara que los saludo amablemente.

— ¿Qué ocurrió? —ambos príncipes se acercaron a ellos.

— ¡Hoy no tengo clases de baile! ¿No es fantástico? Todo gracias a Gaara. —el anterior nombrado sonrió con timidez.

— No, tú no puedes ni bailar dos versos, necesitas esas clases. —Gaara y Rin rieron— Yo te enseñaré.

Kakashi se levantó y aún con las replicas de Naruto, al final el infante se dio por vencido. El platino le explicó todos los movimientos que debía de hacer en un baile lento básico pero el pequeño príncipe aún no lograba entender del todo. El platino suspiró.

— Rin, ¿me concede un baile? —le preguntó a su compañera que lo miró sorprendida antes de asentir. Ambos se levantaron y Kakashi explicó nuevamente: — Coloca una de tus manos en su cintura y da un paso al frente con tu pie derecho.

La pareja comenzó a bailar con lentitud por el pequeño espacio, Mientras Naruto los observaba con atención y hacia comentarios divertidos sobre su forma de bailar que los hacían reír.

— Ahora tú. —Rin se posicionó frente al rubio y temeroso, hizo lo que Kakashi le había enseñado, en su primer paso piso a la Comandante.

— ¡Lo siento! —Kakashi soltó una carcajada.

— Dije derecho. —Rin lo miró divertida y volvió a tomar al niño para que volvieran a bailar, aún con todo lo que debían hacer, ellos podían divertirse.

Caminaba con rapidez por los pasillos del Palacio, lo habían llamado de emergencia, diciendo que Hanare necesitaba su ayuda con urgencia. Temió lo peor.
Pero al llegar hasta el salón, se encontró a la princesa y a su madre platicando amenamente.

— Kakashi, sientate con nosotras. —mascullo su madre, él fruncio el ceño.

— Me dijeron que me necesitaban con urgencia. —vociferó.

— Necesitamos saber de que color quieres que sean los manteles de la boda. —murmuró Hanare con una sonrisa.

¿Qué? Kakashi no tenía tiempo para cosas tan triviales, estaba extremadamente ocupado con la coronación, su compromiso y las reconstrucciones en los reinos vecinos para preocuparse por pequeñeces.

— El que elijas esta bien. —le respondió— ¿es todo?

— Oh vamos hijo, sientate un segundo con tu prometida. —sabia que Kushina trataba de acercar a ambos hijos de la corona, pero por el momento, le era imposible tal cosa. La pelirroja seguía siendo la Reina pero Kakashi había tomado sus responsabilidades desde su regreso, sabía que su madre no tenía ánimos de dirigir y que incluso, estar en el palacio representaba un esfuerzo enorme para ella.

Rey de Plata. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora