Capítulo 10 I El Rey va al frente.

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— Solo debe llamar por el intercomunicador y vendré enseguida. —le susurro Kakashi antes de salir de la habitación.

Ella sólo asintió, mientras el Comandante Gai esposaba a Obito y salía de la celda.

— Por si se te ocurre alguna idiotez. —le gruño al Uchiha.

— Tranquilo, no le haré nada.

Cuando por fin se quedaron solos, Rin se mantenía al otro lado del reducido espacio, con los brazos cruzados bajo el pecho y la mirada puesta en el hombre frente ella.

— Habla.

— Sé que te abandone en medio del Campo...

— No es eso por lo que estamos aquí. —lo interrumpió— Dijiste que hablarías sobre el líder del Ejército Akatsuki.

— Y lo haré. Pero primero quiero que me escuches sin que nadie te distraiga de mí. —en el pasado aquello la habría hecho feliz, sin embargo, Obito no sabía que sus noches ya no le pertenecían a él.

— No estoy aquí para explicaciones burdas.

— Como sabes mi tío Fugaku ha liderado la Guardia Militar mucho tiempo. —siguió, ignorando su comentario por completo— Así que cuando me enliste en el Ejército creí que si me esforzaba sería tomado en cuenta para ser su sucesor o al menos su mano derecha.

Obito río con cinismo.

— Al llegar a ser Sargento le pedí que me dejará ascender a su mano derecha, fui el mejor en mi Unidad y estaba completamente listo. Pero Fugaku deseaba que su hijo fuera nombrado Coronel en cuanto él dejará el puesto, estaba tan empeñado en lograrlo que aunque insistí en estar listo, él dijo que no me correspondía tal título y sólo debía obedecer.

— ¿Por qué deseas tanto eso?

— Ser un Uchiha tiene su peso, han sido los mejores miembros de la Guardia los últimos años. —respondió— Enfurecí, estaba listo y Fugaku sólo quería que su sangre siguiera en el frente. Así que tomé una decisión, debía demostrar que era capaz de liderar y ser un gran estratega ¿Qué mejor que siendo un miembro del Ejército enemigo en las narices de mi querido tío?

Rin frunció el ceño, sabía que el azabache deseaba ser algo más que la sombra de su primo pero, ¿era necesario echar todo por lo que había trabajado por la borda? Ahora no tenía ni reconocimiento ni la ayuda del enemigo, que gran decisión ¿no?
Quería preguntarle si todo eso valió la pena, si lo había llenado de satisfacción como presumía.

— ¿Cuál es tu historia con el Capitán Hatake? —dijo en su lugar.

— ¡Ah sí, el Capitán! Es muy guapo ¿verdad? —blasmo, Rin apartó la mirada— Fuimos juntos a la Academia Militar, y quede en su escuadrón cuando fue ascendido a Sargento. Teníamos 6 años.

¡¿Qué?! No era posible, nunca había escuchado que alguien fuera tan joven y ser nombrado Sargento, debía ser mentira; ¿cuánto tiempo llevaba siendo Capitán?

— ¿Sorprendida? No es un secreto para nadie que Kakashi es un prodigio. —blasmo— ¿Por eso te gusta?

— No digas eso. —gruño.

— Oh vamos Rin, no puedes engañarme, no a mi. —de repente su mirada ensombreció ante la respuesta de la castaña.

Sin embargo, Rin no estaba segura de ello. Conocía a Kakashi poco tiempo pero sabia que había sido lo necesario para cautivarla, sin embargo, no iba a admitir nada sin estar segura. 

— Ahora háblame sobre el Líder de tu Ejército.

— Vale, vale. Guardaré tu secreto. —musitó— Ahora terminemos con esto.

[...]

— Estas empeorando. —susurró Tsunade— ¿Has tomado tu medicamento?

— Por supuesto, madre. —respondió Minato con semblante preocupado.
— Quizás sea que no has descansado como es debido. —la rubia miro a su hijo con impotencia, no podía seguir así.

— El enemigo ha retrocedido, es el momento de atacar. —Minato tosió con fuerza, al separarse el paño de la boca este estaba lleno de sangre.

— ¡No puedes seguir así! ¡Debes guardar reposo! —Lo regaño la mujer— Le diré a Kushina lo que pasa.

— ¡No! —gritó el Rey intentando levantarse— Sólo se preocupara, tranquila madre, lo tomaré en cuenta.

— No quiero que lo tomes en cuenta, hijo. Quiero que lo hagas.

— Minato, obedece. —en el umbral, Jiraiya miraba a su hijo con tristeza, él no tenía que pasar por eso si tan sólo hubiera aguantado un poco más.

— Padre, usted no... No se preocupe por mi estaré bien. —el mayor se acercó a su primogénito y le puso una mano en el hombro.

— Minato, no te sobresfuerces sé que deseas que todo esto termine pero tu salud es primero, no cometas el mismo error que yo.

El joven Rey miro a sus padres un instante. ¿Cuánto no había sufrido él al ver a su padre postrado en una cama? Muriendo. Tan delgado y con la piel pálida.
El ver a su madre desesperada por saber cómo salvar a su marido, sólo era un joven de 20 años y debía tomar el lugar de su padre sino quería que acabase muriendo, lo habría hecho de todos modos pero ahora era tan diferente y es que no deseaba que su esposa e hijo tuviesen que pasar por la misma pesadilla.
De ninguna manera.

— Prometo que lo intentaré. —respondió, tratando de calmar los corazones de sus padres.

Jiraiya suspiro.

— Supongo que es todo lo que puedo obtener. —abrazó a su hijo, rogando porque no se viera en la misma situación que él.

— Por favor, tomate tus medicamentos. —rogó Tsunade— Y si sientes dolor llámame inmediatamente.

— De acuerdo.

La puerta se abrió de golpe, revelando a la Reina y el Príncipe con una sonrisa en su rostro.

— ¡Abuelito! —gritó Naruto, corriendo hasta él y dándole un fuerte abrazo.

— No sabía que estaban aquí. —musitó Kushina, abrazando a su suegra— ¿Por qué no le dijiste, cariño?

Minato sonrió a su esposa, tratando de encontrar una excusa.

— En realidad, he venido para ver cómo va la Reunión con las 5 grandes Naciones. —Jiraiya le dirigió una mirada a su hijo.

— ¡Abuelito! ¿Pelearas contra mí? ¿Me entrenaras? —blasmo Naruto esperando una respuesta.

— ¡Claro! ¿Por qué no?

— Cielo... —gruño la rubia— No te esfuerces y Naruto, si ves a tu abuelo cansado o algo por el estilo llámame.

— Claro, abuelita.

Ambos salieron de la habitación corriendo, riendo entre ellos, Tsunade sonrió con ternura ante la escena.

— Ahora Kushina, debo decirte algo.

— Madre, por favor no... —suplicó el rubio.

— ¿Qué ocurre? —la pelirroja intercambio la mirada entre madre e hijo.— Minato, ¿Qué pasa?

Antes de que el Rey pudiese responder, Kakashi irrumpió en la habitación.

— Lady Tsunade, yo no sabía que está aquí. —se disculpó haciendo una reverencia.

— Hola Kakashi. —saludó— ¿Desde cuándo la formalidad?

— Lo lamento, yo... mi Rey encontramos la ubicación del líder del Ejército Akatsuki.

Minato se levantó de golpe y cruzó la estancia de dos pasos antes de salir junto a Kakashi.

Kushina tenía un mal presentimiento.

Tsunade sabía lo que pasaría y la llenó de angustia el acto de su hijo.

— Kakashi, prepara todo. Saldremos al atardecer.

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