Capítulo 34 I ¿Qué pasó?

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Rin sabía que no había estado viviendo, no hasta ese momento cuando volvió a ver a Kakashi, de pie frente a ella, quitándose las esposas y su rostro volteado a tres cuartos hacia ella. Sabía que la vida que llevaba —monotona y solitaria— no era nada hasta ese momento, cuando lo tuvo cerca y su corazón se agitó con violencia y sonrió involuntariamente, todo lo anterior no era nada sin Kakashi.

Así que se acercó a él, dispuesta ha abrazarlo con fuerza y decirle lo mucho que lo había extrañado, que aún soñaba con sus ojos y lo único que deseaba era volver. Pero su voz la detuvo.

—¿Dónde está mi madre? —se volteó a verlos, tenía el rostro intacto y el cuerpo hecho añicos.

—Yamato se la llevó a un lugar seguro. —respondió Obito.

—Bien, quiero que revises el palacio y captures a los enemigos. —el azabache asintió— Gracias por volver.

Obito sonrió, antes de salir de ahí dejando a Kakashi y a Rin sólos.

Estaban a un metro de distancia, mirándose fijamente el uno al otro. Pero Rin no podía moverse, estaba demasiado eclipsada por él.

—Sabía que Obito traería ayuda, sabia que te traería a ti. —musitó Kakashi y una sensación cálida se instaló en su pecho.

—No iba a dejarte sólo. —susurró.

<<No a ti.>> pensó.

—Después de lo que paso, no estaba seguro de que vinieras. —confesó él— Me alegra ver que me equivoqué.

Quizás si Kakashi fuera alguien común no habría vuelto, sin embargo, el platino era inolvidable.

—No pude prevenir lo que paso, pero al menos esta vez tuve oportunidad de intervenir. —ella cerró los ojos y sonrió— Aunque parece que tienes todo bajo control.

Él miró al hombre inconsciente a sus pies, y luego las esposas.

—No podía arriesgarme a que le hiciera algo a mi madre, debía asegurarme que estuviera a salvo. —dijo— En cuanto escuche los disparos supe que ya no había nada de que preocuparme.

Un golpe en la nuca fue suficiente para derrotar a Danzo, el hombre era mayor y no tenía oportunidad contra el poderoso príncipe.

Rin asintió.

—Quería volver a verte. —dijo ella sin pensar,— saber que estabas bien.

Kakashi sólo reparó en la castaña un instante antes de dar un pasó y desplomarse en el suelo, la pérdida de sangre empezaba ha cobrarle factura. Rin corrió hasta él, sin embargo, el platino la detuvo.

—No necesito que me levantes. —gruño, incorporándose nuevamente— Estoy bien.

—¿Cómo puedes decir eso? Estás mal herido.

—Estoy bien. —repitió, tratando de calmar el corazón de la Nohara— Yo también quería verte.

Y con esas palabras, todo a su alrededor se disipó, fue como un golpe de esperanza que le recordó que todo iría bien, mientras estuviera a su lado.

Sin duda, las palabras más dulces que le habían dicho en mucho tiempo, tanto que se le saltaron las lágrimas.

—Príncipe Kakashi. —mi querido príncipe. Se limpió las lágrimas con rapidez.

—Ya no hay enemigos, su Alteza. —interrumpió Obito abruptamente.

Kakashi se separó de ella y todo volvió a tener los matices de la realidad.

Rey de Plata. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora