Capítulo 20 I El canto de la victoria.

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No recordaba la última vez que había tenido paz. La guerra llevaba tanto tiempo con ella, que se había convertido en una compañía constante en su vida y ahora que finalmente ya no estaba, debía celebrarlo.

— ¿Una celebración? —mascullo su marido mientras dejaba las cartas en la charola a su lado.

— Exactamente, ¿no crees qué sería  bueno celebrar algo que nos a costado tanto conseguir? —Kushina estaba decidida,— Además, debes hacer la proclamación al pueblo, ¿qué mejor forma que con una fiesta?

Minato hizo un gesto de desaprobación, no era algo que deseará, ahora sólo quería calma. El Rey hizo un gesto al sirviente para que se llevará las cartas hasta su despacho y cuando este salió, Kushina se puso de pie.

— Se que no es algo que te guste pero debemos recompensar a nuestro pueblo y a nuestros aliados por su cooperación, han sacrificado tanto como nosotros y creo que algo así puede ayudarlos a creer que todo a válido la pena. —ella misma lo deseaba con  desesperación— Después de todo, aún debes explicarles a las Naciones Aliadas como es que derrotaste a Madara.

La pelirroja observó a su marido suspirar y supo que había ganado, podrían haber estado así todo el día.

— De acuerdo. —accedió el rubio— Pero de una vez te digo que no planeó involucrarme en la preparación de esa dichosa celebración.

La Reina abrazó a su marido con fuerza, sólo quería disfrutar un momento ha su lado y regalarle un poco de felicidad.

— Gracias, cariño. —le dio un beso en los labios y se separó de él.

Aunque podría estar toda su vida rodeada de los brazos de Minato, debía ponerse en marcha si deseaba acabar antes de la llegada de sus aliados.

— Supongo que llevaré a Naruto a los puertos conmigo. —musitó el rey.

— Yo también iré con ustedes, hay muchas cosas que hacer allá.

Ambos se disponían a salir del comedor cuando Gai entró con un radio en mano.

— Buenos días, Majestades. —saludó— Mi Rey, tiene una llamada.

Minato asintió y tomó el aparato. Kushina se disponía a salir de ahí cuando el azabache la detuvo.

— Creo que también le concierne a usted, Señora.

— ¡Hey! Creí que jamás llamarías. —una sonrisa se le dibujo en el rostro al rubio, entonces la pelirroja supo perfectamente quien era.

— Creo que tardará un poco, será mejor que empiece con mis tareas. —Gai asintió— Llámame cuando terminé, yo también quiero hablar con él.

— Por supuesto.

Quizás por eso Minato se negaba a celebrar, aún faltaba él. Aún faltaba su otro hijo.

[...]

La ciudad se había convertido en un lugar lleno de color. La Reina se había esmerado en organizar el "Festival de la Victoria", que llevaba días en plantación y hoy finalmente, se llevaba a cabo.
Las calles estaban llenas de puestos de comida, juegos y música que acompañaba tu estadía. Rin sólo podía observa a la pareja real deambular con el lugar con una sonrisa, en especial la Reina, quien arrastraba al monarca por los puestos y Minato sólo podía sostener su corona con fuerza, temiendo que su esposa lo tirará tan fuerte que se le cayera.

— Su Majestad, pruebe esto por favor. —un hombre mayor les tendió un plato de cordero con arroz a la singular pareja.

— ¡Mira Mina, se ve delicioso! —exclamó la pelirroja y tomó un pequeño pedazo y se lo dio a su marido en la boca.

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