— ¿Qué? ¿Él hizo eso? —preguntó el Rey sorprendido.
— Efectivamente. —respondió— No pasó nada más, pero está deseosa por ayudar.
Minato asintió.
— Pero ella no puede dejar su puesto e interrogar a Obito, la pondría en peligro.
— Lo sé.
Minato suspiro, mirando la ventana de su despacho, esa chica era una soldado sin duda, pero tenía más deseos de luchar que nadie y parecía estar dispuesta a arriesgar lo poco que le quedaba por ello.
— Bien, si Obito habla avanzaremos más rápido —miró a Kakashi— Tendrás que ayudar en esto.
— Con todo respeto, no dejaré mi puesto, Gai se encargará. —ante aquello, el Namikaze río.
— Tendrás mucho tiempo para cuidarme, Kakashi, ahora te necesito ahí. Sé que Gai podría hacerse cargo pero es importante la sutileza en este caso, obedece.
Deber o no, era una orden.
— Si, mi Rey.
Minato sonrió complacido.
— Bien, nos están esperando.
El Rey salió de su despacho con paso firme. Minato nunca se equivocaba.
Naruto esperaba a su padre tras la puerta con una alegre sonrisa.— Naruto, ¿estás listo? —preguntó el rubio acariciando el pelo de su heredero.
— ¡Si, por supuesto'ttebayo! —blasmo con júbilo— Pasearemos todo el día, ¿cierto?
— Si, pero recuerda eres Príncipe y debes aprender a cuidar a tu pueblo.
El pequeño rubio asintió.
— ¡Seré un gran Rey como tú, padre! ¡Estarás orgulloso de mí!
— Ya lo estoy, Naruto.
Si había algo de lo que nadie podía dudar, era que Minato amaba a su familia, eran su adoración y estaba a renunciar a su corona si era necesario.
Kakashi se mantenía al margen ante la imagen, quería a Naruto como un hermano y había estado tanto tiempo en ese Palacio que ya era su hogar, sin embargo, aún creía que su presencia manchaba una imagen íntima aunque Minato solía decirle lo contrario.
— En cuanto tu madre este lista nos iremos.
— Bien, iré con ella.
Y sin más desapareció.
— Aún tenemos tiempo, muestrame lo que has conseguido.
Kakashi asintió, a pesar de ya no estar al frente él seguía siendo quien guiaba las tropas y lo que consiguiera significaba la victoria o el morir en el intento.
[...]
Rin no había podido dormir muy bien y tras su desayuno, se le había ordenado ir a entrenar junto al Comandante Gai, nunca creyó que sería tan agotador.
— ¡Vamos Comandante, aún le faltan tres vueltas! —grito el azabache junto a ella, ¿era una máquina ese hombre?
— ¿Siempre es así?
— ¿Yo? ¿O el entrenamiento? —bromeó.
— El entrenamiento. —respondió sin aliento.
— No, debe ser diferente cada día sino se acostumbrara.
<<Eso es lo que deseo.>> pensó.
— ¡Será mejor que se mueva!
Tres horas habían pasado desde entonces y Gai estaba tan fresco como una lechuga, ahora sentada en uno de los jardines junto a los demás soldados se dio cuenta de algo.
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Rey de Plata.
Fanfiction"Juro solemnemente que daré mi vida por mi Rey y mi país, sin importar las circunstancias y la adversidad, si mi Rey esta a salvo, abre cumplido mi palabra." Después de un secuestro que la ha destruido por completo, la Comandante Rin Nohara es lleva...